
La creciente en el Sur de la provincia - aunque el Paraná no haya superado todavía el nivel de alerta en el puerto de Esquina - se siente con fuerza en el ámbito rural. Docentes de la Extensión Áulica Guayquiraró proponen una colecta solidaria para ayudar a los jóvenes a concurrir con calzados apropiados.
“No faltan nunca, son chicos buenos, quieren aprender. Por eso queremos ayudarlos. Se viene el invierno y los estudiantes de nuestra escuela son alumnos de familias muy humildes. Proponemos una colecta de abrigos y calzados, en especial botas de goma”, resumió en diálogo con época Irene Fabio.
La docente, que hasta hace poco tiempo dictaba las materias de Historia y Geografía en la escuela, ahora es la docente tutora y ejerce las veces de directora del establecimiento ubicado en la sexta sección rural de Esquina.
El impacto del fenómeno climático de “El Niño”, que azotó a todo el departamento durante un mes (entre marzo y abril) el año pasado, todavía se siente con fuerza en esa parte del interior profundo.
Aunque por un tiempo el nivel de los cauces de agua que los circundan había descendido, ahora - con las precipitaciones intensas de los últimos meses -volvieron a cargarse de agua. Y mientras que las obras financiadas por la nación luego de intensas gestiones del Municipio esquinense y del Gobierno Provincial para canalizar los arroyos obstruidos está en marcha, son varios los lugares donde el agua no entiende de caminos y obstruye el paso de los vecinos de la zona.
Entre esos pobladores están los estudiantes, quienes - por no perder clases y también por no quedarse sin la leche que ofrece el establecimiento - utilizan canoas para atravesar el tramo del camino que se volvió a cortar por el agua. En otros casos, los jóvenes se quitan sus calzados y atraviesan caminando y vadeando el surco del arroyo.
“Se podría desviar, pero el camino se haría mucho más largo. Había una parte que tenía un puente y se lo llevó el agua. Comenzamos a ver que los estudiantes se engripaban y empezamos a averiguar. Nos dimos cuenta que algo pasaba”, relató la directora.
Así, el cuerpo docente de la escuela tomó conocimiento de la situación y pudieron ver las fotos que se tomaban los alumnos en la hazaña cotidiana de ir a clases a pesar de las dificultades.
“Es doloroso para nosotros, porque vemos que los chicos cumplen todos los días. No nos querían contar cómo hacían para seguir viniendo, hasta que nos mostraron las fotos”, relató Fabio. Y a pesar de la consideración de la institución para no computar las faltas cuando el clima es muy adverso y la intransitabilidad de los caminos impide a los alumnos concurrir, son los chicos los que no quieren faltar.
Se trata de 115 alumnos matriculados en el establecimiento, de los cuales al menos 30 de ellos son quienes viven en zonas más alejadas y necesitan atravesar el Guayquiraró desbordado cada día.
Desde que iniciaron la campaña en Esquina, consiguieron recolectar donaciones solidarias de seis pares de botas de goma, pero necesitan todavía al menos 24 pares más. Los talles más requeridos son 39, 40 y 41, ya que se trata de jóvenes que asisten al secundario.
“Se unen varios factores que acentúan la vulnerabilidad de estas familias. Y son los jóvenes con quienes trabajamos a quienes queremos impulsar que continúen con su motivación para estudiar. Hay otro grupo que atraviesa otra zona también complicada, porque hay un puente que está en riesgo. Ya hablamos con los padres, que tengan cuidado por que podría ser peligroso para los chicos”, explicó la docente.
Así, son más de 100 jóvenes los que desean ayudar los maestros a través de la colecta solidaria de botas y abrigos.
“La inundación del año pasado afectó mucho a las familias. Hubo zonas donde el agua subió hasta un metro y medio y muchas familias se quedaron sin casas. Desde entonces trabajamos con la escuela para recaudar cosas a beneficio de los chicos”, detalló Fabio.
Además de la mercadería, remedios y ropa que lograron reunir y distribuir en estos últimos meses, la directora aseguró que todavía sigue presente la necesidad.
“Son personas de campo, con los valores de antes. Uno entra en el salón y se paran todos a saludar al docente. Quieren estudiar, aprender, saber más”, aseguró al final. Diario Época