
(IMÁGENES) Cientos de feligreses, especialmente de los grupos de catequesis de todas las parroquias y capillas, participaron de la celebración eucarística y procesión de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el sábado a la tarde a partir de las 15. Esta fiesta conmemora la institución de la Eucaristía, que Jesús realizó en la Última Cena y que constituye el centro de la liturgia y del culto de la Iglesia católica. Presidió el Vicario General de la Diócesis de Goya, presbítero Juan Carlos López.
En la fiesta del Corpus Christi, la Iglesia de Goya, como todos los años celebra con solemnidad, en una gran concentración central, a nivel ciudad, en un altar construido frente a la Plaza Mitre sobre calle Belgrano.
Junto al padre Juan Carlos López concelebraron los sacerdotes Tomás von Schulz, José María Benítez, Lisandro Daniel Pittón c.s.s.r. y Ariel Gimenez, los diáconos José Castillo, Jorge Fouine y Armando Leguizamón. La ofrenda, todos los años, se destina a la Pastoral Penitenciaria y consistió en elementos de higiene y aseo personal.
El padre Juan Carlos López, en su homilía relacionó la “alianza de amor en el matrimonio y la alianza que el Señor hace con su Pueblo”, destacando la significación de la solemnidad y remarco que los textos bíblicos «Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer… No olvides al Señor, que te alimentó en el desierto con un maná» (Dt 8,2.14.16) —dijo Moisés al pueblo.
«Hagan esto en memoria mía»—dirá Jesús a nosotros—. El «pan vivo que ha bajado del cielo» es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y tangible, la historia del amor de Dios por nosotros.
FRANCISCO
El Santo Padre recordó, en su homilía, en este año, que la Eucaristía “es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y tangible, la historia del amor de Dios por nosotros”.
Más adelante, dijo este sacramento “es nuestra fuerza, el apoyo para nuestro caminar. Por eso, nos hace tanto bien el memorial eucarístico: no es una memoria abstracta, fría o conceptual, sino la memoria viva y consoladora del amor de Dios”.
Finalmente, el Papa pidió que “viviendo la Eucaristía, adoremos y agradezcamos al Señor por este don supremo: memoria viva de su amor, que hace de nosotros un solo cuerpo y nos conduce a la unidad”.