Aunque muchas veces pasan desapercibidos, hay comportamientos que repetimos a diario y que, sin saberlo, podrían estar afectando negativamente nuestra salud.
A continuación, te compartimos cinco prácticas habituales que probablemente estás llevando a cabo sin cuestionarlas, pero que podrían estar perjudicando tanto tu cuerpo como tu mente.
CUÁLES SON LOS CINCO HÁBITOS QUE DEBÉS CAMBIAR PARA MEJORAR TU SALUD
Las acciones cotidianas a considerar son las siguientes:
* No renovar las sábanas cada semana: "Los microorganismos como bacterias, hongos y parásitos pueden sobrevivir fuera del cuerpo. Si permanecen en la ropa de cama, se convierten en un foco de infecciones", advierte la dermatóloga Rita García Díaz, del área de Dermatoestética de Halitus Instituto Médico. Lo ideal es establecer un día fijo para reemplazar las sábanas, higienizarlas correctamente y desinfectar el colchón.
* Usar una afeitadora vieja o en mal estado: Cuando la cuchilla está desgastada u oxidada, afeitarse se vuelve ineficaz. Es necesario pasarla varias veces con presión, lo que termina provocando irritación, cortes y posibles infecciones en la piel. La recomendación es utilizar siempre una afeitadora limpia, en buen estado y seguir la dirección del crecimiento del vello.
* Almorzar rápido y en soledad: "Comer acompañado mejora la calidad de la alimentación, mientras que hacerlo de forma apurada y sin compañía suele empeorar los hábitos alimenticios", señala Lucía Molina de Halitus Instituto Médico. Reservá entre 15 y 20 minutos para disfrutar tus comidas con calma, ya sea en el trabajo o en tu casa.
* Salir al trabajo sin cepillarte los dientes: "Esto permite que la placa bacteriana se acumule durante todo el día, generando riesgo de caries, gingivitis y otras afecciones periodontales", explica la odontóloga Laura Santamarina, de la Asociación Odontológica Argentina. Nunca olvides cepillarte al comenzar el día: es clave para la salud bucal y el bienestar general.
* Acostarse con maquillaje en la cara: Además de dejar la piel expuesta a impurezas, impedís que el proceso natural de renovación celular ocurra correctamente. Es fundamental realizar una limpieza facial diaria, tanto al despertarte como antes de dormir. Puede utilizarse jabón, gel o agua micelar. También es recomendable realizar una limpieza profunda mensual con una profesional de la estética.