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Internacionales

Friedrich Merz: un hombre fuerte de derecha para Europa

Con sus luces y sombras, Angela Merkel dejó a su salida del Gobierno alemán una Europa un tanto huérfana de liderazgo. Su mando de centro-derecha, lejos de quimeras ideológicas más allá de la fidelidad a la democracia y la Constitución, había generado durante 16 años consecutivos una sensación de estabilidad. Quizá fuera una falsa sensación, visto a toro pasado, pero resistió incluso las peores crisis de principios de siglo.La historia ha seguido su camino, aquellas crisis han dejado paso a otras, si cabe más acuciantes, y Europa continúa a la espera de una gran figura política capaz al mismo tiempo de placar las derivas populistas a uno y otro extremo y de gestionar una nueva y peligrosa situación económica y de seguridad. Un mandatario con la suficiente credibilidad como para orientar a Europa con garantías, en su nuevo papel en el mundo. Por el peso de Alemania en la UE, se espera que esa figura surja de la política alemana. Y, como contrapeso de equilibrio al progresismo liberal de Macron, se espera que surja de la derecha.Todas las miradas están puestas en Friedrich Merz , ganador de las elecciones anticipadas de febrero y que asumirá el cargo de canciller alemán en la semana entrante. La pregunta sobre si será Merz ese hombre fuerte conservador con la suficiente influencia como para insuflar cordura y buena gestión a una Europa que arrastra un déficit de unidad y credibilidad entre sus propios ciudadanos, está ya a medio responder. Lo único indiscutible es que llega dispuesto a derribar tabúes y a propagar un efecto revulsivo desde el primer día.Noticia Relacionada estandar Si Primeros signos de relajación entre Trump y Alemania Rosalía Sánchez Merz aseguró que, a 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. sigue siendo un «amigo indispensable y socio» de BerlínEl futuro jefe de la Cancillería, Thorsten Frei , ha adelantado el establecimiento controles en las fronteras exteriores de Alemania «desde el primer día», con el fin de limitar la inmigración ilegal de manera efectiva y rápida. «Cualquiera que intente entrar ilegalmente en Alemania debe esperar que la frontera alemana sea el final de su viaje a partir del 6 de mayo», ha dicho en un lenguaje inéditamente crudo. Estos rechazos en la frontera pondrían fin a la realidad de la inmigración europea tal y como la conocemos.Naturalmente, los países vecinos están protestando por una medida unilateral e incorrecta, en términos políticos. Pero una de las características de Friedrich Merz es que sus parámetros de la corrección política son diferentes a los que hemos visto hasta ahora en Alemania. Se ha saltado a la torera tradiciones como ceder la cartera de Exteriores al socio menor de la coalición o hacer figurar en su gabinete a ministros procedentes del mayor número posible de los Bundesländer, como marca el rito federal. No le ha importado nombrar más ministros que ministras, ni mantener contactos con varios jefes de gobierno europeos con el todavía canciller en funciones Olaf Scholz de cuerpo presente, algo que jamás habría osado hacer ninguno de sus predecesores.Otra de sus medidas estelares, puesta en marcha incluso antes de formar gobierno y con el polémico apoyo parlamentario de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), ha sido una reforma de la Ley Fundamental que permitirá una deuda ilimitada para invertir en Defensa. Merz se ha cargado de un solo golpe la sacrosanta devoción alemana a la estabilidad presupuestaria y el tabú contra el rearme.Para Merz, la derecha es la CDU y se propone marcar territorio como estrategia para, precisamente, fortalecer a la derechaSegún los cálculos del think tank Bruegel, la deuda alemana aumentará hasta alrededor del 90% del PIB desde el 60% actual. Esta iniciativa muestra su decisión de hacer de Alemania y de Europa una potencia de Defensa, para lo que cuenta con la complicidad del socialdemócrata Boris Pistorius en esa cartera. Y no debe llamar a engaño le citado roce coyuntural con AfD. A pesar de que en su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), se ha abierto un debate sobre cómo actuar en adelante con un partido que es la primera fuerza de la oposición y la primera en las encuestas de intención de voto por momentos, Merz ha fijado como una de las principales metas de esta legislatura poner freno al ascenso de la extrema derecha en Alemania. «Los conservadores alemanes nunca pactaremos con la ultraderecha», ha reiterado una y otra vez.Para Merz, la derecha es la CDU y se propone marcar territorio como estrategia para, precisamente, fortalecer a la derecha. Esta negativa tan clara disgusta a alguna de las \'familias\' que componen la CDU, pero esa es otra de las características de Merz: lo que pasa en el partido le importa relativamente poco. «Dese Adenauer hasta Merkel, esto no había pasado jamás», se ha quejado Dennis Radtke , del ala obrera de la CDU, tras constatar que no habrá ni un solo representante de esta división del partido en el nuevo gobierno.Merz se fía sólo de un estrecho grupo de hombres de confianza, fieles en sus peores tiempos de fracaso en el partido. Al resto los arrastra desde la empresa privada. Quiere gestión y solvencia por encima de ideología. Su ministro de Agricultura, Alois Rainer , es un carnicero de formación. Está fichando colaboradores entre el personal de Deutsche Bank, Deutsche Telekom y su portavoz procederá de \'Süddeutsche Zeitung\', diario progresista de Múnich.Quiere gente que sepa mucho de aquello que se trae entre manos y también obediente. No es desapego a la ideología conservadora, sino la seguridad de un hombre hecho a sí mismo, que ha triunfado como empresario y que no está dispuesto a depender de un partido. «Quiere sobre todo un Gobierno capaz de actuar y de hacerlo bien», juzga el politólogo Uwe Jun . En Exteriores, se fía de los contactos directos con otros líderes globales, a los que quiere hablar sin pelos en la lengua. «Hemos sido los gorrones de los estadounidenses durante demasiado tiempo», está dispuesto a admitir ante Donald Trump , al que propondrá una política mutua de aranceles cero. Su ministro de Exteriores y su portavoz son dos experimentados atlantistas.Con esta especie de república apolítica, pero direccional, pretende que Alemania y Europa retomen el control. «No hay emoción tan explotada por los radicales en estos tiempos de crisis como la sensación de pérdida de control», anota el consultor político Johannes Hillje , que señala que los europeos necesitan recuperar una nueva iniciativa política y una retórica emocional correcta. Cree que Merz tendrá éxito si «gana confianza, si destierra la sensación de ser juguetes del cambio y transmite a los ciudadanos que tiene su destino en sus propias manos».

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