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Sociedad Arnold busca hogar

Arnold, un perro en silla de ruedas que sobrevivió al maltrato y ahora busca hogar

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Crédito: 127520

El can tiene fractura de la columna que le provocó la pérdida de la sensibilidad en sus patas traseras. Fue encontrado en una zona rural cerca de Colonia Pando, sin poder caminar y con serias heridas. Hoy gracias a Davina, una joven estudiante de veterinaria, se encuentra recuperado.

 

Pasaron unos minutos de las dos de la tarde y los rayos de un tímido sol de invierno asoma en la plaza Libertad. Por las diagonales de este espacio público se lo divisa a Arnold, un perro que, por una fractura de la columna, perdió la sensibilidad en las patas traseras y utiliza un equipo adaptado para movilizarse. 

 

Es una mascota de unos dos años, amable, adaptada a su silla de ruedas y todavía se encuentra en adopción. Es de color marrón claro y su pelaje brilla, quizás más que ese sol de temporada. “Casi un Labrador”, dirá quien lo rescató en ese momento.

 

Para el paseo del día eligió un chaleco rojo oscuro y lleva un collar verde antipulgas y garrapatas. A pesar de la disminución de movimientos propias de su lesión, corretea, juega y cada tanto se lo escucha ladrar para interrumpir la entrevista y llamar la atención de las personas que se abren paso por la plaza. 

 

 

Parte de la historia del can comienza aquel 8 de julio del 2019, fecha en la que Davina Bolo lo encontró con graves lesiones en una fiesta rural cerca de Colonia Pando. Oriunda de Saladas, la estudiante de 5º año de la Facultad de Ciencias Veterinaria lo rescató y se lo trajo a Corrientes. “Por las heridas que tenía calculamos que estuvo bastante tiempo arrastrándose por el lugar”, recuerda.

 

Cuando llegó fue sometido a diversos tratamientos y curaciones en la Facultad de Veterinaria que le permitieron recuperarse. ¿Qué le pasó en la columna? Los profesionales que trabajan en esa casa de estudios no pudieron darle precisiones, solo le aseguraron que aunque lo operen no podría volver a caminar con sus cuatro patas.

 

Es así que se dispuso a no abandonarlo a su suerte y consiguió la silla de ruedas. Lo llevó a su departamento, un monoambiente al que Arnold lo tomó como su propio hogar. La adaptación fue paulatina y hoy ya sube solo al ascensor, al que antes le temía. Por las noches deben vendar sus patas, con una curación previa a base de azúcar, agua oxigenada y pervinox. “El azúcar es bueno para la cicatrización”, comenta la joven.

 

Arnold tiene la costumbre de salir “con su carrito”, al menos, unas cinco veces al día, cuenta Davina, mientras también se ocupa de su otra mascota, Simur, un Doberman Pinscher. Se hicieron amigos. 

 

“Tengo una carga horaria muy apretada, así que cuando tengo un recreo en la facultad, agarro la bici y vuelvo a casa para sacarlos a pasear”, afirma la dueña y precisa que antes de dormir Arnold “usa pañales porque no controla esfínter”.

 

La entrevista va llegando a su fin y tras más de una hora de distracción Arnold tiene que recorrer unas cuadras para volver al departamento. “Todavía sigue en adopción, pero desde que su foto fue publicada no me llamó nadie”, dice Davina, antes de la despedida.

 

 

HOGAR DE TRÁNSITO

El departamento de Davina actúa como un hogar de tránsito. Todavía le busca una casa mucho más amplia para que el perro tenga un lugar donde pueda tener el espacio que necesita.

 

La foto de Arnold fue viralizada por la organización “Huellitas Corrientes” pidiendo una adopción responsable. “Quizás la gente piensa que por su discapacidad Arnold genera más trabajo, pero no es así; solo tiene que tener un espacio más amplio y sus salidas”, finaliza.

 

Aquellos que estén interesados en adoptarlo, pueden contactarse con Davina al 3782-518720. 

 

ellitoral

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