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Policiales

Revelaron detalles macabros del brutal homicidio de una beba

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Crédito: 143026

Es un caso de Bella Vista en el que está siendo juzgada María Elízabeth Insaurralde, madre de la criatura. Ayer declararon forenses.


Ayer se pro­du­jo la ter­ce­ra au­dien­cia del jui­cio con­tra Ma­ría Elí­za­beth In­sau­rral­de, una jo­ven de Be­lla Vis­ta quien es­tá sien­do juz­ga­da por el ho­mi­ci­dio de su be­ba, ul­ti­ma­da al po­co tiem­po de na­cer y cu­yo ca­dá­ver fue guar­da­do en un ro­pe­ro. En la re­cien­te au­dien­cia de­cla­ra­ron los mé­di­cos fo­ren­ses, quie­nes re­a­li­za­ron la au­top­sia al ca­dá­ver de la in­fan­te re­cién na­ci­da.


Se­gún la acu­sa­ción con­tra la mu­jer que fi­gu­ra en la ele­va­ción a jui­cio, du­ran­te el 16 de oc­tu­bre del 2018, la mu­jer dio a luz en su vi­vien­da en Be­lla Vis­ta, tras lo cual con una ti­je­ra cor­tó el cor­dón um­bi­li­cal lo que pro­vo­có “el des­ga­rro de te­ji­dos y va­sos san­guí­ne­os por arran­ca­mien­to”.


Pos­te­rior­men­te se di­jo que la cria­tu­ra, que lle­gó a las 40 se­ma­nas de ges­ta­ción, fue gol­pe­a­da “con o con­tra un ob­je­to du­ro y ro­mo”. An­te ello se pro­du­jo la muer­te, que ocu­rrió a ra­íz de un gra­ve trau­ma­tis­mo crá­neo en­ce­fá­li­co.


Pos­te­rior­men­te la mu­jer se di­ri­gió ha­cia el hos­pi­tal de la lo­ca­li­dad, ya que su­fría una im­por­tan­te he­mo­rra­gia.


Lue­go de ser exa­mi­na­da, con to­tal sor­pre­sa los mé­di­cos ad­vir­tie­ron que la jo­ven pre­sen­ta­ba un cor­dón um­bi­li­cal y una pla­cen­ta a pun­to de ser ex­pul­sa­dos.


Así es que ese mis­mo dí­a, agen­tes po­li­cia­les fue­ron has­ta la vi­vien­da de la mu­jer, por ca­lle Pa­ra­ná al 1600, en la que fue en­con­tra­do un hom­bre iden­ti­fi­ca­do co­mo G. I., quien de­jó que los po­li­cí­as in­gre­sen a la ca­sa.


“Pri­me­ro ac­ce­die­ron a una cocina-­comedor, lue­go por me­dio de un pa­si­llo se ob­ser­vó un ba­ño ins­ta­la­do; se­gui­da­men­te vie­ron una ha­bi­ta­ción que se en­con­tra­ba di­vi­di­da por un ro­pe­ro”, se sos­tu­vo en el in­for­me re­a­li­za­do en la opor­tu­ni­dad.


Allí los uni­for­ma­dos ob­ser­va­ron un char­co de san­gre y un pe­da­zo de cor­dón um­bi­li­cal.


Es así que lue­go de abrir la puer­ta del mue­ble, ha­lla­ron el ca­dá­ver de la be­ba en­vuel­to en una cam­pe­ra.


Tam­bién se en­con­tra­ron res­tos de san­gre en una fra­za­da, en un col­chón de una pla­za que es­ta­ba en­ro­lla­do y en una pe­que­ña ti­je­ra, lo que ali­men­tó la hi­pó­te­sis de que con es­te ele­men­to se pro­du­jo el cor­te del cor­dón um­bi­li­cal.


Ayer, de­cla­ra­ron los mé­di­cos fo­ren­ses que co­men­ta­ron so­bre los re­sul­ta­dos de la au­top­sia.


Se­gún se in­for­mó a es­te me­dio, los pro­fe­sio­na­les in­di­ca­ron que en re­a­li­dad el cor­dón no fue cor­ta­do si­no que más bien fue arran­ca­do lo que, su­ma­do a las le­sio­nes en la ca­be­za y otras par­tes, dio la idea de que la be­ba fue “re­vo­le­a­da”, has­ta que el cor­dón se cor­tó por la iner­cia.


Si bien en la aper­tu­ra del jui­cio la mu­jer se ne­gó a de­cla­rar, se su­po que en la eta­pa in­ves­ti­ga­ti­va ha­bría sos­te­ni­do de que na­da re­cor­da­ba y que se des­ma­yó por la pér­di­da de san­gre.


En la pes­qui­sa no se pu­do sa­ber quien era el pa­dre de la cria­tu­ra ul­ti­ma­da.


En tan­to el exes­po­so de la mu­jer, con quien tie­ne una ne­na de nue­ve años, de­cla­ró co­mo tes­ti­go y en­tre llan­tos in­di­có que la ciu­da­da­na es una bue­na ma­dre. Asi­mis­mo opi­nó que no la cree ca­paz de ma­tar. Tam­bién co­men­tó que ig­no­ra­ba que es­ta­ba em­ba­ra­za­da o en pa­re­ja.

 

Po­lé­mi­ca por la pren­sa


Tam­bién se co­men­tó que la de­fen­sa de la im­pu­ta­da se que­jó de que tras­cen­die­ron fo­tos de la mu­jer en la pren­sa, y que afec­ta la ima­gen de ella an­te su hi­ja. An­te ellos, los abo­ga­dos pi­die­ron a los jue­ces que les qui­ten a los pe­rio­dis­tas pre­sen­tes las cá­ma­ras pa­ra po­der to­mar imá­ge­nes. El fis­cal se ne­gó a es­to, por lo que los jue­ces del Tri­bu­nal Oral Pe­nal Nº2 pa­sa­ron a de­ba­tir.


Lue­go de es­tar reu­ni­dos ca­si 20 mi­nu­tos, es­tos re­cha­za­ron la so­li­ci­tud por lo que la co­ber­tu­ra del de­ba­te oral y pú­bli­co se hi­zo sin más in­con­ve­nien­tes. Época 

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