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Insólito: Robó una moto a mano armada pero por accidente se autodisparó

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Crédito: 139161

Aun la­drón le sa­lió to­do mal ayer cuan­do in­ten­tó ro­bar una mo­to a ma­no ar­ma­da: no pu­do con­cre­tar su co­me­ti­do y, pa­ra col­mo, se au­to­le­sio­nó por ac­ci­den­te con la pis­to­la con la que ame­na­zó al due­ño de la mo­to. La in­só­li­ta his­to­ria se re­gis­tró du­ran­te la tar­de en la ciu­dad de Co­rrien­tes.


Des­de la ofi­ci­na de re­la­cio­nes po­li­cia­les se ex­pli­có có­mo fue la se­cuen­cia de he­chos que de­ri­vó en la de­ten­ción de Ja­vier B., quien por es­tar he­ri­do se vió obli­ga­do a hos­pi­ta­li­zar­se, sien­do arres­ta­do en con­se­cuen­cia.


Al cie­rre de edi­ción no se pu­do con­fir­mar si el hom­bre ya fue lle­va­do a la co­mi­sa­ría o si per­ma­ne­cía en el hos­pi­tal Lla­no.


Lo cier­to es que al­re­de­dor de las 18, un mu­cha­cho iba a bor­do de su mo­to­ci­cle­ta Hon­da Wa­ve de 110 cen­tí­me­tros cú­bi­cos, con la que cir­cu­la­ba por ave­ni­da Cen­te­na­rio al 7900. A di­cha al­tu­ra, dos su­je­tos en una mo­to Hon­da CG Ti­tán le ce­rra­ron el ca­mi­no por lo que el dam­ni­fi­ca­do de­bió fre­nar su mar­cha.

El mal­vi­vien­te que iba co­mo acom­pa­ñan­te en la mo­to de al­ta ci­lin­dra­da, des­cen­dió del ro­da­do y ex­tra­jo en­tre sus pren­das un ar­ma de fue­go con la que le apun­tó a la víc­ti­ma, exi­gién­do­le que en­tre­gue la Hon­da Wa­ve.


Pa­ra evi­tar ser las­ti­ma­do, el dam­ni­fi­ca­do en­tre­gó su ve­hí­cu­lo, an­te lo cual el la­drón su­bió a la Wa­ve y gi­ró en U, pa­ra ir de con­tra­ma­no por la ave­ni­da, an­te la mi­ra­da del dam­ni­fi­ca­do, que so­la­men­te po­día ates­ti­guar el mo­men­to en que iba a per­der su me­dio de mo­vi­li­dad.


No obs­tan­te ocu­rrió lo in­só­li­to: cuan­do el la­drón vol­vió a co­lo­car el ar­ma en su cin­tu­ra, se es­cu­chó un gran es­truen­do, que ob­via­men­te era un dis­pa­ro de di­cha pis­to­la. Así es que por es­tu­pi­dez, el mal­vi­vien­te se au­to­le­sio­nó en la pier­na iz­quier­da.


Si bien qui­so avan­zar, ape­nas lo­gró ha­cer­lo unos me­tros y se de­tu­vo. Es así que am­bos mal­vi­vien­tes de­sis­tie­ron del ro­bo, por lo que el la­drón he­ri­do se su­bió nue­va­men­te a la Ti­tán y hu­ye­ron. Es así que el dam­ni­fi­ca­do se que­dó en el si­tio con su mo­to, dan­do avi­so lue­go a la Po­li­cí­a.


Al po­co tiem­po se pro­du­jo el in­gre­so del he­ri­do en el no­so­co­mio men­cio­na­do. Se­gún se di­jo, su cóm­pli­ce mos­tró “fi­de­li­dad” y lo lle­vó a la par­te de ur­gen­cia, yén­do­se lue­go. En el si­tio del ro­bo fa­lli­do, se en­con­tró un cas­qui­llo ca­li­bre 22, el cual coin­ci­di­ría con la he­ri­da que tie­ne Ja­vier B., por lo que el ca­so es­ta­ría es­cla­re­ci­do.

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