Por Daniel Caran
No es una novedad. La virulencia en los discursos políticos y la autorreferencialidad es una marca de esta época en el nuevo siglo. La inmediatez, la linealidad en el pensamiento y la falta de autocrítica, es una corrosión constante en nuestra dirigencia política.
Lo planteamos aquí de manera continua. Nuestros funcionarios desde hace mucho tiempo se convirtieron en comentaristas de la realidad, casi como columnistas de programas de radio y televisión. Pareciera ser que no está en ellos la posibilidad y decisión de modificar la realidad, de mejorar la calidad de vida de las personas. De hecho, fueron elegidos para eso. Y esta cuestión es transversal. Atraviesa ambos lados de la grieta y es necesario encontrar una salida a esa cuestión binaria de que los “malos” están de un lado y los “buenos” de otro. Y por lo general los malos siempre son los otros.
Es esto lo que habita en los discursos políticos desde hace mucho tiempo y es necesario que empecemos a ver las opciones para salir de la llamada grieta que les funciona a los supuestos bandos en pugna.
Es esta cuestión la que aleja a la ciudadanía del sistema y daña justamente nuestra forma de vida como sociedad y Estado. Lo estamos viendo desde el inicio del calendario electoral 2023. El ausentismo de la ciudadanía en ir a votar. Ausentismo que en Corrientes es récord hasta ahora con respecto a otras provincias que ya pasaron sus respectivos turnos electorales y lejos de ser un llamado de atención para la clase dirigente: oposición y oficialismo, nadie se hizo cargo y continúan profundizando la llamada grieta.
Mientras, como también siempre lo señalamos aquí, la vida de la gente cada vez se complica más. En lo económico, pero en lo básico: seguridad y tener óptimos servicios como el transporte o iluminación en las calles de su barrio, limpieza o agua potable.
Por estas cuestiones la comunidad se aleja no solamente de los dirigentes, también se desprende del sistema. Básicamente porque no se ve representada, ve que sus problemas no tendrán una solución en el breve plazo.
Y si a esto le sumamos la violencia que los dirigentes inyectan en sus discursos sin hacerse cargo de sus errores. Ni dando la posibilidad al otro, al que es diferente a mí, a expresarse, entonces el no entendimiento cada vez será más amplio y más imposible de conciliar.
Así, nos adentraremos cada vez más en zonas oscuras y la historia nos enseñó que nada bueno puede emerger de esas oscuras profundidades.
Buena semana
