El gobierno de Javier Milei está acorralado por las denuncias de corrupción que aparecen casi a diario poniendo en jaque a los funcionarios más encumbrados.
Con la mayoría de los periodistas que lo apoyaban soltándole la mano, hay unos pocos que aun resisten, entre ellos Luis Majul.
El bueno de Luis hace lo imposible para trata de justificar lo injustificable, aun cuando las pruebas y las denuncias estallan a su alrededor.
Tal es su afán de minimizar los daños que ni siquiera le concedió a su compañera Laura Di Marco que un tema que tiene en vilo al país, preocupa al gobierno.