
Unicef otorgó la ayuda a Inara (Red Internacional de Ayuda, Asistencia y Socorro) un organismo que en el último año ha proporcionado tratamientos largos y complejos a 28 niños, que incluyen cirugía reconstructiva, dental, y fisioterapia intensiva, y ha pasado con éxito 42 casos a organizaciones humanitarias en el Líbano.
"Los niños sirios no sólo sufren efectos psicológicos a causa del conflicto en Siria sino también físicos y nuestra asociación con Inara ayudará a aliviar ese sufrimiento", consideró Luciano Calestini, adjunto del representante de Unicef en el Líbano en un comunicado.
"La mayoría de ellos tienen lesiones importantes y pocas opciones de tratamiento. Esta colaboración es un paso más para ayudarles a superar las secuelas de sus heridas y darles la oportunidad de recuperar su salud y tener esperanza en el futuro", recalcó en la nota que fue reproducida por la agencia de noticias EFE.
Muchos de los niños refugiados habían sufrido quemaduras graves, otro tenía la mandíbula destrozada a causa de un cohete y uno de ellos padecía una hernia tras quedar atrapada en un fuego cruzado.
La directora del programa de Inara, Sofía Karim, explicó que el objetivo no es sólo suministrar tratamiento médico, sino transmitir a los menores que "nos preocupamos por ellos, lo que les ha llevado a tener cambios positivos".
Según la ONU, hay más de un millón de refugiados sirios en el Líbano pero las autoridades locales calculan que son entre 1,5 y 2 millones.
Según el organismo de la ONU para los refugiados, Acnur, muchos se hospedan con familias que los acogen en algunas de las zonas más pobres de Líbano o permanecen en edificios públicos, incluyendo escuelas.
La mayoría de las personas provienen de Homs, Alepo y Deraa y más de la mitad tienen menos de 18 años, según Acnur.