
Las consecuencias del decreto que firmó ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que prohíbe el uso de fondos del gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero, pueden ser "devastadoras" y "catastróficas" para millones de mujeres en el mundo, según profesionales de la salud y legisladores.
El decreto, uno de los tres primeros que rubricó Trump en su administración y que retoma una política republicana de la década de 1980 que Barack Obama canceló en 2009, prohíbe otorgar fondos estadounidenses a ONGs internacionales que ofrezcan o asesoren sobre planificación familiar y salud reproductiva, incluido el aborto.
Previo a esto, Estados Unidos invertía unos 600 millones de dólares anuales en asistencia internacional para programas de planificación familiar y salud reproductiva, lo que permitía a 27 millones de mujeres y parejas acceder a servicios y suministros de anticonceptivos.
A partir de este decreto, la realidad se revierte. Esta medida afectará principalmente a la rama internacional de Planned Parenthood, una ONG estadounidense que proporciona servicios de salud reproductiva en más de 180 países y que es el blanco de los ataques de los republicanos.
Según la senadora demócrata por New Hampshire, Jeanne Shaheen, una de las primeras en alzarse contra la medida, "el restablecimiento de esta política ignora décadas de investigación y pone la ideología por encima de las mujeres y las familias".
Es que la concesión o no de fondos gubernamentales a los grupos pro aborto en el exterior es desde hace tiempo motivo de un tira y afloje político constante, ya que se autorizan durante mandatos demócratas y se prohíben con los republicanos.