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Panorama semanal: Lo prometido es deuda

El Frente de Todos quedó golpeado tras la aprobación de la ley que refrendó el acuerdo logrado por la Argentina con el Fondo Monetario Internacional. El tema central a partir de ahora es hasta dónde va a calar esa cuestión, porque de ello depende la gobernabilidad en el corto y mediano plazo. El largo, no parece ser tan significativo, porque en términos temporales, la cuestión deberá zanjarse en las elecciones generales de 2023.

Antes de las elecciones decíamos precisamente acá que para saber lo que pensaba la vicepresidente Cristina Fernández, que mantuvo un prolongado silencio sobre el tema, había que ver el voto de la senadora María Inés Pilatti Vergara. Y fue nomás así. La aprobación contó con el voto de los chaqueños, Antonio Rodas del oficialismo y Víctor Zimmeman de Juntos por el Cambio.

Pero despejar el frente externo, del que habla el gobierno nacional, lo compromete en lo que se animó a presentar como una guerra contra la inflación. La respuesta a otra cuestión que debería unir a los argentinos fue una catarata de memes a la que se plegaron la dirigencia opositora y los medios hegemónicos con tal de deslucir el anuncio.

A los anuncios del presidente Alberto Fernández que incluyó una suba de retenciones a productos derivados de la soja, como harina y aceites, le sucedió un torrente de críticas, que termina por confirmar que la cuestión no es una batalla sino directamente la guerra, entre los poderosos que manejan los precios en este país, y los sectores marginados que son las víctimas del permanente incremento de precios.

El alto porcentaje del índice de inflación de febrero advirtió al gobierno nacional que las negociaciones en términos de acuerdos bilaterales dejados a la buena voluntad de cumplimiento de los sectores concentrados ya dejaron en evidencia sus fallas. Precisamente porque los compromisos no constituyen fuente de obligación de un sector que se recuperó con el crecimiento empujado por la gestión del Frente de Todos.

Pero alcanzó a tocar alguna fibra cuando el sector frigorífico pretendió dejar sin efecto el acuerdo denominado “cortes cuidados” por cuestiones estrictamente comerciales y la respuesta oficial fue no permitir las exportaciones de quienes no cumplen. Conclusión, ganar en pesos y menos en el mercado interno sigue siendo rentable cuando todo el resto se vende afuera a precio dólar en medio de una comunidad internacional sacudida por la guerra.

Probablemente esa circunstancia previa a los anuncios del presidente, haya sido el botón de muestra de las herramientas con las que está dispuesta lidiar el gobierno. El respaldo se medirá aquí con la reversión de la disconformidad de la base votante del Frente en 2019 todavía no puede digerir en su totalidad el acuerdo con el FMI, debe ser el termómetro que deberá guiar la acción oficial y no tanto las redes sociales o los medios de comunicación, incluso el ruido de las grandes ciudades, que no alcanzan para ganar elecciones como se vio en 2019.

De hecho, uno de los primeros críticos del anuncio oficial fue el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. El mandatario que no pertenece al Frente de Todos, tiene una cuestión difícil que resolver. Su principal adversario en la Docta es precisamente Cambiemos, al que el jefe provincial mira desde atrás.

¿O será que le conviene a Schiaretti que no tiene reelección seguir siendo el referente principal de su espacio político y no otro gobernador peronista? Porque el incremento de las retenciones que anunció el gobierno apunta a conseguir fondos para establecer un fideicomiso o generar algún tipo de subsidio para que los precios de los alimentos no se disparen por efectos de la guerra. Una medida que apunta directamente a frenar la inflación en el rubro que más subió, que es la canasta básica, los alimentos.

¿A quién responde el gobernador cordobés? Aun suponiendo que sea al sector rural de su provincia, no trascendió a nivel nacional a defender el ingreso de los sectores menos favorecidos. Pero, en definitiva, la falacia que pretende instalar es que los productores de soja son solamente cordobeses.

Gran parte de la provincia del Chaco está cultivada por soja, incluso el grano invadió tierras en el norte provincial desplazando al bosque nativo. Obvio, lo mismo ocurre en gran parte del territorio nacional.

Igualmente falta la letra chica de esta guerra declarada por el gobierno nacional. Esa es la que estamos esperando. Por ahora, lo prometido es deuda.

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