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Panorama semanal: Historias de miserias

El repentino anuncio del presidente de la Nación, Alberto Fernández, sobre su contagio de COVID-19 liberó una andanada de miserables opiniones y falsas noticias tendientes a mellar la imagen de la gestión del Frente de Todos aunque para ello tengan que alimentar odios, resentimientos no solamente en el terreno de la política, sino también en el combate a la pandemia, volviendo a intentar sembrar dudas sobre la eficacia de la vacuna Sputnik V y ahora también contra la de Sinopharm, las dos que más se distribuyen en el país.

El contexto además es el del crecimiento exponencial de casos nuevos en el país en un ya complicadísimo concierto de países vecinos en los que se aplican duras restricciones también por la situación de colapso de sus sistemas de salud, tanto en Brasil, Uruguay, Paraguay o Chile.

En esto, ya no siquiera articulan los principales líderes opositores, sino que la campaña está lanzada directamente desde los medios de comunicación que controlan los aliados del macrismo, principalmente ahora, el histórico diario derechista La Nación, además claro de los vinculados al grupo Clarín.

Junto a ellos una pléyade de periodistas de esos mismos medios que rifando su prestigio profesional lanzan desembozadamente las más grotescas versiones. El médico Nelson Castro, en un programa de TN afirmó que en verdad el fuerte incremento de casos registrados en los últimos días, era casi un invento del gobierno nacional destinado a justificar la suspensión de las PASO que vienen conversando con la oposición en el Congreso y que vienen pregonando casi la totalidad de los gobernadores, independientemente del partido del que provengan.

Antes de eso, el decano de la Facultad de Odontología de la Universidad del Salvador, Gustavo Di Bella, en el programa del “periodista” Alfredo Leuco en la pantalla del canal de TV de La Nación, con escasa preparación académica en la materia específica que la vacuna de Sinopharm en realidad no inmuniza lo suficiente. La sola opinión de este profesional es presentada en el medio escrito de ese grupo como “médicos” que afirman lo que sostiene este individuo.

La tapa de Clarín de ayer “Alberto Fernández contagiado de coronavirus a pesar de estar vacunado” es una oda al desaliento, además reñido con el ejercicio profesional del periodismo. Y eso no es responsabilidad de una persona, es la de un pool de medios.

Algo parecido tuiteó otra “periodista” de La Nación, Laura Di Marco. Con ¿irresponsabilidad? sostuvo públicamente: “parece que la Sputnik V no eran tan efectiva como decían”. Afortunadamente otros periodistas que incluso son críticos con el gobierno del Frente de Todos acertaron en subrayar la negligencia que representaba esa declaración, que alienta a poner dudas sobre la efectividad de una vacuna que hasta la propia cuenta oficial de la candidata del Instituto Gamaleya recordó que esa vacuna “tiene un 91,6% de eficacia contra infecciones y un 100% de eficacia contra casos graves. Si la infección se confirma y se produce, la vacunación garantiza una recuperación rápida sin síntomas graves”.

Rápidamente, e incluso con intervención del presidente Alberto Fernández en las redes sociales, se instaló la verdad que cortó de cuajo la nueva operación mediático/político. Vacunarse no previene el coronavirus, no importa quién sea el fabricante de la vacuna, lo que garantiza es que la presencia de la enfermedad no importará la aparición de síntomas graves. De lo que se trata es de salvar vidas.

El Ministerio de Salud de la Nación informó ayer, después de que el presidente confirmara que el análisis PCR le dio positivo para coronavirus, que menos del 0,2% de las personas vacunadas con primera o segunda dosis fueron notificadas como casos de coronavirus transcurridos por lo menos 14 días de aplicada la primera dosis.

Vacunarse es bueno, pero eso no quita que las personas que recibieron la vacunación, una o dos dosis, tengan que dejar de cuidarse. El explosivo crecimiento de los contagios en el país está directamente relacionado con el relajamiento de las medidas sanitarias que tanto se repitieron a principios de la pandemia, no solo en la Argentina sino en todo el mundo.

La vacunación genera un efecto muy parecido, tanto que cuando el jefe de Estado nacional dio a conocer el resultado de su test, no pocos recordaron las imágenes del presidente sin barbijo o sin guardar la distancia que el propio Ministerio de Salud recomienda para evitar la propagación de la enfermedad.

La marcha lenta del plan de vacunación que impulsa el gobierno nacional, atado a la escasa cantidad de vacunas que obtiene en el mercado, sin embargo está mostrando resultados alentadores entre los que recibieron alguna dosis. Una reducción de la mortalidad empieza a ser perceptible, pese al crecimiento de los contagios, aunque también empieza a mostrarse un quiebre en la tendencia alcista. De todas maneras, es todavía demasiado pronto para ser optimistas.

Esta brutal campaña en contra de la salud de la gente, aunque el medio para ello sea atacar al gobierno nacional, tiene sus réplicas en la provincia del Chaco. Los medios locales acostumbrados a replicar las noticias de la prensa porteña terminan mal informando. Pero no hay que confundirse, tampoco se trata de negligencia o ignorancia, sino lisa y llanamente intencionalidad, aunque los que paguen las consecuencias, sean precisamente sus auditorios.

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