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Info General Profundo dolor en la sociedad correntina

Falleció Jorge Badaracco, ex director del Instituto de Cardiología de Corrientes

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Crédito: 73074

En  las últimas horas se conoció el fallecimiento del doctor Jorge Reynaldo Badaracco, conocido por todos con el apodo de Conejo, uno de los principales gestores e impulsores del Instituto de Cardiología de Corrientes. Goyano de origen, el doctor Badaracco se ganó el respeto y aprecio de todos los correntinos. 

 

El doctor Jorge “Conejo” Badaracco nació en Goya y es uno de los cardiólogos más reconocidos en el ámbito local. Fue uno de los impulsores del Instituto de Cardiología de Corrientes. En una charla con El Litoral recuerda sus comienzos y opina sobre el servicio médico local.

 

Los goyanos suelen sentir orgullo cuando escuchan o ven cómo se pone de ejemplo en el nordeste del país al Instituto de Cardiología de Corrientes para recibir medicina de primer nivel. Allí se derivan pacientes desde Formosa, Chaco, Misiones, y hasta del Paraguay. En la segunda ciudad de la provincia remarcan que esa situación no es para menos ya que un hijo de Goya, Jorge Reinaldo Badaracco (para todos “Conejo”), fue el impulsor y alma mater del mismo.

 

Allí está su filosofía, su concepto de la medicina volcado en cada paciente y, hasta hoy en día que no es más su director, su ideología de medicina al servicio de la gente guía los pasos de quienes son responsables de la vida de las miles de personas que acuden diariamente en busca de salud.

 

Su regreso a Goya es continuo, como si nunca terminara de irse. Aquí está su madre con más de 80 años, su familia y la de su esposa también goyana. Aquí frente a la Plaza Mitre, a metros del árbol que identifica a los goyanos y que por muchos años fue para todos la “planta de yerba mate”, su casa paterna en la que recibe a El Litoral para un diálogo ameno y directo.

 

Temprana vocación

 

En el principio de la charla explicó que desde muy chico estuvo ligado a la medicina por la profesión de su padre que era bioquímico. “Fue uno de los primeros que hubo en el nordeste argentino. En el año 30 esa carrera casi no existía”, dijo y recordó que vino a Goya entre los años ‘35 y ‘40 y que junto a los médicos José Rosenbaum, Castillo Odena y Sellarés trabajaban en el Hospital.

 

“Desde los 8 o 9 años acompañaba a mi padre en un Ford A (que lo tengo en Corrientes) al Hospital viejo donde había monjas con sombreros grandes que me regalaban chocolates, por eso quería ir. Allí mi padre sacaba sangre”, rememoró Badaracco.

 

Luego relató que desde niño veía cómo los médicos “venían al laboratorio de mi padre a ver una glucemia, cómo estaba un paciente. Así me familiaricé con la medicina, y como mi padre había estudiado en Rosario, es que estudié allí”. Su madre es goyana y su padre, nacido en Buenos Aires se crió en Victoria, Entre Ríos.  Con nostalgia recuerda que estudió primero en Buenos Aires y luego en el “viejo Colegio Nacional. Me duele salir a la vereda y no verlo. Si bien era el edificio de la familia Soto, era un emblema en la ciudad y fue un colegio que marcó un rumbo”, recordó.

 

La carrera

 

Badaracco egresó de la Facultad de Medicina de Rosario en el año 1972. Hizo una residencia en Rosa de Cardiología, estuvo un tiempo en el Hospital de Niños Gutiérrez de Buenos Aires haciendo Cardiología Infantil y, pasó luego a San Pablo (Brasil) donde completó su residencia en el Instituto de Corazón, finalizando la primera etapa de su formación, que le llevó desde que recibió hasta el final 5 o 6 años.

 

“Seguí formándome toda la vida, trabajé dos años en Goya como cardiólogo. Hicimos la primera Unidad Coronaria del Nordeste Argentino en Goya junto a otro médico. En el año 1979 me fui al Hospital Italiano de Buenos Aires y cuando estaba por radicarme en Rosario fallece mi padre en el año 1980 y, estando en Goya fui invitado a Corrientes para conocer el nuevo Hospital Escuela recientemente inaugurado y con muchas áreas aún en desarrollo”, relató el médico.

 

“Me preguntaron qué necesitaba y les dije que una Unidad Coronaria y una Residencia en el Servicio de Cardiología que ya existía. Me entusiasmé ­siguió su relato con lo que debió haber sido el brillo de entonces en sus ojos- observé un hospital fantástico que estaba naciendo y ­analizó el galeno- siempre las cosas que nacen parece que se ven mas puras”.

 

Estas tres cosas (Unidad Coronaria, Servicio de Cardiología y Residencia) del Hospital Escuela “fueron el embrión del Instituto de Cardiología que se materializó seis o siete años después y que, con excepción de algunos médicos que no había en Corrientes (sobre todo en cirugía y hemodinamia), la gran mayoría nacieron de esa filosofía médica que es la residencia de cardiología del Hospital Escuela y que son los médicos de staff en este momento del Instituto de Cardiología”, afirma con orgullo.

 

Nace el Instituto de Cardiología

 

Ante la pregunta insistente del nacimiento del Instituto de Cardiología, indicó que fue parte de la idea, pero que “nadie hace nada solo. Al Instituto de Cardiología lo hizo su gente, quienes lo integraron, desde el máximo médico hasta el último ordenanza en una filosofía de trabajo en la que se integró el esfuerzo con gran disciplina y el agregado de pasión, lo que hace que diera sus frutos e hiciera que tras los primeros diez años compitiera asistencialmente y en educación con cualquier centro del país”, sintetizó.

 

Cuando se le hace notar que se logró un centro al que concurren a asistirse personas de gran parte del país, afirma que “toda mi vida soñé con cosas y hay veces que no las supe decir, y otras que escucho a grandes hombres como a Barenboim (director de la Orquesta Sinfónica de Integración Judío ­ Palestina), que dijo tres cosas que sintetizan lo que es para mí el Instituto y que yo mamé de muy chico con mi padre: que las cosas se consiguen con un gran esfuerzo, motivo por el cual me llevaba al hospital a las 6 de la mañana; a ese esfuerzo hay que agregarle una disciplina; y dice además que en la pubertad le llegan a uno un flujo de hormonas que hace que a esas cosas le agregue la pasión. Eso fue lo que puse de mi parte para que este instituto existiera, y creo que todos los integrantes de esa institución la tienen desde siempre”.

 

Más adelante mencionó con orgullo que hay dos o tres médicos del instituto de trascendencia nacional e internacional, y que “si bien a lo mejor yo me quedé en la medicina me siento partícipe de sus logros aunque ya no sea más director del mismo”.

 

Casi al final de la charla, el doctor Badaracco, llamado en Goya cariñosamente “Conejo”, aseguró que pelea por una medicina distinta y que a veces pierde. Ante la gran discusión de a quién deben pertenecer los hospitales, si a la provincia o los municipios, afirma que “tienen que ser de la comunidad, es ella quien tiene que defenderlo y poner a su gente”. 

 

También se refirió a su visión de cómo debería funcionar el Hospital de Goya, diciendo que debería ser administrado por una fundación que no sean médicos, que la comunidad sea la generadora y que los médicos sean full time con un desarrollo de docencia y crecimiento. “Me gustaría que la medicina de mi provincia sea así”, finalizó.

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