Los juegos de cartas son una parte integral de la cultura argentina. A través de las generaciones, juegos como el truco, la Loba y el tradicional poker han fomentado el entretenimiento y los vínculos sociales. Combinando una mezcla de estrategia, pensamiento rápido y el azar, las cartas son accesibles tanto para adultos como para el público más joven.
Pero, ¿cuáles son las razones tras el gran interés por este tipo de actividades a través de la historia? Y, ¿en qué consisten aquellos juegos que han logrado cautivar el interés del público argentino?
El histórico atractivo de los juegos de cartas explicado por la ciencia
Hoy en día, la popularidad de los juegos de cartas continúa viva, gracias a la creatividad de los desarrolladores de juegos así como el avance de la tecnología. Gracias a la inclusión del «Solitaire» en Windows Microsoft, los juegos de solitario y paciencia experimentaron un gran surgimiento entre el público general a partir de los años 90.
Por otro lado, el surgimiento y auge de los casinos en línea también aumentó el interés por juegos de mesa como el póker, blackjack y baccarat entre otros. Además, desarrolladores de juegos adaptaron juegos menos conocidos a formatos de software, incorporando a la vez tecnologías emergentes, como es el caso de hilo crypto en plataformas como Gamdom.
También conocido como Hi Lo, se juega con una baraja estándar de 52 cartas. Cada carta tiene su valor y, en la mayoría de los casos, el As es la carta más alta y el Dos la más baja. Para ganar, el jugador predecir correctamente si la siguiente carta será mayor o menor que la anterior.
Un estudio por parte del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Japón (JAIST) descubrió que el gran atractivo de juegos de cartas como este yace en su equilibrado balance entre las posibilidades de ganar y el nivel de dificultad. Es decir, si un juego presenta mecánicas demasiado complejas y/o no ofrece resultados positivos frecuentemente, por ejemplo, puede resultar poco atractivo para el juegaor.
El investigador líder del estudio describe a los juegos de cartas como: «típicos juegos con información incompleta. Las rondas cortas y repetibles, las probabilidades y la estrategia los convierten en unos de los juegos más entretenidos».
Del truco al chinchón: Los juegos de carta que cautivan a los argentinos
Además de juegos de cartas internacionalmente conocidos como el poker (Texas Hold’em y Omaha) - disponibles en formato físico y en plataformas de apuestas en linea como Gamdom - existen numerosos juegos populares en Argentina con sus propias reglas y variantes, entre ellos el Chicon, la Loba y el Truco.
Chincón
Chincon es otro juego de cartas que ha cautivado a los argentinos, siendo bastante típico de reuniones familiares y entre amigos. Se juega con una baraja española de 40 naipes. Pueden participar entre 2 a 6 jugadores, cuyo objetivo debe ser formar combinaciones de cartas y acumular la mayor cantidad de puntos posibles. Las combinaciones pueden ser en forma de escaleras o grupos del mismo valor, justo como en el poker.
Loba
Loba o Loba de Menorca es otro juego ideal para ocasiones sociales, el cual involucra entre 2 y 6 jugadores. Usualmente, se juega con dos mazos de baraja inglesa, es decir, 104 cartas y 4 comodines. Mediante combinaciones establecidas, los jugadores deben bajar la totalidad de las cartas en su posesión. Quien logre esta meta es el ganador de la ronda, mientras que los demás jugadores deben sumar los valores de las cartas en su poder, acumulándose en una tabla general. Cuando queda un jugador con menos de 100 puntos en la tabla, se decide el ganador de la Loba.
Truco
Finalmente, el truco argentino es uno de los juegos de cartas más icónicos del país, con grandes escritores como Jorge Luis Borges se han referido a este juego en sus ficciones. Para jugar al truco, es necesario utilizar una baraja española de 40 cartas. Por lo general, se enfrentan dos parejas de jugadores, pero también es posible jugar entre dos o tres personas. Lo que hace al truco argentino único es la forma peculiar de “cantar” las jugadas así como el factor del engaño y la picartia, piezas integrales de la experiencia.