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Policiales Gabriel Tichellio

Crimen del penintenciario en Corrientes: imputaron por homicidio simple a las detenidas

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Crédito: 103734

Tras el cierre de la etapa de investigación primigenia que desarrolló la Policía con el acompañamiento del Ministerio Publico por el crimen del cabo del Servicio Penitenciario Gabriel Tichellio, el Juzgado de Instrucción a cargo del magistrado Juan Segovia citó el viernes a las dos mujeres involucradas en el hecho. Esto ocurrió después que la causa se caratulara como “homicidio simple”, una calificación primigenia fijada sobre la base de la valoración de las pruebas y testimonios aportados en el proceso llevado adelante por el fiscal Raúl Pasetto.

 

El viernes fue la primera vez que Miriam Beatriz Jara y Lorena Encina estuvieron frente al juez que instruye la causa. En la oportunidad, según fuentes extraoficiales, sólo se limitaron a escuchar la pieza acusatoria y evitaron responder preguntas relacionadas con el crimen.

 

La citación fue el viernes a las 8. La primera en llegar fue la viuda, Lorena Encina, que estuvo más de tres horas en el edificio de la calle Carlos Pellegrini 1058 de la Capital, donde están los despachos de los jueces y fiscales. Cerca de mediodía llegó al ex Hotel Buenos Aires -donde funcionan los juzgados- Miriam Jara, quien está sospechada de haber sido la autora material del crimen, según la versión que había trascendido horas después de haberse hallado el cuerpo del funcionario asesinado a martillazos en el cráneo. Desde ese día el juez Segovia tiene dos semanas para llevar adelante la instrucción de la causa, esto es ordenar medidas probatorias, verificar las pruebas incorporadas y velar por las garantías procesales que amparan a las judiciables.

 

Luego llegará el tiempo en que se abrirá la posibilidad de que los familiares de la víctima se presenten como parte interesada y tramiten la querella. Esto les dará la posibilidad de conocer en profundidad lo que obra en el expediente y también accionar contra las supuestas responsables del crimen.

 

Las imputadas no tuvieron contacto entre sí. Mientras que una de ellas cumplía con el trámite judicial, la otra permanecía en el otro extremo del pasillo custodiada por el personal policial. Desde el día en que fueron detenidas no se vieron las caras. Encina está alojada en la Comisaría Primera de la Mujer, en el centro de la capital correntina. Su consorte de causa, Jara, permanece en una celda de la unidad policial del barrio 17 de Agosto, donde está la Comisaría Segunda de la Mujer. Esta última, en las últimas horas se vio envuelta en un revuelo generado por un supuesto inconveniente que involucró al personal que la custodiaba y a una menor, supuestamente resguardada en esa dependencia.

 

Aguardan más pruebas

 


Los peritos de la Policía lograron hallar elementos que habrían sido utilizados para dar muerte al penitenciario Gabriel Tichellio. Una de estas pruebas es la maza con la que supuestamente le rompieron el cráneo con al menos cinco golpes. Las pruebas químicas habrían marcado inequívocamente que ese elemento fue utilizado por quien lo masacró. Sin embargo, existe un estudio que todavía está en proceso y que podría señalar sin errores quién fue la persona que tomó el mango de la herramienta para perpetrar el crimen. Se trata del estudio de identificación de las huellas dactilares que quedaron impregnadas en el pedazo de madera que sostiene el bloque de hierro macizo que destruyó los huesos de la víctima.

Calificación primigenia

 


Las detenidas por el crimen están provisoriamente imputadas por el delito de homicidio simple establecido en el artículo 79 del Código Penal de la Nación. El ordenamiento establece que se “aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro”. Esta calificación es primigenia y podría ser modificada en el transcurso del proceso judicial. Esto se podría dar si, eventualmente, los representantes legales de la familia de la víctima -constituidos en querellantes- presentasen elementos que permitan demostrar que las sospechosas incurrieron en actitudes contempladas como agravantes por el ordenamiento jurídico. Esto podría derivar en una acusación por “homicidio agravado por alevosía”, en el caso de Jara, y de “agravado por el vínculo” en el de Encina.

 

Tanto la viuda del cabo asesinado a golpes como Miriam Jara se presentaron ante el Juzgado de Instrucción Nº 2 para prestar declaración por el brutal hecho, pero ambas hicieron uso de su derecho de abstenerse.


Lorena Encina y Miriam Jara, detenidas y acusadas del brutal homicidio del cabo del servicio penitenciario Gabriel Tichielo, se presentaron ayer en sede judicial pero decidieron valerse de su derecho a abstenerse de prestar declaración.


Fueron citadas en el Juzgado de Instrucción Nº 2, donde arribaron en horas de la mañana.

Ambas están seriamente comprometidas en el brutal asesinado de Tichielo, quien apareció muerto la noche del jueves 26 de julio sobre la avenida Maipú casi Ruta Nacional Nº 12.


La autopsia determinó que el hombre murió luego de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza, tras lo cual fue colocado en el vehículo donde finalmente fue encontrado.


Posteriormente, la investigación policial tuvo un giro inesperado cuando la viuda Lorena Encina habría confesado la autoría en sede policial, tras lo cual se llevó a cabo un allanamiento en la casa de la víctima, en el barrio Laguna Seca, donde se obtuvieron importantes elementos. También del vehículo recolectaron valiosas pruebas que fueron sumadas al expediente.

 

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Una de las detenidas por el crimen del penitenciario habría abusado de una compañera de celda

 


La madre de la adolescente de tan sólo 13 años realizó una gravísima denuncia que involucra a una de las detenidas por el caso del penitenciario asesinado, Gabriel Tichellio. Aseguró que la policía hizo compartir celda a la menor con la mujer identificada como Miriam Jara. Durante la "horrorosa estadía" aseguró que la mujer abusó de ella y además le detalló como habría asesinado al penitenciario. Todo ocurrió en la Comisaría de la Mujer del Barrio 17 de Agosto.

 

Norma Flores es madre de una adolescente de 13 años que hace unos días aseguró haber sido víctima de abusos por parte de otra mujer en la Comisaría del barrio 17 de Agosto. Apuntó contra Miriam Jara una de las detenidas del caso del penitenciario asesinado Gabriel Tichellio.

“Mi hija armó berrinche y yo la dejé en la Comisaría. Resulta que cuando vuelvo me cuenta que estuvo compartiendo celda con la asesina del penitenciario”, expresó la mujer en comunicación con Radio Sudamericana.

“Mi hija me contó que pidió ayuda cuando la mujer intentó tocarle, pero apareció una de las policías y le dijo ‘aguantate por tu caprichito’”. Según detalló Flores, su hija no sólo habría sido abusada, sino que también escuchó los detalles del escabroso crimen del penitenciario. “La asesina le contó cómo habían matado a mazazos al penitenciario”. La denuncia fue radicada ante el Juzgado Nº1 .

“Tengo miedo que ahora maten a mi hija porque hizo esta denuncia. Ayer fue día de visitas y no me dejaron entrar”, agregar. “Ahora a mi hija la hicieron dormir en un pasillo para tapar esta denuncia que hicimos”, añadió.

 

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Escalofriantes detalles: El penitenciario fue asesinado a mazazos mientras dormía la siesta

 


Su esposa mantenía una relación amorosa con otra mujer. Ambas están detenidas. El jueves a la siesta, el hombre descansaba en su casa cuando lo mataron sobre la cama. A la noche, lo trasladaron a un área oscura en la camioneta adentro de la cual fue encontrado.

A pesar de que el asesinato del agente penitenciario Gabriel Tichellio, de 32 años, habría sido premeditado, las dos personas sospechadas de cometerlo dejaron un “reguero” de evidencias comprometedoras.

 

Pasaron sólo unas pocas horas desde el hallazgo del cadáver hasta que surgió la hipótesis de que su esposa, junto una amante de ella, tendrían mucho que ver. Y fue así. Ambas resultaron apresadas por la Policía bajo los cargos de homicidio calificado.

El crimen se produjo, según la hipótesis policial, el jueves entre las 15 y las 16. Luego, a eso de las 21, lo cargaron a una camioneta Renault Kangoo para dejar el cadáver adentro del vehículo hallado abandonado alrededor de las 23:45 de ese día, en avenida Maipú casi las exvías del ferrocarril, en un tramo oscuro.

Los estudios forenses determinaron que el penitenciario falleció, estimativamente, 5 horas antes de que lo hallaran. Esto, sumado al testimonio de vecinos, llevó sospechar que el escenario del crimen sería nada menos que su casa.


Las heridas en la cabeza fueron del lado derecho del cráneo. Y, por sus características, se encontraba acostado de espaldas y sobre su lado izquierdo. Sufrió múltiples fracturas. “Fue una muerte muy violenta, con bastante de ensañamiento”, reveló una de las fuentes.

En la vivienda familiar, del barrio Nuevo, los investigadores secuestraron un colchón con sangre, ropas y otros elementos de sumo interés para la causa. Siguiendo con la requisa, en avenida Maipú y Ruta 12 cerca de donde dejaron el cuerpo del agente dentro de la Renault Kangoo, hallaron el mazo que habrían utilizado para cometer el homicidio.

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