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Opinión del Lector

Monedas complementarias, ¿una alternativa posible?

Aldana Montano

Por Aldana Montano

¿Qué son las criptomonedas? ¿Qué implicancias tiene su uso? Examinamos cuestiones referidas al nuevo fenómeno monetario y pensamos que podría suceder de ser aplicado en Argentina.

Desde hace tiempo y particularmente en los últimos días, hay un bombardeo continuo sobre el mundo de las criptomonedas y de las monedas alternativas en general. Mientras que El Salvador es el primer país en adquirir Bitcoin como moneda de curso legal y Nigeria encabeza la lista de adopción de cripto con eNaira; China recientemente las declaró ilegales. El Banco Popular del gigante asiático entiende que las monedas digitales son emitidas por autoridades no monetarias y que por lo tanto no tienen el mismo status que la moneda oficial.

Parece ser que hay algún tipo de relación entre el ascenso de las criptomonedas y los países emergentes. De hecho, conjuntamente con Nigeria; Vietnam, Venezuela y Kenia son los países que más transacciones entre pares realizan. Actualmente, Argentina se encuentra en el top 10 según un informe reciente de Chainalysis. Evidentemente este nuevo “signo monetario” intenta compensar vacíos que la moneda nacional de cada uno de estos países deja.

Lo cierto es que mientras que en algunos países se consideran las protagonistas de una revolución tecnológica que trae innovación y progreso, en otros las suponen muy riesgosas para la estabilidad económica y la economía de las personas.

¿Entonces?

Es usual toparse con expresiones de asombro y hasta de alarma al enunciar el término de “moneda complementaria”, puesto que de manera reduccionista en Argentina este es análogo de trueque y este último es sinónimo de crisis económica. Sin embargo, es cabal detenerse en este punto e insistir en la complementariedad de estas monedas, a fin de no negarles una oportunidad de mostrar sus funcionalidades.

Pero ¿qué es una moneda complementaria?, ¿moneda complementaria y criptomoneda son sinónimos? Previo a dar el debate, es preciso retomar el significado de complementariedad y abrir el espectro a una opinión más analítica.

Complementariedad: “cualidad de complementario”

Complementario: “que completa o perfecciona algo”

De eso se trata. Cuando se hace mención a una “moneda complementaria”, se hace alusión a una moneda que coexiste con la moneda fíat de un país (dinero creado por decreto por parte de un Estado nacional). Con lo cual, es legítimo decir que una moneda complementaria no tiene como premisa “competir” con la moneda nacional, por el contrario, como su nombre lo indica, viene a complementarla.

Dicho esto, ¿y las famosas criptos?…

Las criptomonedas son monedas complementarias digitales/ virtuales que están sustentadas tecnológicamente por una “cadena de bloques”, más conocida como tecnología “blockchain”. Mediante la criptografía, todas las transacciones que se realicen por esta tecnología se encuentran completamente aseguradas. En principio, se dice que la blockchain es incorruptible, ya que funciona de manera descentralizada por medio de algoritmos matemáticos. En síntesis, una moneda complementaria puede ser o no criptomoneda. Sí Blockchain está presente, hay cripto.

Explicitado el concepto, ¿para qué erigir un sistema monetario más plural que incluya este tipo de monedas?, ¿acaso Argentina no les proporcionó ya una oportunidad? Sí, Argentina desde la década del ‘80 tuvo episodios de pluralidad monetaria (un sistema monetario con más de una moneda). Las mismas apuntaron a cumplir distintos propósitos en diferentes momentos, pero siempre intentaron satisfacer aquello que el peso moneda nacional o el peso argentino no lograba. Entre las principales falencias de un sistema monetario convencional (una moneda fíat), hallamos: la escasez de la liquidez, la exclusión financiera, falta de crédito, la dominación por parte de la élite financiera, la concentración de la riqueza y la ilegitimidad jurídica.

¿Otra vez la misma historia?

La economía tradicional nos enseña que el dinero cumple cuatro funciones: medio de pago, unidad de cuenta, patrón de pagos diferidos y reserva de valor. Ahora bien, en Argentina está claro que la última está siendo un tanto amedrentada en las últimas décadas. La depreciación del peso a lo largo al tiempo ha llevado a que las personas que tienen capacidad de ahorro, no ahorren en pesos y elijan (si está a su alcance) al dólar estadounidense. En esta la línea, el fenómeno de la inflación cava más profundo es la desvalorización del peso, volviendo más atractiva la posibilidad de complementarlo.

En nuestro país hace tiempo que la inflación está en el centro del análisis. Pese a que hubo años en los que no significó un problema, en la mayor parte de la trayectoria económica estuvo presente en niveles que se consideran altos. Desde distintos frentes se ha intentado darle batalla pero parece que ser un fenómeno crónico. ¿Acaso padecemos de un mal que no tiene cura?, intentemos creer que no…

Recientemente, el actual director del Banco Nación, Claudio Lozano, emitió opinión sobre el tema y planteó crear una cuasimoneda “no convertible al dólar” con la idea de brindar una alternativa a la situación económica actual. Él enuncia que esta cuasimoneda podría financiar la política social y recobrar la capacidad de consumo. Las críticas no tardaron en llegar y lo innegable es que desde distintos sectores, salieron al cruce.

Prat Gay y Szewach encabezaron la respuesta más dura. El primero, calificando de “engañapichanga” la propuesta y el segundo alegando que no hay nada original en la propuesta de Lozano y que “ya tenemos una cuasimoneda que es el peso”.

En síntesis, que hay un cambio de paradigma en cuanto al sistema monetario es innegable. Hay muchos interrogantes e incertidumbre en la temática, e incluso muchos vacíos legales tanto en Argentina como en el mundo. A la hora de formar opinión y evaluar estos nuevos surgimientos, sería interesante analizar ni más ni menos que el significado básico de las monedas alternativas: complementariedad. No se trata de corromper o destruir el peso/ la moneda nacional de un país, por el contrario, se trata de complementarlo. En fin de suministrar una alternativa monetaria a la sociedad para que esta incluya a todos sus miembros de manera funcional e integral. Desde ya, si implementarlas de manera deliberada y eficiente ayuda a combatir la inflación, bienvenidas sean.

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