Por Daniel Caran
En la semana que concluimos nuevamente la realidad volvió a dar una bofetada a Corrientes. Esos sacudones que atraviesan la otra realidad maquillada hecha a base de marketing y pago de pauta oficial. Niños y niñas de una escuela de la ciudad de Corrientes no asisten a clases porque no tienen ropa que haga frente a las bajas temperaturas de un otoño fuertísimo.
Las maestras conmocionadas al instante iniciaron una campaña solidaria para recolectar abrigos. Un perchero solidario como se lo llama en estos tiempos.
El altruismo recuerda una constante en nuestra tierra. Parece que la única forma de salir de las crisis es a través de la solidaridad. Ocurrió en el verano pasado con los incendios. La desprotección al cuidado de nuestros recursos naturales tuvo que ser auxiliada con bomberos y elementos de provincias vecinas y de la Nación.
En La Cruz, un reconocido futbolista llevó donaciones para niños y niñas, en esa localidad los docentes piden la apertura de comedores comunitarios desde hace más de un año. La respuesta fue que los citó la Justicia para ver si lo que piden se condice con la realidad.
Los bomberos voluntarios recibieron camionetas y autobombas por parte de lo recaudado por un joven influencer. Los ejemplos pueden seguir. Corrientes parece depender del altruismo y solidaridad de la gente, de los foráneos y los propios. ¿Y los administradores del Estado?
También esta semana ligada a la educación el Gobierno provincial activó una resolución del Consejo General de Educación que dejó cesantes a miles de docentes interinos y suplentes. ¿Las políticas de Estado? Parecen ser esas.
La falta de planificación a mediano plazo al menos es una constante. No hay una mirada a trabajar en erradicar problemas estructurales en la provincia que se acarrean desde hace décadas. Por eso, cada vez que aparece públicamente una carencia, está la solidaridad y el altruismo. Que claro que ayuda, pero no es la solución a mediano plazo.
El marketing político para impulsar candidaturas y deseos personales y partidarios, lejos de trabajar sobre esas falencias, las acrecienta.
Lo planteamos aquí la semana pasada. No se puede estar todo el tiempo de campaña electoral, hay que trabajar en la formulación de políticas a largo plazo. Entender que muchos de esos resultados quizás la dirigencia política actual no las verá, pero sí las generaciones que vienen.
Es urgente, como el hambre, como el frío, como tener acceso al agua potable, la luz eléctrica, la educación, el trabajo digno. Es pensar en el prójimo, despojarse un poco de los deseos personales y brindarse al otro.
