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Opinión del Director

A dónde vamos, es hora de saber

Daniel Caran

Por Daniel Caran

Con los vestigios del verano entramos en la senda de las campañas electorales para este 2023, atravesados por una espiral inflacionaria que pareciera ser que no tiene fin. En nuestra provincia los dramas son conocidos, los de siempre, cuestiones al parecer endémicas que no tienen la atención ni del gobierno local ni de la oposición también local.

Esto último es más grave ya que es el sector opositor, el que debería elaborar un proyecto alternativo al que gobierna la provincia desde hace casi 25 años.

Solamente para tomar un ejemplo cercano en el tiempo, en el inicio de la presente temporada estival, la provincia de Corrientes volvió a exhibir problemas históricos. La falta de servicios básicos: energía, agua, internet y estructuras viales.

Siguiendo con los ejemplos cercanos, en Paso de la Patria su principal fuente de ingresos económicos como es el turismo, naufragó debido a la falta de esos servicios básicos. Solamente para graficar con una localidad próxima a la capital provincial. En otras ciudades del interior correntino ocurrió lo mismo e incluso con más dramatismo, pasar 18 o 20 horas al día sin luz y sin agua. ¿Será para fomentar el turismo aventura o exótico?

Al drama de la falta de servicios esenciales debemos agregarle el otro drama, la sequía y los incendios. Hay 76 mil hectáreas quemadas en lo que va solamente de este año y aún no culmina el segundo mes de 2023.

Entonces. Sobre estos ejes debería girar la base de las propuestas electorales en Corrientes tanto para el oficialismo como para la oposición. Qué hacer con estas cuestiones, cómo generar empleo privado en nuestra tierra y, sobre todo, cómo tener un Estado con transparencia pública y participación ciudadana.

Sin embargo, vemos que tanto el máximo referente del oficialismo como las opacas figuras de la oposición solamente chapotean en la grieta: cada uno de ellos hablándole a sus sectores, hablándole a quienes ya son sus seguidores. Lo que comúnmente decimos: hablar para la tribuna.

Hay que salir de esa dinámica. Es hora de saber a dónde vamos y especialmente, cómo vamos. Si en dirección contraria al precipicio o directo al abismo.

Hacer política no es hablarle a los convencidos de nuestras propuestas y a quienes piensan como nosotros, es justamente todo lo contrario. Es debatir, refutar y mostrar al otro que las cosas se pueden hacer de una forma diferente.

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