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Incendios en el Delta del Paraná: crecen las consultas por enfermedades respiratorias

Los problemas se agravan en la población más vulnerable y entre los pacientes crónicos. Las mediciones de la calidad del aire arrojan números alarmantes en las zonas aledañas a las islas.

Visibles son las consecuencias que provocan en la flora y fauna del Delta del Río Paraná las incesantes quemas en los humedales de las islas; solo basta con ver fotos o videos de la destrucción que dejan los incendios a su paso. Sin embargo, las secuelas de este ecocidio trascienden las fronteras de la provincia de Entre Ríos, afectan a las zonas aledañas y hasta llegaron a la Ciudad de Buenos Aires con su asfixiante humo, generando una contaminación en el aire que superó hasta 6 veces el límite permitido por la ley. Las autoridades sanitarias advierten que esta situación provoca graves consecuencias en la salud de la población, predisponiendo infecciones respiratorias e incluso agravando los cuadros de personas que padecen enfermedades crónicas.

“Los incendios forestales son un problema sanitario creciente a nivel mundial y tienen especial foco en la población más vulnerable, principalmente en niños, ancianos, embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas, sobre todo cardíacas o pulmonares, que al estar expuestos al humo y a otros contaminantes ambientales pueden ver afectada seriamente su salud”, alertó la doctora Silvia Marmiroli, subsecretaria de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, en diálogo con PáginaI12.

Para dimensionar el efecto que tiene la inhalación de humo en el organismo, la funcionaria explicó que “cuando se queman los pastizales, las materias orgánicas se transforman en una mezcla muy compleja de pequeñas partículas en suspensión, compuestas de vapores y gases, que quedan suspendidas en el humo y son las que penetran profundamente a nivel pulmonar. Producen desde irritación en los ojos y goteo nasal hasta problemas más complejos como laringotraqueítis, bronquitis, asma. Y en los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas o con problemas cardiológicos, pueden empeorar sus patologías”.

Si bien el problema de las quemas en las islas no es nuevo (se remonta al menos a 2008), durante este año alcanzó un nivel de asiduidad y expansión territorial que pusieron al tema en la agenda nacional. En ese marco, una de las medidas que tomaron en Rosario fue realizar un estudio para conocer la relación existente entre el comportamiento de las consultas e internaciones por problemas respiratorios específicos, y el humo por la quema de pastizales. Se hizo un recorte estadístico entre 2017 y 2020, periodo en el cual se chequeó la cantidad de consultas realizadas por ese tipo de cuadros en las guardias de los efectores públicos municipales y en los centros de salud, durante los días en los que hubo más humo o en los días posteriores. Pero este seguimiento se vio alterado por la pandemia: muchas personas que tuvieron sintomatología leve no realizaron la consulta o lo resolvieron con una llamada telefónica a su médico de cabecera, lo que impidió llevar un registro fehaciente que luego pueda ser medible para hacer esta valoración.

Marmiroli aclaró que esa circunstancia no permitió que “este estudio, que intentó buscar una correlación entre ambas variables, pueda ser categórico”. De todas maneras, la subsecretaria de Salud Municipal afirmó que habían comenzado a notar un mismo patrón y constataron un aumento de consultas por estos motivos en jornadas en los que el humo fue más intenso.

Al ser consultada por la existencia de casos puntuales de internaciones por inhalación de humo, Marmiroli aclaró que “es difícil hacer una linealidad porque las consultas por patologías respiratorias como broncoespasmos, rinitis o bronquitis se suelen asociar más a una virosis respiratoria. Por ejemplo, una persona asmática o con enfermedad pulmonar crónica puede tener un recrudecimiento de su cuadro a causa del frío, de un virus o también puede ser por la contaminación del ambiente debido al humo, situación que es más difícil de comprobar clínicamente”.

Lo que resulta innegable a esta altura es el alto nivel de contaminación que produce el humo generado por los incendios. En ese marco, el Grupo Calidad de Aire del Instituto Tecnológico de Diseño e Innovación, la Plataforma Ambiental y el Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario comenzaron a realizar mediciones de la calidad del aire en la ciudad que arrojaron números alarmantes. De acuerdo al último informe, a partir del mes de mayo, con la aparición de los focos de incendio en las islas entrerrianas, los valores de contaminación fluctuaron en promedio entre 2 y 3 veces más de lo permitido, mientras que el 14 de junio se registró un valor que superó 5 veces el límite establecido, y el 15 de julio se obtuvo el valor más alto de contaminación, que fue de 6 veces por encima de lo admitido por la ley.

Este estudio sirvió para que la Corte Suprema de la Nación dictara una resolución determinando “que la quema indiscriminada en los humedales del Delta produce afección a la salud, en especial de los habitantes de la ciudad de Rosario”, según explicó Matías De Bueno, director del Observatorio Ambiental. El abogado ambientalista destacó que el Máximo Tribunal sostuvo que “los incendios producen problemas en la salud de las personas, tales como irritación en nariz, garganta, pulmones y ojos, problemas respiratorios y otras perturbaciones más complejas que exceden el límite de la normal tolerancia por la presencia en cantidades importantes de partículas que se desprenden de las llamas y contaminan el aire”. Y detalló que la Corte “reconoció la existencia de prueba suficiente de carácter público y notorio de que los incendios, irregulares, masivos y reiterados causan alarma en la población y amenazan al ambiente”.

Un acuerdo interprovincial

Para dar respuesta al flagelo de los incendios, las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, junto con el Estado nacional, suscribieron un acuerdo interjurisdiccional que derivó en la realización de mesas técnicas con responsables de las tres provincias.

En ese marco, Gabriel Fuks, secretario de Articulación Federal del Ministerio de Seguridad de la Nación, responsable de promover ese diálogo interprovincial, explicó a este diario que si bien durante lo que queda de 2020 se van a mantener guardias permanentes de brigadistas y aviones hidrantes y de observación, el objetivo principal está puesto en la prevención y para eso se está diseñando un plan para el año que viene.

“Estamos trabajando para el 2021 con una agenda muchísimo más compleja, que involucra la seguridad preventiva con un rol importante del Ministerio de Seguridad, el desarrollo de nuevas normas y también el impulso de la Ley de Humedales”, aseguró el funcionario nacional. Por otro lado, consideró que “el tremendo gasto que ha significado esta situación para el Estado tiene que transformarse en un gasto en la prevención y no solo en la respuesta”, que se vuelve muy difícil en medio de una sequía y de una bajante histórica del río Paraná.

Fuks no se olvidó del rol que debe cumplir el Poder Judicial en esta tarea: “Paralelamente, esperamos una acción de la Justicia para que determine fehacientemente la lógica de los incendios intencionales, sus culpables y también sus causas”.

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