La imagen de Tomás Cuesta tirado en el piso y con la rodilla de un policía apretándole fuertemente la cabeza contra el suelo fue otra triste fotografía del gobierno de Javier Milei.
En una nueva marcha de jubilados los efectivos policiales reprimieron duramente a los manifestantes, como también a trabajadores de prensa que se encontraban en el lugar. Incluso balearon a camarógrafo del propio canal oficialista de La Nación.
La suerte no fue diferente para este fotógrafo de AFP que cubría los acontecimientos, y qué tras documentar la violenta represión policial los agentes lo inmovilizaron.
A Tomás lo tiraron al piso, lo violentaron físicamente y luego lo detuvieron en una camioneta, donde cerraban las cortinas para que no se viera para adentro. Luego lo trasladaron, siempre intentando ocultar su imagen.
“La contravención era resistencia a la autoridad, porque el argumento de ellos siempre fue que le pegué a un policía, pero eso no pasó. De hecho revisaron todas las cámaras y no hay tal imagen”, aseguró en conversaciones con Ernesto Tenembaum.