por Luis R. Balderrama
Constantemente escuchamos decir que el déficit fiscal es el problema central de la economía, y se debe a que el Estado gasta más de lo que recauda, entonces emite y genera inflación.
Si bien es cierto que la Argentina venía sufriendo problemas profundos en su economía y que no se pudieron corregir, nunca escuchamos decir que el problema podría deberse a la falta de dólares, para cumplir con las obligaciones que hoy sufrimos tiene que ver con el pago de las importaciones, con el ahorro y el atesoramiento en moneda extranjera, siendo esta última una problemática que el país arrastra desde el debut de la Ley de Entidades Financieras 21.526 implementada en la última dictadura, y que se ha ido complejizando e intensificando hasta la actualidad.
Hoy la falta de divisas es el principal problema de la economía argentina y cuyo empeoramiento va desde el 2015 al 2019, en donde el gobierno acuerda una deuda con el FMI de 44.000 millones de dólares que no se invirtieron en el país, sino que se utilizaron para la formación de activos externos (fugas de divisas), mecanismo que les permite a las grandes empresas dolarizar y exteriorizar los excedentes de renta local en pesos.
Cada ciclo de endeudamiento a lo largo de nuestra historia ha tenido su correlación con la dolarización de excedentes de rentas locales en pesos y su posterior exteriorización, y este fenómeno se explica por la primarización de la economía, la concentración de la producción y la exportación de productos en un arco concentrado de empresas de capitales extranjeros.
Para sostener este Status Quo, siempre se hizo lo mismo; negación y ocultación del problema económico real instalando como verdad absoluta, que el problema de la falta de divisas es el déficit fiscal y la presencia del Estado en la actividad económica.
Para corregir se instala el discurso de alcanzar el déficit cero, y es entonces que desde diciembre 2023 y lo que va de 2024 se aplicaron medidas de ajuste, liberación de los precios y licuación del gasto público, desregulación de sectores de la economía, como energía, salud y educación con lo cual impusieron una redistribución regresiva del ingreso.
Estas medidas y las consecuencias directas, lejos de fomentar la industrialización y la ISI, lo que generan es lo contrario, se repite lo de los ´90 el industricidio, si matamos a la industria, a las pymes, no exportamos productos, entonces no ingresaran divisas y no podremos cumplir con las obligaciones, ajustar la economía no es la salida, endeudarse en moneda extranjera de nuevo es comprometer el futuro del país, resignar soberanía económica y destrozar en tejido social.
El cuadro nos muestra la evolución, del precio de la nafta en relación al precio Brent (tipo de petróleo crudo, se extrae del mar del norte y es referencia para el precio en Europa). Precios que son trasladados a la mesa de las familias.
(*) El autor es Lic. Ciencias Políticas y reside en Coronel Dorrego, Provincia de Buenos Aires
El problema real es una publicación original de El Ágora Digital.
