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Mujeres de hoy

Los 9 trucos de una editora de belleza para tener la piel más bonita

#1. El truco de la toalla

Todo empezó cuando leí que Arabella Preston, maquilladora de Kate Middleton, contó que el secreto para tener una piel radiante y bonita era usar una toalla de algodón humedecida en agua como paso final de la limpieza facial porque limpia en profundidad la piel y ejerce una ligerísima exfoliación. El truco en cuestión me lo confirmó Leticia C. Carrera, directora del Centro Felicidad Carrera, pero con 3 apuntes que cumplo a rajatabla: la toalla tiene que ser de algodón ; el agua tiene que estar templada (si está muy caliente dilata las paredes de los capilares) y la toalla debe ser lavada después de cada uso en el programa de algodón de la lavadora.

#2. La leche limpiadora se retira así

En una de mis visitas a Carmen Navarro, descubrí el porqué del mal momento que atravesaba mi piel: estaba usando agua micelar. No quiero decir con esto que el agua micelar no sea buena idea, pero en el caso de tener una piel sensible y deshidratada como la mía, puede arrastrar la grasa de la propia piel. Por eso me aconsejaron algo que, en mi caso, fue mano de santo: desmaquillar mi piel con leche limpiadora. Dado que me asustaba la idea de que usar este cosmético pudiera aportar grasa a mi piel, Carmen me dijo que retirara la leche con una toalla de algodón humedecida, acabando siempre el ritual con tónico.

#3. Aplicarme la crema con un pequeño masaje

He de reconocer que no lo hago por la mañana (por falta de tiempo) pero por la noche cumplo a rajatabla con este truco y noto la diferencia en el mismo momento porque la piel absorbe la crema y queda ligeramente iluminada y uniformada. Tom Pechux, que siempre se lo hace a los modelos antes de maquillarlas, llevaba razón cuando dijo: “Me gusta hacerlo porque calma la piel, suaviza las líneas de expresión y recupera la luminosidad cuando estás cansada”. Aunque se puede hacer de muchas maneras, yo he simplificado la técnica y lo hago con los movimientos ascendentes y suaves desde el centro del rostro y hacia el exterior que me recomendó Ana Puelles Lostao. "Estos movimientos, además, favorecen la luminosidad de la piel por el efecto colateral de la oxigenación del tejido”, decía la experta.

#4. Desmaquillarme con aceite de coco una vez a la semana

Cuando eres editora de belleza, el aceite de coco tiene que entrar en algún momento en tu vida. Al fin y al cabo, son tantas y tantas las celebs que alaban sus bondades, que acabas experimentando con él en alguna momento. Yo he tardado en hacerlo –concretamente lo he probado por primera vez hace unos meses cuando una amiga me trajo de Punta Cana aceite de coco y de piña orgánico–, y ahora lo entiendo todo. A mí me gusta hacer como Emma Stone y lo uso para desmaquillar mi piel. No lo uso todos los días, pero al menos una vez a la semana me embadurno bien la piel con él y lo retiro con agua templada.

#5. Bendito frío

Siempre, siempre, siempre, antes de maquillaje invoco a Paul Newman, Kate Moss y Vanessa Paradis –ellos lo hacían– y paso un cubito de hielo por mi piel con cuidado para no enrojecerla. Los dermatólogos confirman que el frío estimula la microcirculación sanguínea de la piel y eso implica una piel más luminosa, más tonificada y con el poro suavizado. Otras veces, también me encanta poner en práctica el truco que me dio hace tiempo una experimentada periodista de belleza: levantarse, ponerse un antifaz de gel previamente enfriado en la nevera y volver a meterme en la cama hasta que el antifaz se calienta. Pero claro, llevar este truco a la práctica no siempre es fácil (nada fácil).

#6. Mascarillas de arcilla sí, mascarillas peel-off y exfoliantes agresivos no

Esta reflexión surge de dos afirmaciones: la que me hizo el farmacéutico Pedro Catalá, creador de la marca Twelve Beauty, quien me insistió en la importancia de sustituir una exfoliación semanal por mascarillas purificantes de arcilla. "La exfoliación puede resultar una agresión para la piel. En cambio las mascarillas de arcilla tienen un acción ligeramente exfoliante", decía el experto. Y surge también de la afirmación que me hizo una dermatóloga cuando hablábamos de mascarillas peel-off limpiadoras que pueden resultar agresivas para la piel (si duele la piel al retirarlas). "Estas mascarillas solo eliminan la capa más superficial de forma que los poros rápidamente se rellenarán de queratina y reaparecerán los puntos negros", decía.

#7. No manipular las granitos

Esto puede resultar obvio, pero por mucho que haya escuchado que los granitos no hay que tocarlos, muchas veces he sucumbido a la tentación pensando que era la mejor opción porque el granito en cuestión estaba en su punto álgido. Y sí, he terminado arrepintiéndome después por el grado de inflamación y rojez que he alcanzado. Por eso y porque la dermatóloga Lidia Maroñas me recalcó que tocar cualquier granito "provoca inflamación y cicatrices no deseadas", he aprendido a no tocarlos y a limitarme a usar un producto secante en la zona. ¿Mis preferidos? Spots Filmogel de Urgo y Tulsi Spot Remedy de Aster / Bay.

#8. El tratamiento que funciona es el que se hacen las celebrities antes de una alfombra roja

Suelo ser reacia a los faciales que incluyan maquinaria, simplemente por el hecho de ser poseedora de una piel extremadamente sensible, pero después de probar la radiofrecuencia entendí por qué es el tratamiento que se hacen las celebs antes de una alfombra roja (de hecho, me confirma Carmen Montalbán que suele ser el elegido por actrices como Blanca Suárez antes de un gran evento). Y es que, siempre que lo hagan buenas manos, el resultado en la piel es inmediato y mejora con los días.

#9. Dormir una hora más

Creo que prácticamente todas las modelos y actrices a las que he entrevistado han terminado su lista de trucos beauty diciendo que el mejor truco de belleza es " ser feliz y dormir bien ". Puede resultar demasiado obvio, pero tengo absolutamente comprobado que cuando duermo una hora más –en lugar de las 6 escasas que duermo a diario me refiero a dormir las 7 mínimas recomendadas– mi piel está mucho mucho mejor (y mi estado de ánimo, también). ¿Acaso dormir no es la mejor crema del mundo?

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