Como era de esperar, el Gobierno de Donald Trump plantará cara por todos los frentes a la decisión de un tribunal federal de tumbar sus aranceles , la pieza central de la política comercial del presidente de EE.UU. El primero de ellos será el judicial, donde al multimillonario se le multiplican las batallas, desde su política migratoria hasta su intento de hacer hincar la rodilla a universidades de élite, como Harvard.En un escrito interpuesto ante un tribunal federal de apelación, la Administración Trump anunció que acudirá al Tribunal Supremo para conseguir un «alivio de urgencia» frente a la decisión de este martes del Tribunal Comercial Internacional, con sede en Nueva York, que determinó que la mayoría de los aranceles aprobados por el presidente de EE.UU. desde su regreso al poder son ilegales por no tener justificación en la Ley de Poderes Económicos por Emergencia Internacional, la normativa de 1977 que utilizó para aprobarlos.El bloqueo a la imposición de aranceles, la última turbulencia en la caótica guerra comercial emprendida por Trump contra el mundo, supone «daños irreparables a la seguridad nacional y a la economía» , según ese escrito de la Administración Trump.Noticia Relacionada estandar Si Un tribunal federal tumba los aranceles de Donald Trump Javier AnsorenaEl Gobierno detalló que pedirán la ayuda al alto tribunal -que tiene una mayoría de jueces conservadores reforzados durante el primer mandato de Trump- solo si no consigue que salga adelante su recurso de urgencia a un tribunal de apelación, interpuesto este jueves.Además de ese recurso, la Administración Trump ha solicitado al tribunal neoyorquino que tomó la decisión -que fue unánime por parte de sus tres jueces- que paralice su cumplimiento mientras se sustancia su apelación. Ese tribunal impuso al Gobierno un plazo de diez días para dar los pasos necesarios para que los aranceles que están ahora en pie y que provienen de la invocación de esa ley de emergencia queden inhabilitados.«Estamos viviendo bajo una tiranía judicial» , ha acusado este jueves Stephen Miller, mano derecha de Trump en la Casa Blanca. En la víspera, nada más conocer la decisión, había asegurado que «el golpe judicial está fuera de control».Y otro asesor senior del presidente, Jason Miller, ha criticado: «Estos jueces que no han sido elegidos por nadie están tratando de forzar su propia voluntad en lo que tiene que ver con política fiscal, política comercial y todos los asuntos económicos».Por su parte, Peter Navarro, asesor en materia comercial y uno de los grandes defensores de los aranceles, ha mantenido que el tribunal neoyorquino es «globalista» y está «a favor de los importadores».Las críticas a las decisiones judiciales contrarias a sus intereses son habituales en Trump y sus aliados, que han acusado al poder judicial de tratar de frenar al presidente contra la decisión de las urnas y a través de lo que llaman «jueces activistas» .Los tres jueces que han tomado la decisión sobre los aranceles fueron elegidos por tres presidentes diferentes : el republicano Ronald Reagan, el demócrata Barack Obama y el propio Trump.Si el asunto llega al Supremo, no está claro qué postura tomará . Pese a la mayoría reforzada conservadora -seis jueces elegidos por presidentes republicanos, tres elegidos por presidentes demócratas-, hasta ahora ha tomado decisiones en ambos sentidos; en ocasiones respaldando las posturas de la Administración, y en otras frenando su frenética agenda ejecutiva.