
La prueba, realizada el sábado, contó con la presencia del líder norcoreano, Kim Jong-un, y aportó al país asiático "la capacidad de golpear a sus oponentes en cualquier momento y sin previo aviso", según advirtió la agencia estatal de noticias KCNA, citada por la española EFE.
Kim Jong-un destacó, según la agencia oficial, que Corea del Norte posee ahora "un poderoso arsenal nuclear y un nuevo sistema efectivo de ataque".
El misil fue aparentemente lanzado desde un submarino de clase Sinpo, y a continuación voló propulsado con su propio motor aunque sólo llegó a recorrer unos 30 kilómetros, muy por debajo del rango mínimo de 300 kilómetros de los proyectiles SLBM (Submarine-Launched Ballistic Missile, por sus siglas en inglés), según informó el sábado el Ministerio de Defensa surcoreano.
Seúl no sólo informó del lanzamiento norcoreano, sino que pidió "una respuesta apropiada" del mundo y, principalmente, del Consejo de Seguridad de la ONU.
El mes pasado, la página web estadounidense Free Beacon informó que Corea del Norte había realizado una prueba en tierra con un SLBM desde el astillero de Sinpo, en el noreste del país. Sin embargo, ni el Pentágono ni Washington confirmaron esa información.
Por su parte, Pyongyang afirmó en mayo del año pasado que había probado un SLBM, aunque no está claro si este y posteriores lanzamientos reivindicados por el régimen -el último de ellos anunciado por la Televisión Central de Corea en enero- se completaron con éxito y fueron realmente ejecutados desde submarinos.
Tras la prueba misilística, el líder norcoreano celebró el "gran éxito en el desarrollo tecnológico y en materia de Defensa nacional" e instó a los científicos de su país a "avanzar con el proyecto para poder lanzar ataques nucleares sobre los imperialistas de Estados Unidos y sus marionetas traidoras de Corea del Sur en cuanto el Partido (de los Trabajadores de Corea del Norte) decida hacerlo".
Esta nueva exhibición de poderío militar de Pyongyang tiene lugar después de que el país asiático realizara su cuarta prueba nuclear en enero y un nuevo ensayo de misiles de largo alcance en febrero, lo que desembocó en la imposición de nuevas y más duras sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Hasta ahora las sanciones de la ONU contra Pyongyang se limitaban a su programa nuclear y misilístico y a miembros de la élite política del país. Sin embargo, la última serie golpeó directamente las exportaciones de carbón y otros minerales, una de las principales fuentes de divisas del empobrecido país.
Pese a la difícil situación económica del gobierno comunista, en Nueva York primó el temor a que Corea del Norte logre desarrollar la tecnología necesaria para lanzar misiles desde submarinos plenamente operativos, lo que representaría según expertos internacionales, un enorme salto armamentístico.
La naturaleza móvil de los SLBM ampliaría enormemente el alcance de su arsenal balístico y haría mucho más difícil detectar sus lanzamientos.
Expertos citados en las sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU estiman que Corea del Norte podría tener operativo su sistema de SLBM en un periodo de entre tres y cuatro años.