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Interior Goya

Monseñor Canecin en la Jornada del Buen Pastor: Pregunten a Dios para que nos dio la vida

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Crédito: 120731

El obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin, presidió la misa de clausura de la Jornada del Buen Pastor en la Catedral de Goya. El prelado invitó a los jóvenes a “discernir” cuál es la vocación concreta que Dios quiere para “cada uno en la sociedad y en la Iglesia”. Previamente en la costanera a la vera del Riacho Goya, se concentraron los grupos juveniles, donde se realizaron dinámicas de reflexión animados por el padre Adrian Roelly, de la congregación del Santisimo Redentor.

 

Monseñor Adolfo Canecin inicio su homilía transmitiendo “el saludo y la bendición del Papa Francisco”, al tiempo que agradeció el “acompañamiento” con la oración en su reciente visita ad limina apostolorum que realizo junto a otros 32 obispos de Argentina, y destacó que “gracias a los medios hemos estado en contacto permanentemente” donde se reflejaban las crónicas de su visita a Roma.

 

“Toda la Diócesis de Goya, con su vasta y rica realidad, ha estado presente en la persona del obispo saludando y abrazando al Santo Padre, así que siéntanse todos abrazados bendecidos por el sucesor de Pedro a quien he visitado en estos días” remarco monseñor Canecin.

 

En alusión de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, resalto el lema que identifica este año a la diócesis que transita el Año Vocacional Diocesano: “Que es el joven para que te fijes en el” y por ese motivo empezó a recorrer los colegios secundarios de todos los departamentos llevando una propuesta e invitación.

 

“Qué lindo es escuchar el evangelio de hoy cuando Jesús dice ´Yo soy el buen pastor´ -dijo- y, cuando nos dice ´yo conozco a mis ovejas y los llamo por su nombre”, porque no hay dos seres humanos iguales e irrepetibles.  Jesucristo, que es una sola persona con el Padre, desde la eternidad conoce a cada ser humano” porque cada uno “fue pensado, soñado y amado desde la eternidad personalmente por Dios Padre”.

 

Profundizo su concepto al decir “el nombre de cada uno de nosotros está escrito en la palma de nuestro Dios”, significando que, “siempre estamos en la presencia de Dios” por eso llamo a “valorizar” la existencia de cada persona con “la característica” que tiene la vida de cada uno, “con la historia que es valiosa e importante” porque “Dios nos amó y nos ama personalmente”.

 

“Dios puso en cada uno de nosotros de manera germinal, como una semilla, el sueño suyo desde la eternidad, para cada ser humano, por eso, Jesús puede revelarnos, enseñarnos y mostrarnos cuál es el sueño del Padre para cada uno y, en el encuentro personal con él, puede ir manifestándonos cuál es el sentido de la vida para cada uno” enfatizo.

 

DISCERNIR

 

Animo a “discernir” cuál es la vocación concreta que Dios quiere para “cada uno de nosotros en la sociedad y en la Iglesia” entonces, llamo a  pedir desde el “inicio” el don del discernimiento, sobre todo en la actualidad donde “se vive una cultura de muchas palabras, una cultura hiperconectada y comunicada, no siempre bien informada”.

 

“Jesucristo nos revelo cual es la promesa del Padre: estar con él por la eternidad, su promesa es vida eterna, realización, plenitud y felicidad” subrayo.

 

Continuo señalado que: “Jesucristo da a conocer la promesa del Padre, en la oración y con su palabra” por eso invito a “abrir la mente y el corazón”. Esa actitud “debemos tener en todas las etapas de la vida, de manera especial cuando son niños, adolescentes o en los jóvenes, que están en actitud de búsqueda, para poder decir al Señor que nos dio la vida que, nos revele la identidad más profunda y la condición humana, para saber quién soy, saber de dónde vengo y a donde voy”.

 

Animo más adelante: “Pregunten a Dios, para que nos dio la vida”, porque “Él tiene la respuesta. Dios si sabe porque él nos amó primero, puso un sueño en el corazón de cada uno, dejo en manos de nuestra libertad y nos dio capacidad para descubrir su sueño para asumir, soñar y llevar a la práctica”.

 

Luego alentó a “creer en las promesas de Dios porque desde allí brota la capacidad de ser valientes para arriesgar. Fiarnos, creer y llevar adelante el proyecto de Dios para cada uno es lo mejor que nos puede ocurrir” y aclaro que implica “riesgo y jugarnos, lanzarnos al vacío con valentía”.

 

Así también ocurrió con los santos como los “mártires riojanos que creyeron y se fiaron de Dios, porque ellos, fueron capaces de derramar su sangre y entregar sus vidas para cumplir la misión que el Señor les pidió a cada uno” destaco el prelado goyano.

 

“Hermanos, estoy convencido que el único problema de la Iglesia y de la humanidad es un problema vocacional” sentencio y, “es un problema de descubrir la identidad de seres humanos, imágenes y semejanzas de Dios, varón y mujer, creados por Dios”.

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