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La Iglesia Católica celebra hoy el segundo Domingo de Cuaresma

Este 28 de febrero la Iglesia celebra el segundo domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Marcos 9:2-10, pasaje que narra el momento de la Transfiguración del Señor.

A continuación puede leer el Evangelio y la Homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Felipe Bacarreza Rodríguez:

Evangelio del día (Marcos 9:2-10)

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,

y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»;

pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.

Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.»

Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.»

Homilía de Mons. Bacarreza:

Lo que ocurrió sobre ese monte alto, que la tradición ha identificado con el monte Tabor, es algo que no puede decirse con las palabras de nuestro lenguaje humano. Allí Jesús concedió a los discípulos que había elegido, Pedro, Santiago y Juan, una manifestación de su divinidad. Usemos las mismas palabras del Evangelio: "Se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz". Esto es lo que vieron objetivamente. Pero esto evidentemente no es todo. San Pablo con razón dice, refiriéndose a estas realidades: "lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que lo aman" (1Cor 2,9). Lo que esos tres apóstoles vieron es distinto de todo lo que conocemos por experiencia sensible. Jesús mismo habla de "una visión", cuando les ordena: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".

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