
Los trabajos de limpieza de la desembocadura del arroyo Poncho Verde que comenzó hace poco más de una semana y está a cargo del área de Proyectos a Largo Plazo de la Municipalidad constató lo que era un secreto a voces: el conducto pluvial está infectado de conexiones clandestinas de desagües cloacales. Serían de viviendas particulares, pero no se sabe porque ese relevamiento no forma parte del trabajo que están llevando adelante.
El objetivo, dicen, es quitar más de dos metros de sedimento que obstruye el canal por donde desagüa el viejo Poncho Verde, un entubamiento que forma parte de la red pluvial de la ciudad, pero que está contaminado por líquidos cloacales. Esta es la razón por la cual la zona es una inmundicia. Ahora que el río ha descendido y el lecho de la desembocadura quedó al aire se percibe en toda su magnitud la mugre. La están limpiando, pero no erradica el problema de fondo.
Además en paralelo hay otro problema, en esa zona hay vestigios arqueológicos importantes y podría ser destruidos por el accionar de las máquinas.
Parte del informe que determinó que en la zona hay presencia de barro cloacal, producto de conexiones ilegales a lo largo del ducto, lo que genera la presencia de bacterias potencialmente contaminantes. Lo que se retira del lugar es el barro ya mezclado con agua.
Las bacterias son de dos tipos: anaeróbicas (crecen sin aire, sin oxígeno) y aeróbicas (crecen con aire, con oxígeno), por lo cual los especialistas consultados por este medio explicaron que las anaeróbicas mueren al contacto con el aire/oxígeno, por lo cual mueren al ingresar oxígeno con la acción de las palas mecánicas.
Por otro lado se procede al secado del barro, ya que éste no puede ser transportado debido a su condición de potencialmente peligrosa. Por ello el proceso que se realiza es con la incorporación de cal al sedimento.
El intendente Eduardo Tassano recorrió el lugar, supervisó las tareas y detalló que “lo que se está haciendo es limpiar de hierros viejos y el sedimento, tratando de llegar a la arena. Toda esta situación ambiental la estamos reparando y esto tiene que ver con saneamiento, con salud, con la sustentabilidad ambiental y con todo lo que va a lograr un embellecimiento de esta zona del parque Mitre”.
El Intendente concesionó a un grupo empresario la desembocadura del arroyo para hacer una marina (privada), aunque por el momento no se conoce cómo avanza el proyecto. Por ahora la Municipalidad está limpiando.
“Tenemos que conocer lo que hay”
Apenas salió a la luz el material naval antiguo que se encuentra semienterrado en la confluencia de la desembocadura del arroyo Poncho Verde en el río Paraná, un grupo de correntinos se puso en acción para evitar que las máquinas que están trabajando en el lugar destrocen los vestigios del tesoro hallado.
La más activa fue Marisol Maciel, delegada de la Comisión Nacional de Monumentos, también se sumó Gabriel Romero, a la sazón presidente del Instituto de Cultura de Corrientes y con fluidos contactos con la Comisión Nacional.
“No estamos en contra de las obras, pero hay que trabajar con cuidado, relevar bien la zona, constatar lo hallado y ver si hay forma de rescatarlo. Tenemos que conocer lo que hay allí y ver cómo lo preservamos y cómo se lo contamos a los correntinos”, dijo Romero al programa “Ventana Social”.
Un tesoro histórico que salió a la luz
La extraordinaria bajante que experimenta el río Paraná en estos días ha expuesto sitios de la costa correntina habitualmente vedados a la vista de los vecinos de la ciudad. Es el caso, por ejemplo, del lecho de la desembocadura del arroyo Poncho Verde, que corre al lado del parque Mitre.
Allí no sólo quedó al desnudo el pedregullo natural del lugar, también los desperdicios, y en la arenisca del fondo material naval semienterrado que podría tener un importante valor histórico. Tal como ya lo adelantó este diario, cuando el Municipio comenzaba con las obras de “limpieza”, se encontraron los restos de una embarcación de madera y también un ancla.
“Por el momento es difícil precisar la antigüedad, de acuerdo al relevamiento preliminar se podría decir que se trata de elementos de una embarcación del siglo 19”, señaló el arqueólogo marino Amaru Argueso, que realizó una inspección en la zona a principios de la semana que acaba de terminar.
Buzo, especializado en arqueología subacuática, Argueso llegó a Corrientes enviado por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos, institución que se mostró preocupada ante la posibilidad de que se pierda el patrimonio arqueológico descubierto en la zona. Argueso, que además es especialista en campos de batalla, hizo un prospección del sitio, constató los hallazgos y elevó un informe. Por el momento las máquinas trabajan cerca.