Policiales

Mujer sufrió fractura en una pierna durante un robo de motochorros

Crédito: 76612

Los delincuentes la atacaron cuando iba en moto junto a su hija de 10 años. Ambas cayeron al piso. La menor salió ilesa y ella con una rodilla quebrada. Así les robaron una cartera.



Dos de­lin­cuen­tes hi­rie­ron a una mu­jer du­ran­te un asal­to ca­lle­je­ro en la ca­pi­tal de Co­rrien­tes. Pa­ra ro­bar una car­te­ra pro­vo­ca­ron su ca­í­da des­de una mo­to­ci­cle­ta en la que cir­cu­la­ba jun­to a su hi­ja de 10 años. Por los gol­pes, su­frió ras­po­nes e in­clu­so frac­tu­ra en una pier­na.



El ilí­ci­to se pro­du­jo a ple­na luz del dí­a. Al­re­de­dor de las 10:45 las víc­ti­mas es­ta­ban a po­cos me­tros de lle­gar a la es­qui­na de Tu­rín y San Fran­cis­co de Asís del ba­rrio Ciu­da­des Co­rren­ti­nas, don­de las sor­pren­die­ron “mo­to­cho­rros”.



De acuer­do a in­for­ma­ción a la que ac­ce­dió dia­rio épo­ca, los la­dro­nes iban en una mo­to­ci­cle­ta de al­ta ci­lin­dra­da, apa­ren­te­men­te sin cha­pa pa­ten­te, des­de la que los dos co­men­za­ron a agre­dir a ma­dre e hi­ja.



Con su­ma vio­len­cia, ta­les la­dro­nes arre­me­tie­ron con­tra la mu­jer, de 40 años, y la ne­na. De esa for­ma hi­cie­ron que am­bas per­die­ran el equi­li­brio has­ta ca­er al pi­so.



Mien­tras gri­ta­ban, los dos su­je­tos con­cre­ta­ron la sus­trac­ción de un bol­so en el que ha­bía al­gu­nas do­cu­men­ta­cio­nes, di­ne­ro en efec­ti­vo y un te­lé­fo­no ce­lu­lar. Des­pués ini­cia­ron a la fu­ga en sen­ti­do al ba­rrio Pi­ra­yuí.



Al ser so­co­rri­da, la mu­jer adul­ta evi­den­cia­ba un es­ta­do de gran ner­vio­sis­mo. Pe­ro ade­más te­nía ras­po­nes y un se­ve­ro gol­pe en la pier­na iz­quier­da, su­fri­do al ca­er co­mo con­se­cuen­cia del em­pu­jón del de­lin­cuen­te.



Ve­ci­nos de la zo­na aler­ta­ron de lo ocu­rri­do tan­to a la Po­li­cía co­mo al ser­vi­cio de emer­gen­cias mé­di­cas.



Lue­go de las pri­me­ras aten­cio­nes en el lu­gar, la mu­jer de 40 años ne­ce­si­tó de es­tu­dios ra­dio­grá­fi­cos en un es­ta­ble­ci­mien­to mé­di­co pa­ra de­ter­mi­nar el gra­do de le­sión a la al­tu­ra de la ro­di­lla, que le im­pe­día mo­vi­li­zar­se.

 

Más tar­de, uno de los exá­me­nes mé­di­cos re­ve­ló la se­rie­dad de la he­ri­da.



La ni­ña, por su par­te, no tu­vo con­se­cuen­cias fí­si­cas pe­ro sí un da­ño emo­cio­nal.



Am­bos “mo­to­cho­rros”, quie­nes se­rí­an jó­ve­nes de en­tre 18 y 25 años, se­gún los da­tos apor­ta­dos de par­te de la mu­jer, per­ma­ne­cí­an pró­fu­gos.



La cau­sa, en la que in­ter­vie­nen las au­to­ri­da­des ju­di­cia­les en tur­no, fue ini­cia­da co­mo ro­bo y le­sio­nes gra­ves.

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