A pesar de que se vuelve una tediosa rutina, también prefieren sacar la batería o las ruedas de los vehículos para dificultar la tarea de los ladrones.
Un grupo de vecinos de la zona oeste de la ciudad de Rosario decidió tomar una medida extrema ante tantos episodios de inseguridad: encadenar todos los días sus autos a los árboles para evitar que sean robados. Incluso algunos les sacan las ruedas y baterías por las noches.
“Lo hago porque quiero dormir tranquilo a la noche para poder descansar”, dijo uno de los afectados que implementó esa insólita rutina.
Se trata de vecinos de Derqui y Donado, que se hartaron de ser víctimas de robos constantemente. En declaraciones con el medio local Rosario 3, Pablo, vecino de la zona, contó que la semana pasada a la madrugada le robaron una camioneta Ford F-100, que estaba estacionada en la puerta de su casa.
“Estos muchachos me arruinaron, soy sostén de familia. Ofrezco recompensa para quien tenga información de la camioneta”, sostuvo y explicó que era su herramienta de trabajo, ya que durante la semana es fletero. Para aportar datos se pueden comunicar al 3412635189.
Horacio es otro vecino que empezó a sacarle una rueda a su auto luego de que le robaran la batería: “No me queda otra que venir y hacerlo. También saco la batería, ese robo es más normal”.
“El robo de baterías es normal, a mí ya me la sacaron una vez. Veo que el modus operandi es que te sacan el auto a la rastra, entonces le saqué una rueda. Y si esto no es suficiente, le sacaré otra”, explicó el hombre. Y agregó: “Lo hago porque quiero dormir tranquilo a la noche para poder descansar”.
Otro testimonio fuerte es el de “Chipi”, el dueño del taller mecánico del barrio. Por su trabajo, suele dejar vehículos en la vía pública pero ya se hizo parte de la rutina sacarle una rueda a todos los autos antes de irse a su casa.
“Acá los vecinos encadenan los vehículos, a una columna, a un árbol, al diferencial del vehículo. Yo no me quedo tranquilo, nos levantamos a la madrugada con mi señora y miramos por la ventana si están los autos”, enfatizó.
Con cierta resignación, concluyó: “No se puede vivir más. La traba para el volante ya no es segura, los muchachitos tienen todas las mañanas y se lo llevan igual”.
