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Policiales Ayer

Vecinos de Mburucuyá marcharon pidiendo justicia por anciano asesinado

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Crédito: 82664

yer, las ca­lles de Mbu­ru­cu­yá fue­ron es­ce­na­rio de una im­por­tan­te mar­cha pro­ta­go­ni­za­da por alle­ga­dos de Fe­li­cia­no Lez­ca­no, un an­cia­no de 79 años que fue ase­si­na­do de un dis­pa­ro en su pro­pia ca­sa, cuan­do des­cu­brió que su vi­vien­da es­ta­ba sien­do asal­ta­da. Es así que los ma­ni­fes­tan­tes re­cla­ma­ron jus­ti­cia, ya que si bien hay un de­te­ni­do por el ca­so, ha­bría prue­bas con­tun­den­tes que se­ña­la­rí­an la par­ti­ci­pa­ción de otros su­je­tos en el cri­men, cóm­pli­ces del arres­ta­do. Jus­ta­men­te la mar­cha fue pa­ra pe­dir que es­tas per­so­nas se­an de­te­ni­das por­que apa­ren­te­men­te no es­ta­rí­an sien­do bus­ca­das.


De es­ta ma­ne­ra, la ciu­da­da­nía se con­gre­gó al­re­de­dor de las 20 afue­ra de la pa­rro­quia San An­to­nio de Pa­dua y mar­chó ha­cia la co­mi­sa­ría lo­cal ubi­ca­da a unas cua­dras. Los ma­ni­fes­tan­tes lle­va­ban ve­las y pan­car­tas en re­cla­mo de jus­ti­cia.

 

Se­gún se in­di­có, el de­te­ni­do iden­ti­fi­ca­do co­mo G. A. Flei­tas, era par­te de una ban­da for­ma­da por otras cua­tros per­so­nas, en­tre ellas una mu­jer. De­be se­ña­lar­se que no es el pri­mer ase­si­na­to al que es­te hom­bre es vin­cu­la­do, ya que en 2016 fue arres­ta­do co­mo sos­pe­cho­so del ho­mi­ci­dio de Ri­car­do Ruiz Dí­as, ul­ti­ma­do de un es­co­pe­ta­zo. Por ese he­cho se ha­bía de­mo­ra­do a Flei­tas y a otros cua­tro sos­pe­cho­sos, pe­ro las prue­bas no ha­brí­an si­do su­fi­cien­tes pa­ra sus­ten­tar las acu­sa­cio­nes.

 

El ase­si­na­to de Lez­ca­no, en tan­to, ocu­rrió ha­ce una se­ma­na. In­for­ma­ción ob­te­ni­da por épo­ca apun­tó que el cuer­po del su­je­to fue lim­pia­do con la­van­di­na con la in­ten­ción de que no que­den ras­tros del o los ase­si­nos. Asi­mis­mo se en­con­tra­ron api­la­dos va­rios ele­men­tos, pro­pie­dad de la víc­ti­ma. Una par­te fue vis­ta cer­ca de la en­tra­da de la ca­sa de Lez­ca­no, mien­tras que otra fue ha­lla­da ocul­ta en un es­te­ro. Es­to per­mi­te pen­sar que Flei­tas no pu­do ha­ber he­cho to­do so­lo ya que fue muy po­co tiem­po pa­ra ma­tar al an­cia­no, mo­vi­li­zar los ele­men­tos a dis­tin­tos si­tios y huir. En la ca­sa del de­te­ni­do se en­con­tró la lla­ve de la vi­vien­da del fa­lle­ci­do.

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