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Policiales Tenía 86 años

Mujer asfixiada con crucifijo en la garganta vivía en el B° La Vizcacha

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Crédito: 84149

Se trata de Justa Valenzuela, una “rezadora” de 86 años, del capitalino barrio Colombia Granaderos. Fue sometida a una golpiza y le incrustaron la imagen religiosa en la boca. La habrían llevado a la fuerza en un auto. Allanamientos en búsqueda de los criminales.


La mu­jer ha­lla­da ase­si­na­da en el ce­men­te­rio de la lo­ca­li­dad co­rren­ti­na de 9 de Ju­lio fue iden­ti­fi­ca­da co­mo una an­cia­na de 86 años, quien vi­vía en nues­tra ca­pi­tal pro­vin­cial. Se lla­ma Jus­ta Va­len­zue­la y su do­mi­ci­lio se en­cuen­tra en el po­pu­lo­so ba­rrio Co­lom­bia Gra­na­de­ros.


Pa­ra los in­ves­ti­ga­do­res del ca­so era ca­si una cer­te­za que la oc­to­ge­na­ria fue tras­la­da­da a la fuer­za en un ve­hí­cu­lo au­to­mo­tor has­ta aquel pe­que­ño po­bla­do del in­te­rior pro­vin­cial, don­de la en­con­tra­ron con un cru­ci­fi­jo de más de 10 cen­tí­me­tros in­crus­ta­do por la bo­ca a la gar­gan­ta.


Au­to­ri­da­des de la Fis­ca­lía y el Juz­ga­do de Ins­truc­ción de Go­ya re­co­lec­ta­ron tes­ti­mo­nia­les y re­sul­ta­dos de pes­qui­sas po­li­cia­les an­tes de li­brar ór­de­nes de alla­na­mien­tos.


Al me­nos dos de ellos fue­ron dis­pues­tos que se re­a­li­cen en la ciu­dad de Co­rrien­tes, adon­de con la co­la­bo­ra­ción de la Di­vi­sión Ho­mi­ci­dios de la Di­rec­ción de In­ves­ti­ga­ción Cri­mi­nal es­ta­ban a la bús­que­da de sos­pe­cho­sos.

 

El cri­men fue des­cu­bier­to en la ma­ña­na del miér­co­les 6 de di­ciem­bre. Un hom­bre que re­a­li­za ta­re­as de man­te­ni­mien­to y lim­pie­za en el cam­po­san­to ob­ser­vó, so­bre una tum­ba, el cuer­po de una mu­jer fa­lle­ci­da.


A sim­ple vis­ta, en el mo­men­to de la lle­ga­da de las au­to­ri­da­des po­li­cia­les, to­do apun­ta­ba a una muer­te de ca­rac­te­rís­ti­cas vio­len­tas. En los bra­zos, ros­tro y cue­llo, las le­sio­nes eran com­pa­ti­bles con una gol­pi­za. Ade­más, sus pren­das de ves­tir pre­sen­ta­ban man­chas de san­gre.


Lue­go de tres dí­as, efec­ti­vos de la co­mi­sa­ría lo­cal a car­go del co­mi­sa­rio Mar­ce­li­no Car­do­zo ob­tu­vie­ron la no­ti­cia que tan­to es­pe­ra­ban. Fa­mi­lia­res de la víc­ti­ma via­ja­ron des­de ca­pi­tal has­ta la ciu­dad de Go­ya, don­de el cuer­po es­ta­ba en la mor­gue del hos­pi­tal en ca­li­dad de NN.


Aler­ta­dos de al­gu­nas no­ti­cias que le­ye­ron en los me­dios de pren­sa, su­ma­do a la au­sen­cia de su ser que­ri­do, los lle­vó a pre­su­mir que po­dría tra­tar­se de ella. En de­fi­ni­ti­va, pu­die­ron co­rro­bo­rar que era exac­ta­men­te así.


Es­tas per­so­nas in­di­ca­ron que la mu­jer ase­si­na­da era muy re­li­gio­sa, al pun­to que en su ba­rrio la co­no­cí­an co­mo “re­za­do­ra”, una per­so­na que trans­mi­tía la pa­la­bra de Dios. A ella de­ja­ron de ver des­de el mar­tes cer­ca del me­dio­dí­a.


Se pre­su­me que Va­len­zue­la fue lle­va­da a 9 de Ju­lio, dis­tan­te 175 ki­ló­me­tros al Sur de Ca­pi­tal, en un au­to­mó­vil. “To­do ha­bría co­men­za­do en Co­rrien­tes y fi­na­li­zó en el in­te­rior pro­vin­cial, esa es la prin­ci­pal lí­nea que es­ta­mos si­guien­do”, des­li­zó una fuen­te po­li­cial a dia­rio épo­ca.

 

La an­cia­na, de acuer­do a los es­tu­dios fo­ren­ses, mu­rió en­tre 10 y 12 ho­ras an­tes de ser ha­lla­da. En es­te sen­ti­do, el cri­men ha­bría su­ce­di­do en la no­che del mar­tes.


Hay mu­chos pun­tos a es­ta­ble­cer. No es­tá cla­ro si la mu­jer fue ul­ti­ma­da en el ce­men­te­rio o los de­lin­cuen­tes la arro­ja­ron en ese lu­gar una vez que ya es­ta­ba fa­lle­ci­da.


Tam­bién, a de­cir de los de­tec­ti­ves, el ca­so re­sul­ta lla­ma­ti­vo por­que, en de­fi­ni­ti­va, pa­re­cie­ra que los ho­mi­ci­das pre­ten­dí­an de­jar un men­sa­je.

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