
El devoto de la Virgen Jorge Ferreyra resaltó el valor sentimental del rodado y contó que iba a donarlo a la Basílica correntina.
Jorge Omar “Pelusa” Ferreyra cumplirá en diciembre 30 años de su participación en la peregrinación ciclística a la Basílica de Nuestra Señora de Itatí, y pensaba dejar como ofrenda la bicicleta que lo acompañó durante todo este tiempo. Pero no podrá ser porque los “amigos de lo ajeno” robaron el rodado 28 que con esmero, había dejado como nueva y pintada recientemente.
“Hace unos días la había dejado en la casa de una amiga para que entrenara para participar de la peregrinación ciclística, se fue a trabajar, y al mediodía cuando regresó a su domicilio de calle Salta casi 25 de Mayo, se encontró con que habían forzaron las rejas, cortaron la cadena a la que estaba amarrada, llevándose la bici”, lamentó el peregrino.
Al borde de las lágrimas aseguró que más que el valor económico “tiene un valor sentimental porque hace 30 años me acompañaba durante la peregrinación. Mi intención era donarla a la basílica por cumplir 30 años de la travesía. Muchas veces en lugar de llegar yo, la bicicleta lo hacía por mí porque las fueras muchas veces no me alcanzaban. Generalmente entreno para realizar el viaje aunque muchas veces fui sin entrenar. Por eso digo que muchas veces ella llegaba por mí”.
Confió que va a Itatí porque hizo una promesa en ocasión de encontrarse enfermo de gravedad. Incluso en una oportunidad fue de a pie en compañía de un grupo. “Mi devoción por María de Itatí es demasiado grande. Es la que me mantiene vivo. Hubo seis o siete años que no pude asistir por cuestiones de salud pero cuando pude, no dudé ni un instante. La fe siempre me hizo llegar”, reconoció.
Emocionante
A quienes no se animan a participar de la experiencia aconsejó que “quizás la primera vez irá por curiosidad pero si cree en algo superior, cada vez que vaya va a emocionarse más y le va a gustar más. La solidaridad que la gente te demuestra en el camino es impresionante. No hay enemigos. Somos todos peregrinos y de una u otra forma nos ayudamos con un vaso de agua o una rodaja de pan, pero llegamos, con la ayuda de Dios”.
Reconoció que “soy un agradecido que la virgencita se haya cruzado en mi camino y me haya abierto el corazón de esa manera para poder cumplir con ella”.
Tras el robo, cuya denuncia radicó en la seccional Primera, muchos ofrecieron su colaboración a “Pelusa” para acondicionar una bici usada a fin que pueda cumplir con su propósito el próximo 8 de diciembre.
“Hay mucha gente solidaria que a pesar de no conocerme ya me ofreció prestar alguna bicicleta para poder pedalear este año. Aunque sea a pie voy a volver a ir”, sostuvo emocionado. Primeraedición