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Policiales

Denuncian torturas y muerte en una comisaría

“A mi hijo lo mató la policía, lo molieron a golpes”. En diálogo con Página/12, Laura Coronel pidió “justicia” para su hijo, Mauro Ezequiel Coronel, de 22 años, quien falleció en el Hospital Regional de Santiago del Estero, luego de estar detenido en la comisaría décima de la capital provincial, denunciada por varios casos de torturas. “Nos dijeron que murió por una neumonía, pero cuando lo vimos en el hospital tenía el rostro desfigurado y golpes en todo el cuerpo”, sostuvo Laura, quien en una de las veces que fue a la seccional escuchó los gritos de su hijo cuando era golpeado.

La mujer explicó que a Mauro lo detuvieron en la madrugada del 1º de mayo y desde ese momento “estuvo desaparecido varios días porque fuimos a la comisaría décima, pero nos decían que estaba en la Escuela de Policía, luego que estaba en el Liceo Policial, pero tampoco estaba ahí”. Nunca reconocieron que era él quien gritaba, pero ella afirma que era su hijo “el que gritaba porque lo estaban golpeando”.

Recién el domingo siguiente, por intermedio de una vecina, “nos enteramos que estaba en el hospital, y yo lo puedo ver el lunes (4 de mayo): estaba muy golpeado, en la cara, se tomaba el estómago por el dolor y vomitaba sangre”. La muerte se produjo el martes 5, a las seis de la mañana. El caso recién tuvo difusión pública hace unos días.

Laura dijo que a Mauro lo detuvieron en el marco de un planteo por la tenencia de sus hijos. “Lo vinieron a detener porque supuestamente lo denunciaron porque quiso llevarse a sus hijos y se lo llevaron a la comisaría décima, pero después nos dijeron que allí no estaba, hasta que lo encontramos en el hospital”.

Laura Coronel también denunció “la mala atención que recibió mi hijo en el Hospital Regional, porque estaba agonizando y lo tenían internado en una sala común, recién lo pasaron a terapia intensiva el lunes por la noche, cuando tenían que haberlo pasado desde el principio”. La mamá cree que “no lo pasaron porque a los policías no le convenía, porque si mi hijo hablaba, ellos perdían. Lo que hicieron fue tratar a una persona como si fuera un animal”.

El caso tuvo difusión recién a partir de la denuncia pública presentada por la Red de Organizaciones contra la Violencia Institucional. En un comunicado, la organización señaló que “la madre escuchó los gritos de su hijo, pero los policías la retiraron del lugar, pero siguió escuchando sus gritos por un rato hasta que se hizo el silencio”.

La Red denunció que “a diario, cientos de personas son torturadas, como Mauro, en las comisarías y dependencias policiales de Santiago. Solo que de vez en cuando, alguien no soporta las brutales golpizas y muere, como en los casos de Darío Pérez, Ramón Vázquez, Julio Ávila y Lucho Corbalán”.

A pesar de la supuesta causa de muerte invocada por las autoridades policiales, el informe forense dice que Mauro “tenía múltiples traumatismos que le produjeron hematomas” y a simple vista se observaba “un cuerpo lleno de moretones en la cabeza, los brazos, el abdomen y las piernas".

La Red contra la Violencia Institucional ha recibido, durante la cuarentena, muchas denuncias de vecinos de los barrios populares de la capital de Santiago del Estero por distintos casos de violencia policial. Muchos ocurrieron según las denuncias en la comisaría décima.

El año pasado, cuatro policías fueron condenados a cadena perpetua por haber asesinado al albañil Ramón Vázquez, en el año 2013. En 2018, también hicieron lo mismo con el electricista Darío Pérez, de 40 años. Cuando ocurrió la muerte de Pérez, removieron a toda la cúpula de la comisaría décima.

A Pérez lo detuvieron en un “operativo de seguridad” en la capital provincial e intentaron retenerle una moto de su propiedad. Les dice a los policías que tiene los papeles en regla, pero lo golpean cuando se opone a que le quiten el vehículo.

La muerte de Pérez se produjo a las diez de la noche, el mismo día de su detención. Al cuerpo lo llevaron a la morgue, pero ningún forense lo revisó. Lo habían llevado a la comisaría décima, que lo detuvo en jurisdicción de la comisaría quinta. Se dijo que murió porque era hipertenso y que estaba alcoholizado.

Después se probó que lo habían golpeado, que presentaba signos de “asfixia por sofocación”. La autopsia dijo que se podría haber utilizado una bolsa de plástico, el famoso “submarino seco” instaurado durante la dictadura militar. Se sospecha que a Mauro Coronel le aplicaron el mismo método.

Por el caso del electricista Pérez fueron imputados por homicidio los policías Maximiliano Tévez, Fernando Medina, Jorge Jaime y José Luis Gómez. En la décima descubrieron una habitación con una mesa en el medio, un par de sillas, un colchón contra la pared y un equipo de música. La mamá de Coronel dice que escuchó música fuerte cuando su hijo gritaba.

Los abogados de la familia, Emiliano y Martín Aguirre, pidieron que se hagan nuevos estudios sobre el cuero de Mauro Ezequiel Coronel, que se encuentra “en el panteón donde descansa su abuela”.

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SANTIAGO DEL ESTERO COMISARIA VIOLENCIA POLICÍA

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