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Opinión del Lector

¿Y si apagamos los celulares?

Pablo Vera

Por Pablo Vera

Adam Smith (1723-1790), David Ricardo (1772-1823) y yo estamos terminando la cuatro quesos al estilo napolitano en la Pizzería “Da Filippo” (Mar del Plata-Playa Grande). Antes habíamos liquidado dos pizzitas estilo margarita. La decoración del lugar parece la propia de un local de Nápoles. Las fotos del Dios del fútbol con la camiseta del Napoli invaden cada rincón. Mi imaginación vuela, aunque de verdad sucedió el día en que Cristina Kirchner fue a la tele.

Ya son pasadas las nueve y Adam recuerda que a las 21.30 arranca CFK. Les digo que acá no hay tele. "Tranquilo amigos", dice David Ricardo, "que tengo un piso acá cerca con vista al mar, con un amplio living y un Smart 86 pulgadas". Ahí marchamos.

Para algunos poetas sería una “caricia marina”. Para mi es simplemente viento y se ve que está enojado. Ya instalados en el living, comenzamos a escuchar a CFK. Algo llama la atención de David y Adam. Es cuando la vice afirma: “¿Sabés lo que pasa? Poner todas las expectativas en los precios de las commodities no es bueno. Son precios de carácter internacional, y por lo tanto no te aseguran un flujo permanente y constante. Entonces puede bajar el precio de la soja, el trigo… Me parece que además apostar en un país a una economía primarizada, a la exportación de commodities... Tenemos que ir por un desarrollo industrial que nos permita exportar tecnología, valor porque esto significa salarios bien remunerados”.

"¿Qué opinas Adam?", lo interpela David.

“Bueno --contesta Adam--, tú sabes que yo creo que el trabajo de cualquier país se divide en tres partes. La renta de la tierra, el salario del trabajador y la ganancia del terrateniente. Estos últimos son los únicos a los que no les cuesta trabajo la adquisición de su ganancia.”

"Sin dudas", agrega David Ricardo. "Descontando que en la Argentina, donde los dueños de la tierra aprovechan el clima templado y la excelente calidad del suelo, llegan a obtener ganancias extraordinarias."

Los interrumpo y les digo si me pueden explicar mejor. Dice David: “Pensá que el precio de un cereal está determinado por la productividad del conseguido en la peor tierra. Entonces, si surgiera el precio en la de mejor productividad, nadie trabajaría en la peor. De ahí que la renta que se consigue en la Argentina sea extraordinaria".

“Entonces ¿nos convendría dedicarnos solo a producir alimentos y no darle bola a CFK?", provoco.

Adam y David se sonríen. “No nos pongas en ese compromiso, que nosotros somos turistas… Yo solo digo, amigo Pablo, que Gran Bretaña no se hubiese industrializado, si no hubiese conseguido que la burguesía industrial, se impusiera sobre los terratenientes. Amigo, nosotros pensamos centralmente en còmo beneficiar a Gran Bretaña”.

Ahí recordé lo que alguna vez me dijo Enrique Silberstein (1920-1973) en su texto “Charlas Económicas" de 1967: para estudiar economía leé a Adam Smith, pero no le creas todo, porque Smith escribía para el beneficio de Inglaterra.

Al rato, invitado por Adam y David, llega Ernst Engel (1821-1896), que arranca con un “yo respetuosamente creo que CFK está en lo cierto". Y sigue así: "Mis investigaciones me permiten afirmar que a medida que los ingresos de las personas suben, los gastos suben en similar proporción, pero en una proporción particular. Aumentan más los gastos en bienes manufacturados o de lujo y menos los vinculados a la alimentación".

Supongo que mi cara delata que no termino de entender. El amigo Engel con paciencia me lo vuelve a explicar. Sigo sin entender. Engel va a la heladera a ver qué hay mientras Adam y David se olvidan de CFK y discuten el arbitraje de la semifinal de Francia-Inglaterra en el mundial de Qatar.

De vuelta, Engel me pide que llame a un argentino para que me explique su Ley de Engel. Al rato se suma Raúl Prebisch (1901-1986) saluda a todos y se ríe a carcajadas por algo que le dice David. Luego me entero de que son muy amigos y no le escapan a la joda por las noches marplatenses.

Engel le comenta a Prebisch mis cavilaciones y dudas. El compatriota arranca: “Cuando usted era chico ¿cuántos teléfonos había en su casa? ¿Cuántos televisores? ¿Cuántos artículos del hogar electrónicos?" Le contesto que teléfono uno solo, igual que la tele, heladera, lavarropa y qué se yo, veladores. "¿Y ahora?" Cuatro teléfonos, dos teles, una computadora, dos notebooks, DVD, equipo de música, secarropas, etc., etc.

"Bueno, mi amigo, ahí esta", me dice Prebisch. "Si un país se especializa únicamente en bienes primarios como cereales o carnes, esta jodido. Porque hace cincuenta años se hacìan tres comidas por dìa, como hoy, pero su consumo de bienes se ha incrementado notablemente. Es decir, hay bienes que tienen una demanda fija, como los alimentos, y otros que tienen una demanda que se ensancha día a día."

Ahí si que termino de entender lo que explicó CFK.

“Gracias, Don Raúl”, le digo. "Entonces CFK tiene razón".

"¿Como CFK?" dice Prebisch. Furioso, le grita a Engel: "¿Me hiciste venir para hablar sobre una peronista?”

"Sí, Raúl, y ¿qué problema hay?".

"Mirá, Engel, yo con los peronistas no quiero saber nada, ni ayer, ni hoy ni nunca, así que me voy.”

Y se va, golpeando la puerta. Les agradezco a Ricardo y Smith y me vuelvo al hotel donde estoy parando.

Al día siguiente, mientras desayuno leo una nota de La Nación que cuestiona con dureza los comentarios de CFK, y cita en particular a Nicolás Pino, Presidente de la Sociedad Rural, quien muy ofendido acusa la ignorancia de la Vicepresidenta sobre el sector agropecuario, exige bajar impuestos y cuestiona que la actividad genere poca mano de obra, a diferencia de la industria. El Presidente de la SRA cita datos de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino y niega que el sector no pague buenos salarios.

Mientras le entraba a la segunda medialuna, me puse a investigar un poco y el mismo diario en una nota del 17-6-2015 firmada por Paula Urien nos dice que “el déficit de servicios y la escasez de trabajo de buena calidad van despoblando al campo”. Lo interesante es que la fuente es la misma Fundación. Confieso que me río. Sigo buscando y encuentro, sobre la creación de trabajo del sector, el último informe del INDEC (cuarto trimestre 2022) Cuenta Generación del Ingreso y mano de obra. Dice que en el sector agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca existen 1.529.000 puestos de trabajo con una remuneración por hora trabajada de 487$ y en el sector industria manufacturera, tenemos 2.659.000 puestos de trabajo con una remuneración por hora trabajada de 1177 $ .Es decir que el trabajador industrial cobra un salario 2,4 veces superior al del trabajador rural.

Pego la vuelta por la Ruta 2, con parada obligada en la Parrilla Carlitos. Mientras voy por la segunda costilla, en una mesa cercana dos masculinos (diría sumario policial) conversan en voz alta. El mayor, con una profusa cabellera canosa, dice: “Me duele mucho que argentinos que dicen reivindicar mi pensamiento no lo conozcan en su plenitud. Vos sabés que estoy en contra del caudillismo, lo que hoy llaman peronismo, pero no puedo tolerar que en 2023 se siga desconociendo la altísima concentración de la propiedad de la tierra, y cómo nuestro campo se va despoblando de productores y establecimientos. Parecen desconocer que, como nos enseñan Cameron-Neal en su texto Historia Económica Mundial, desde el Paleolítico al Presente (2014), la agricultura era la principal ocupación de la gran mayoría hace miles de años. Sin embargo hoy solo es la principal en las naciones de bajas rentas. Parecen desconocer que ya en 1855 dije que la tierra el asiento de la propiedad y el producto de la agricultura no puede desprenderse de ella. Es decir, debe existir coincidencia entre propiedad y producción".

"Bueno, Domingo Faustino, no te enojes", lo calma el compañero de mesa. "Recordá lo que te dijo el médico."

"¿Enojarme? ¡Estoy indignado!"

Sarmiento le muestra a su acompañante un análisis del Censo Agropecuario de 2018, donde dice que la tierra arrendada creció hasta llegar a casi el 38 por ciento y que hay una vertiginosa caída de las explotaciones agropecuarias, producto de una profundización de la concentración de la tierra.

Ya con el café me acuerdo del discurso de Néstor Kirchner en el Parque Lezama, luego de la derrota en el 2009. Cuando muchos estábamos bajoneados, ese flaco del sur nos dijo que “no vamos a lograr ganar de cualquier manera, sino teniendo las convicciones y principios que tenemos que llevar adelante”.

Asi que, amigas, amigos ¿y si militamos el proyecto de país industrializado y salimos, pese a todo, a las calles y plazas de nuestra Patria y lo charlamos con nuestros vecinos? ¿Y si, aunque sea por un ratito, apagamos el celu y en vez de tomarnos selfies escuchamos y abrazamos a nuestros compatriotas? ¿Y si lo intentamos?

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