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Opinión del Lector

Un logro contra los crímenes de lesa humanidad

Fortunato Mallimaci

Por Fortunato Mallimaci

El miércoles 8 de agosto de 2021 será una fecha a recordar en la Universidad Nacional del Sur y por todos aquellos y aquellas que seguimos exigiendo Memoria, Verdad y Justicia en la Argentina y América Latina.

El Consejo Superior de esa universidad se reunió en forma extraordinaria para decidir una resolución trascendente y única en nuestro país como el otorgamiento de un Doctorado honoris causa post morten a David Cilleruelo (Watu), estudiante asesinado en las aulas en 1975 y en su nombre , al resto de los asesinados de la UNS ( https://st02.uns.edu.ar/contenidos/documentos/45_AP_5161.pdf).

La sesión comenzó haciendo memoria de cada una y cada uno de los casi 80 compañeros y compañeras estudiantes, trabajadores docentes y no docentes, y graduados asesinadas entre 1974 y 1983. En un solemne silencio, de pie y con sollozos los asistentes –consejeros e invitados especiales-- escucharon sus nombres. La vida, el alma, la militancia, el sufrimiento, el compromiso y la memoria de esas víctimas peligrosas resonaron en toda la UNS.

Compañeros y compañeras de la época y familiares de Watu recordaron su vida de militante como secretario de la Federación Universitaria Bahía Blanca y miembro de la Federación Juvenil Comunista.

El rector Daniel Vega, con voz firme y serena, recordó que desde el despacho del rectorado, donde él ahora estaba hablando, un 3 de abril de 1975 Remus Tetu había dado la orden a la patota de la Alianza Anticomunista Argentina de asesinar a David Cilleruelo.

Luego se escuchó la palabra de Adolfo Pérez Esquivel miembro de la Comisión ad hoc integrada junto a Estela de Carlotto, Baltasar Garzon, Dora Barrancos. Pepe Mujica y el autor de este artículo, avalando el honoris causa a Watu y las decisiones tomadas por el rector y el Consejo Superior de reparación al conjunto de las víctimas.

El Consejo Superior Universitario (CSU) de la UNS en su resolución CSU-049/21 en repudio al último golpe cívico-militar-religioso tiene la valentía de reconocer que “la UNS debe problematizar su propia historia y asumirse en su triple papel de víctima, escenario y victimaria” durante el terrorismo de estado.

En la resolución del CSU de la UNS (exp. 1860/2021) no solo se reconoce a los detenidos – desaparecidos y asesinados sino, en un acto que no tiene precedentes en otras instituciones universitarias y públicas (artículo 3) se amplía el reconocimiento “en los términos que resultaren más propicios según el tipo de caso, de las y los estudiantes, docentes, investigadores y no docentes de la Universidad Nacional del Sur que hayan sido víctimas del terrorismo de estado (Triple A y dictadura cívico militar) o que, sin haber perdido la vida, hayan sufrido persecución, amenazas y/o represalias producto de medidas generales o particulares emanadas de las autoridades universitarias del período”.

Este reconocimiento es poco frecuente en instituciones públicas y muestra un camino de profundización de la democracia ética y participativa que debe ser recorrido por otras instituciones universitarias y científicas de nuestro país.

Primera universidad argentina que toma este tipo de decisiones a partir de sumar y sumar esfuerzos .Y muestra una vez más el camino virtuoso del vínculo entre actores y actrices sociales e instituciones públicas y estatales que buscan críticamente ampliar derechos y nuevas emancipaciones. En Bahía Blanca encontramos que las Organizaciones de DDHH , Hijos e Hijas de Detenidos-desaparecidos, los fiscales de los Juicios de Lesa Humanidad (juicios que solo encontraron lugar para realizarse en el salón de Actos de la UNS), los y las movilizadas en las calles , diversas comisiones, los medios de comunicación locales que lo apoyaron, los y las consejeras de la UNS junto al rector, el equipo de gobierno y su secretaria de DDHH que lo avalaron y votaron por unanimidad lograron lo que hasta hoy no se había podido realizar en ninguna universidad argentina. Nuevos vientos recorren la bahía y ahora a construir con miles de manos y voluntades, desde la UNS, allí donde las balas asesinas creyeron terminar con la rebeldía estudiantil y popular, el MEMORIAL por y para todas las víctimas del genocidio y los crímenes de lesa humanidad en Bahía Blanca, Punta Alta y la zona.

* Investigador superior CONICET y profesor titular UBA.

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