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Opinión del Lector

¿Por qué es imprescindible que el delito de abuso sexual no prescriba?

Maria Helena Ripetta

Por Maria Helena Ripetta

El periodista Juan Pedro Aleart contó en vivo los abusos que padeció siendo menor. Pero cuando pudo denunciar para la Justicia ya era tarde. Su agresor está impune. Los sobrevivientes de abuso sexual infantil tardan mucho tiempo en poner en la consciencia el daño que les hizo un ser en general muy cercano.

Juan Pedro Aleart, conductor de un programa de televisión en Rosario, relató en vivo durante 27 minutos lo que padeció siendo un nene. El abuso de su tío, ver como una familiar directa era abusada por su padre, a quien cuando finalmente denunciaron se suicidó. Una madre que no le queda claro si fue víctima o cómplice pero de la que decidió alejarse. Y lo hizo de manera publica porque en la Justicia ya no hay nada que hacer. Cuando él pudo denunciar el caso ya estaba prescripto.

“En una casa donde mi madre también era víctima, pero a la vez cómplice, un tío, en el que yo confiaba, aprovechó el contexto de vulnerabilidad y abusó de mí y de mi hermano desde los seis años. Mis padres no hicieron nada. A esta persona, fue a la primera persona que denuncié. Fue difícil, pero lo hice”, contó ante los televidentes. Pero el paso del tiempo hace que este hombre no pueda ser juzgado por este delito.

Desde el 2015 el delito de abuso de menores es imprescriptible. Pero la ley no es retroactiva, por lo que se aplica para quienes lo cometan a partir de ese año. Sin embargo, su abogado Fernando Soto apela a los pactos internacionales para lograr llegar a juicio.

¿Pero cúal es la importancia de que este delito no prescriba?

El abuso sexual infantil es sin dudas uno de los delitos más aberrantes de nuestro Código Penal, pero también es muy complejo. El abusador suele ser una persona cercana al nene o nena, a quien el menor quiere mucho. Puede ser el padre, el abuelo, el padrino, un amigo de la familia. Alguien que en su vida social es amable y nadie podría imaginar lo que hace dentro de cuatro paredes. Muchos se ocupan de no dejar marcas fisicas. Pero por sobretodo de manipular a ese chico que aún no tiene la madurez sexual para entender lo que está sucediendo.

Claro que también hay casos donde los niños son amenazados con que mataran a la mamá si piden ayuda, pero en la mayoría de los casos la situación es otra. Es un menor que no tiene los elementos para procesar lo que está pasando, confundido además por querer a esa persona. Por eso muchas veces es en la vida adulta, en general en sesiones de terapia, donde la víctima puede poner en la consciencia la agresión sufrida.

Hecho que claro no fue gratuito, las consecuencias varían. Pero en muhos de los casos se manifesta en angustia que no se sabe de dónde viene, en ansiedad, en inseguridad, en baja autoestima.

En la mayoría de esos casos, la ley de imprescriptibilidad tiene muy pocos años, esa víctima que carga con ese daño, con esas cicatrices que no se ven pero sin extremandamente profundas, no puede lograr que ese abusador que lo dañó siendo niño se siente en el banquillo de lo acusados y pague por lo que hizo.

Es un delito dificil de demostrar, donde la víctima es la única prueba, porque los abusadores se cuidan de que no hayan testigos. Pero encima de esto, la puerta de la Justicia se les cierra en la cara por el paso del tiempo.

Y estos hombres quedan impunes con el gran riesgo de que otros niños sean abusados.

A quienes eligen el hacerlo público como Juan Pedro en un camino de sanación, que si o si requiere de la ayuda de un psicólogo previamente, pero esta no tendría que ser la opción, la Justicia debería dar la respuesta. Aún ante el riesgo de un delito como este que a veces no se puede demostrar, pero eso no hace incente al agresor.

Los abusos sexuales en la infancia se cometen en todas las clases sociales, el mayor aliado es el silencio por eso es importante hablar con lo chicos, no solo en la casas, porque muchas veces ahí está el "lobo", si no en las escuelas. Para que ningún manipulador confunda a un niño que en su inocencia lo quiere.

Ese menor es una víctima. Pero ese adulto, como Juan Pedro, es un sobreviente que se merece Justicia. Y la sociedad se merece que esos hombres esten encerrados para que no hay más niños víctimas que se convierten en adultos con heridas tan profundas que hasta lleva mucho tiempo y dolor ponerlas en la conciencia.

Sin dudas el papel del psicólogo es fundamental e irremplazable en ese proceso, pero también el entorno de la víctima. Necesita que le crean a pesar de que lo haya podido decir mucho despúes.

Los sobrevivientes se merecen reconstruirse, se merecen Justicia.

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