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Opinión del Lector

Luca iluminado

CESAR PUCHETA

Por CESAR PUCHETA

“Luca me impuso un punk organizado. Fue la poesía negra que despertó mi adolescencia en Palomar y me acompaña hasta hoy.” Las palabras son de Alejandro Marmo, el artista responsable de la escultura en hierro que desde este miércoles 17 de mayo inmortaliza a Luca Prodan en la Estación Hurlingham del Ferrocarril San Martín, en la intersección de las calles Arturo Jauretche y Teniente General Pablo Ricchieri de la ciudad ubicada al oeste del conurbano bonaerense.

El homenaje al cantante de Sumo forma parte de un conjunto de obras con las que Marmo da forma y luz a los rostros de figuras centrales de la política, la cultura y el deporte argentinos. Esos retratos y homenajes en hierro incluyen al padre Carlos Múgica, Diego Armando Maradona, Evita, las Islas Malvinas, y las Madres de Plaza de Mayo, entre otras referencias populares, y por estas horas lleva a la inmortalidad a esos símbolos nacionales en muestras que se exponen en España e Italia.

“A Luca iluminado lo trabajé en el Estadio Obras, en Ciudad Jardín y ahora en Hurlingham”, cuenta el artista que, como muchos de los que desarrollaron una parte importante de su sensibilidad en el Buenos Aires de los ochenta, recuerda al líder de Sumo como el hombre que “le dio volumen al under y al mismo tiempo desarmó la música progresiva para sembrar mucho de lo que vino después con las bandas”.

Luca Prodan nació 70 atrás en Roma. Sus padres, Mario Prodan y Cecilia Pollock, tuvieron otros tres hijos que llamaron Michela, Claudia y Andrea. Se habían conocido en China, la tierra de mamá Cecilia. Mario era austriaco, había estudiado en el colegio Gordonstoun de Escocia y había viajado al gigante asiático donde se convirtió en empresario y se casó con Pollock, cuyo padre era dueño de una importante empresa de tranvías en Shangai. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, el Ejército Imperial Japonés secuestró a la familia Prodan y, por su origen europeo, los encerró en el campo de concentración Wei Hsien durante casi un año y medio. Sobrevivieron y viajaron a Roma, donde se instalaron.

Con una evidente facilidad para reinventarse, Mario se convirtió rápidamente en un empresario exitoso en la Italia de la posguerra. En “Luca, la película”, el film de Rodrigo Fresán, Cecilia ofrece un dato que comunica directamente a Luca con su futura sensibilidad artística: ella rompió bolsa sentada en un palco del Teatro de la Ópera de Roma. Era el 17 de mayo de 1953.

El devenir de la vida de Luca ha sido contado en innumerables libros, películas, informes televisivos y artículos periodísticos. Fue enviado al mismo colegio al que había ido su padre y recibió la misma formación que una buena parte de la realeza inglesa. De allí, la célebre frase que se viraliza de tanto en tanto: “¿Qué reventado? Yo fui al mejor colegio de Europa, con el Príncipe Carlos de Inglaterra. Hablo castellano, francés, inglés. ¿Vos cuántos idiomas hablás? Yo hablo cuatro. Y yo soy el reventado... ¿Qué pasa?”.

Es sabido que se escapó del colegio, que estuvo buscado por la Interpol, que desertó del Ejército, que estuvo preso, que se instaló en Londres y que vivió la explosión del reggae y el punk pudiendo presenciar en vivo a bandas como Sex Pistols y Joy Division. Y también que conoció la heroína y que, para ayudarlo a escapar de la adicción, su amigo Timmy Mckern lo convenció de viajar a la Argentina y comenzar una nueva vida.

Buscando esa paz que Luca necesitaba, se instalaron originalmente en la provincia de Córdoba. Más específicamente en Nono, en el valle de Traslasierra, para luego vivir en la casa de Timmy, en Hurlingham. Con ese lugar como base de operaciones, el italiano iba a empezar a desandar su vida en la Argentina, convertirse en parte del paisaje del conurbano y a hacerse un nombre en bares y estaciones en los que se adentraba, se sentaba y podía pasar horas contando sus historias y conociendo las de sus nuevos vecinos, quienes desde entonces lo recuerdan con gran cariño.

Desde que Sumo empezó a tomar forma, Luca entendió que en esa tarea se iba a ir su vida. Se volvió a Europa, vendió lo que tenía y compró los equipos con que la banda iba a dar sus primeros pasos. De hecho, hasta se trajo una baterista, Stephanie Nuttal, que tuvo que abandonar el país rápidamente por la ola antibritánica que se había generado a raíz de la guerra de Malvinas. La banda, liderada por un cantante que había compartido escuela con la realeza y que todavía vibraba, componía y cantaba en otro idioma, también iba a combatir contra ese nacionalismo que, expresado principalmente desde el lenguaje, el rock argentino sostuvo como embanderamiento durante aproximadamente tres décadas. Ente muchas otras, Prodan también tumbó esa barrera.

“Me emociona muchísimo mandar este mensaje y sentir que el afecto tan enorme de la gente a Luca se pudo plasmar en una estatua. Una escultura de Alejandro Marmo, además.” La voz de Andrea Prodan agradeciendo la iniciativa a la Municipalidad de Hurlingham, a Trenes Argentinos, y “especialmente a la gente que adora a Luca y que comprendió su genio y su eterno amor”, fue una de las que, en la tarde del miércoles, resaltó la importancia de la ciudad en la vida de Luca.

“Nunca hubiera pensado cuando bajé del tren con mi hermana Michela, en el verano del '82, que en esa estación cuyas vías me recordaban al disco de The Clash, Combat Rock, un día iba a estar representado Luca, justo debajo de ese puente de metal tan británico que nos llevó luego en dirección a la casa de los McKern, lo que antes era la calle Canning”, dijo Andrea. Canning ya se llama Crucero General Belgrano.

Con su formación original, Sumo dio su primer concierto en el pub Caroline, de El Palomar, y a partir de ese momento, con un repertorio formado íntegramente por canciones en inglés, comenzó a rotar en el conurbano. Era 1981, pero no pasó mucho tiempo hasta que Stephanie tuvo que regresar a su país y Alejandro Sokol, que tocaba el bajo, se hizo cargo de la batería. Allí fue el momento en que Diego Arnedo fue invitado a hacerse cargo de terminar de darle forma a la base e impulsó la llegada de Ricardo Mollo, con quien tocaba en el grupo MAM. Germán Daffunchio, cuñado de Timmy y primer aliado musical de Luca, completaba la formación a la que más tarde se sumarían Alberto "Superman" Troglio y Roberto Pettinato.

Entre 1983 y 1987 esa formación grabó tres discos que revolucionaron por completo a la música argentina. Oficialmente Luca murió el martes 22 de diciembre de 1987, en una pensión de la calle Alsina 451, en el barrio porteño de San Telmo. Más allá de su historia de trotamundos con tintes de escapista, su vida quedará siempre ligada a la imagen de aquel italiano que se coló entre los artistas que regresaban del exilio de la mano del regreso democrático y, juntos, sacudieron la modorra de la Argentina posdictatorial.

En la actualidad, una iniciativa que cuenta con el apoyo de la embajada argentina quiere se reconozca la casa donde vivió Prodan en Londres, durante los '70, con las famosas placas azules, que en el Reino Unido funcionan como marcador histórico para recordar el vínculo entre un determinado lugar y una persona cuya vida logró trascender a su propia historia. Esa trascendencia, desde este miércoles, queda inmortalizada iluminando la Estación Hurlingham.

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