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Opinión del Lector

Laberintos de la imagen patagónica

Stella Maris Poggian

Por Stella Maris Poggian

La docencia, la investigación y la extensión son los tres pilares de las carreras de grado. Nuestro proyecto de investigación nacido en las aulas del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) intentó desde el principio unir estas actividades. Lo hizo primero al buscar la temática fantástica en el territorio audiovisual y de la imagen fija. Así creció en acción dialéctica y también en ponencias en congresos, en exposiciones de arte, en audiovisuales y en publicaciones de revistas especializadas. Viajamos por el país y el extranjero estableciendo contactos con la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Barcelona, entre otras casas de estudios. Entendemos la investigación como un delicado equilibro entre el arte y la mirada científica académica.

El proyecto continúa con otra propuesta que bautizamos “Laberintos de la imagen patagónica”. Pensamos en la categoría de mundos posibles porque la propuesta aparecía como infinita y teníamos que acotarla.

En la historia artística las citas al laberinto no fueron pocas. Como un llamado a la aventura, la mitología ya nos invitaba a ingresar junto con Ariadna al centro del misterioso espacio donde habitaba el minotauro. Borges advirtió infinidad de veces sobre su caladura. Desde los cretenses, las explicaciones metafísicas, el terreno de lo místico, fantástico y desconocido, hasta aquel citado relato de los dos reyes y los dos laberintos, nos indicó el camino para salir de intricados pasadizos. Sin embargo, quizá es en el poema de los Espejos donde más ahonda en la metáforas del laberinto: “Infinitos los veo, elementales, ejecutores de un antiguo pacto, multiplicar el mundo como el acto, generativo, insomnes y fatales”. No es en las palabras donde habita la metáfora del laberinto si no en su visualización al escucharlo. Liliana Bodoc sabía de ello y lo interpreta en el programa de canal encuentro "Conversaciones en el laberinto".

Nuestras investigaciones van en otra dirección, pero contemplan el relato propuesto. Nos adentramos en formas narrativas vinculadas con películas, fotografías, técnicas de animación y mundo trasmedial producidos en la zona. Para iniciarnos en el camino, observamos eventos regionales y experimentamos con nuestra mirada un hecho internacional. Celebramos desde la perspectiva artística los cincuenta años del Mayo Francés de 1968, porque ese hecho no es de un lugar específico: su legado triunfó en las libertades que propuso en el campo de las artes.

De ese camino iniciático nos volcamos a revisar antes de la pandemia la obra de Osvaldo Bayer y un filme regional, El verano del camoatí, (2010) de Federico Laffite.

Ahora estudiamos el arte y la docencia en pandemia. Lo hacemos con el entusiasmo del primer día y trabajamos desde el análisis y la construcción de la imagen patagónica.

Las buenas noticias alentaron nuestro trabajo: dos de nuestros investigadores estudiantes accedieron a las Becas EVC. Laberintos se nutre del constante aporte e intercambio entre docentes y estudiantes, y se prolonga en la investigación desde la teoría y la praxis. La formación de recursos humanos en ese sentido es fundamental, por lo que estamos preparando las III Conversaciones y las II Jornadas que se realizan durante dos días. Serán para el segundo cuatrimestre virtual y, dado que resta tanto por explorar, queremos invitarles a la aventura de este viaje por la memoria y el saber trasmitido.

*Docente investigadora de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA).

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