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Opinión del Lector

Buen vivir - Buen morir

Tona Galvaliz

Por Tona Galvaliz

La Logoterapia se centra en el significado de la existencia humana, la búsqueda de sentido por parte del ser humano; necesidad fundamental pocas veces satisfechas.

La Tanatología (tema de la nota) es una disciplina que se encarga de encontrar el sentido, en al proceso de la muerte, sus ritos y significado, para vivir en plenitud buscando su trascendencia.

Se enfoca en establecer un lazo de confianza, esperanza y buenos cuidados, que ayuden al enfermo a morir con dignidad, sosteniendo buenos vínculos entre el enfermo en tránsito de muerte, su familia y el personal profesional que lo atiende.

Con respecto al paciente terminal, la Dra. Kubler Ross en 1994 describió las diferentes “fases” por las que pasa este paciente terminal, creando el denominado “Modelo Escalonado” de Kubler Ross, el cual consiste en lo siguiente:

• Fase de negación. La negación de una verdad desconcertante tiene una importante función protectora, es una defensa provisional que más tarde es sustituida por una aceptación parcial.

Esta etapa, es especialmente fuerte cuando la gravedad del padecimiento se realiza de manera directa y con escasa sensibilidad o simpatía.

La primera reacción del paciente puede ser un estado de conmoción temporal del que se recuperará gradualmente.

Cuando la sensación empieza a desaparecer y consigue recuperarse, su respuesta habitual es: “no, no puedo ser yo”. Es casi imposible reconocer que tenemos que afrontar la muerte.

• Fase de ira. El paciente llega al conocimiento de que “es a él a quien le toca morir” y a nadie más.

Se llena de sentimientos de irritación, envidia, amargura y siempre se pregunta ¿Por qué yo? Porque a mí.

En estas circunstancias, el profesional debe hacerle entender, que efectivamente es cruel el tener que morir mientras otros continúan viviendo y que, por lo tanto, su reacción es profundamente comprensible.

En contraste con la fase de negación, esta fase es muy difícil de afrontar para la familia, el personal acompañante y, se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones y se proyecta contra lo que les rodea.

• Fase de pacto. Esta tercera fase es menos conocida pero igualmente útil para el paciente, en ella el enfermo ya no desea vivir largos años, sino que espera vivir para cumplir ciertos objetivos temporales (volver a ver y abrazar un hijo, un abrazo o conversación pendiente, un sueño a cumplir).

Para ello, muchas veces está dispuesto a una serie de contraprestaciones:

Cumplimiento del tratamiento o protocolos médico, rezos o asistencia a oficios religiosos, practicas espirituales etc.

Es importante que el (tanatólogo profesional) identifique esta fase, para librar al enfermo de sus temores irracionales de castigo si no cumple con lo prometido.

• Fase de depresión. El paciente reconoce que ya no puede seguir negando su enfermedad ni puede dilatar la llegada de la muerte.

Su insensibilidad o estoicismo, su ira y su rabia, serán pronto sustituidos por una gran sensación de pérdida.

Es una especie de luto anticipado, del que brota una buena disposición para asumir la propia muerte y morir con paz.

Los profesionales pueden ayudarlo, brindando un marco adecuado para que el enfermo resuelva problemas personales pendientes dejando en orden, como ser: reconciliaciones, previsiones financieras, división de bienes, cuidado de hijos, familia, pedidos, etc.

• Fase de aceptación. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una fase feliz. Casi siempre está desprovista de sentimientos, es como si el dolor hubiera desaparecido, la lucha hubiera terminado y llegara el momento del “descanso final antes del largo viaje”.

Muchas personas se apartan lentamente del mundo que los rodea y aumenta su necesidad de descanso.

A menudo muestran una singular expresión de serenidad y paz llena de dignidad humana.

Si un paciente tuvo tiempo suficiente y se le ayudó en todas las fases anteriores, llegará a la aceptación de su muerte ya no le deprimirá ni tampoco lo enojará.

No es que se abandone a ella resignadamente, sino que existe como una vaciedad de sentimientos donde se alcanza la tranquilidad, es el descanso final antes del largo viaje.

En este punto se dan grandes momentos de silencio, pero es aquí dónde algunas comunicaciones están más llenas de sentido, la comunicación pasa de verbal a no verbal.

La esperanza es lo único que generalmente persiste a lo largo de todas las fases anteriores, especialmente después de la etapa de negación.

La mayoría de los pacientes dejan abierta una posibilidad de curación, de descubrimiento de un fármaco, o de un éxito de última hora en un proyecto de investigación.

Es está chispa de esperanza la que los sostiene durante días, semanas o meses de sufrimiento.

Hay que tener presente que no se puede ayudar al paciente terminal de un modo verdaderamente importante, si no se tiene en cuenta a su familia; ésta juega un papel importante durante la enfermedad y sus reacciones contribuirán en la forma que el paciente afronte su proceso.

Vive bien, muere con integridad. Te mando un beso inmenso TG

IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.

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