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Opinión del Director

Las internas de las internas

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Crédito: 40162
Daniel Caran

Por Daniel Caran

No da para sustos los prolegómenos políticos en el Concejo Deliberante local, donde los amigos parecen no ser tan amigos, ni los enemigos son tan malos como se los presenta.

 

Las postrimerías de un año netamente electoral obliga a todos a tomar posiciones fuertes, determinantes, y en ese contexto aparecen roces inesperados, o que al menos no salían a la luz en el común del día a día.

 

La reelección de José Salinas implicó un montón de cosas, más allá de la consolidación de un hombre estrictamente relacionado con Fabián Ríos. Y es que no solamente explotaron bombas en el campo propio del oficialismo, sino que los acuerdos originaron la inmediata reacción del sector opositor, con enojos mediante.

 

Una vez reelecto Salinas en el Concejo, y ratificada la compañía de Molina en la Vicepresidencia, surgió un “inesperado” quiebre en el bloque peronista, luego de que surgiera la versión de que Justo Estoup pasaba a cumplir la función de “jefe de bloque”.

 

“Estoup, con diálogo directo con el intendente Ríos y a la vez con excelente diálogo con el sector opositor, buscará cumplir el nexo necesario y equilibrado entre ambos sectores”, escribió un portal colega, en una nota que rápidamente fue luego “retirada” por “sugerencias” de algunos ediles molestos por la aseveración política.

 

¿Molestos por lo que realmente ocurre, o desmintiendo la noticia?

 

Muchos de los enojados (y enojadas) no pueden aceptar que el joven camporista (alfil de Camau) sea el principal vocero y estratega de Ríos en el concejo.

Ojo que del lado de enfrente las cosas no estuvieron del todo tranquilas.

 

Con Salinas y Molina confirmados, la Vicepresidencia Segunda (para la oposición) pasó a ser “la frutilla del postre”. Y el lugar que ocupaba López Desimoni quedó para el ultraradical Alfredo Vallejos, en desmedro del edil del PP que ni siquiera concurrió a la sesión, muy molesto por lo que consideró “una traición interna” de sus pares.

 

Claro que el radicalismo jugó con la justa: a sabiendas delas pretensiones de recuperar el gobierno local entienden que ese puesto no lo puede ocupar un “socio light” (léase socio que en cualquier momento puede irse).

 

Todo ocurrió en cuestión de horas. La pelea política quedó instalada, aunque muchos buscaron no darla a conocer.

 

Cosas que pasan.

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