Utilizando las metáforas simples de siempre e instando al sacrificio -ajeno, no el propio- Patricia Bullrich arengó a sus seguidores y trató de convencer a los que dudan que el plan económico esté dando buenos resultados.
El pedido es claro: paciencia. Pero no es lo mismo solicitarla después de volver de un viaje de placer a Disney con sus nietos, como es el caso de la ministra, que hacerlo cuando el dinero no alcanza para llegar a fin de mes.
Lejos de darle una solución a aquellos que pasan dificultades, Bullrich solo pidió que aguanten sin chistar.