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Más de 50.000 peregrinos llegaron hasta el Santuario de San Cayetano

Tras dos años sin peregrinación, los devotos de San Cayetano marcharon este domingo desde la rotonda Virgen de Itatí junto al arzobispo Andrés Stanovnik, quien volvió lanzar duras advertencias a la clase política y destacó el operativo de seguridad. Los organizadores calculaban más de 50.000 peregrinos.

Desde las 7 de la mañana, la fila para saludar al santo se extendía por 300 metros y al paso de las horas, la extensión superaba los 1.000 metros.

Son 15 kilómetros los que debieron caminar los feligreses para llegar hasta el Santuario de San Cayetano. Hubo quienes fueron a caballo, otros en bici, pero la mayoría caminó. Algunos llevan a sus pequeños hijos, otros a sus pequeños perros.

“Venimos a agradecer. Es la primera vez que venimos con Ander, que tiene dos años. La última vez que vine ya estaba embarazada y no sabía. Conseguimos trabajo y la idea es venir a dar gracias”, contó Rosario quien fue con su pareja Cristian, ambos en bicicleta desde Capital y el pequeño Ander.

Hasta antes de la misa central, a las 11, el día estaba gris, nublado y con apenas 12 grados.

Apenas se inició la celebración, asomó el sol. La gente se acomodó en el amplio predio del Santuario. Tiró algún abrigo o manta en el césped y disfrutó de un hermoso día.

Economía de consumo

Alrededor del Santuario, por avenida San Cayetano y calle Santa Clara de Asís, se erigían puestos de todo tipo de cosas por 1.000 metros a la redonda: zapatillas, estampitas, rosarios, las últimas camisetas de fútbol, relojes, cadenas, helados, choripanes, torta fritas, velas, equipos de tecnología, platos, termos.

Todo un comercio paralelo que se extinguió durante los dos años más complicados de la pandemia. Comerciantes que venían de Buenos Aires y provincias de alrededores solo a ofrecer sus productos y llevarse alguna ganancia.

En el perímetro se montaron juegos inflables y mecánicos, casi un parque de diversiones en el que los jóvenes pasaron el fin de semana.

Sorprendió la limpieza del pueblo. A cada instante una docena de empleados recorrían el pueblo con bolsas y un pico para recoger cualquier basura, hasta el mínimo papel.

“Destinamos 100 personas al cuidado del lugar. El arzobispado nos dijo que nunca se había trabajado de manera tan coordinada”, relató el intendente Martin Jetter a El Litoral minutos antes de que recibiera al vicegobernador, Pedro Braillard Poccard.

Los baños químicos fueron distribuidos en lugares estratégicos y aunque hubo filas de espera, no hubo inconvenientes.

El ambiente emotivo, de agradecimiento y esperanza se mezclaba con el aroma a asado y choripanes, que abundaban en las estacas de las improvisadas parrillas que proliferaban en cada cuadra.

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SAN CAYETANO

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