Mascar chicle es una práctica común que muchas personas adoptan para aliviar el estrés, mejorar la concentración o simplemente como un hábito diario. Sin embargo, el impacto que este hábito puede tener sobre la Salud genera diversas opiniones y estudios que analizan sus posibles beneficios y riesgos.
En un mundo donde la búsqueda de bienestar es constante, comprender cómo ciertos comportamientos cotidianos afectan nuestro cuerpo resulta fundamental. Por ello, especialistas en salud oral y nutrición aportan distintas perspectivas sobre cuándo este hábito puede ser positivo y cuándo puede traer consecuencias negativas.
QUÉ IMPACTO TIENE EN LA SALUD EL HÁBITO DE MASCAR CHICLE TODO EL DÍA
Masticar chicle puede contribuir a mejorar la salud bucal. Según el profesor Peter Arsenault, de la Facultad de Odontología de la Universidad Tufts, esta práctica estimula la producción de saliva, lo cual ayuda a neutralizar la acidez en la boca y reduce el riesgo de caries. Sin embargo, no todo son beneficios: un uso excesivo puede causar molestias en la mandíbula, especialmente en personas que padecen trastornos en la articulación temporomandibular (ATM). Entre los síntomas de alerta se encuentran dolores musculares, chasquidos y fatiga en el rostro.
Además, masticar mucho chicle puede afectar la digestión. Algunos especialistas advierten que puede relajar el esfínter esofágico, lo que favorece el reflujo gastroesofágico. También, el aire que se traga mientras se mastica podría provocar hinchazón y gases.
Por otro lado, edulcorantes como el xilitol o sorbitol presentes en algunos chicles pueden tener un efecto laxante, ocasionando calambres o diarrea en ciertas personas. Sumado a esto, algunos chicles contienen microplásticos, como polietileno, que podrían liberarse en la boca.
Por eso, los expertos recomiendan mascar chicle de forma moderada y por no más de 20 minutos, preferentemente después de las comidas, ya que su uso excesivo podría generar más perjuicios que beneficios.
