El historiador, escritor y, politólogo Marcelo Brignoni dialogó con Conclusión sobre el panorama político en la región y dijo que «no se verifica en la realidad que esté esta supuesta ola de ultraderecha regional indetenible que afecta a todo el continente y, en realidad cuando uno corre un poco la maleza, lo que ve es que en el único lugar que hay un gobierno de ultraderecha con posibilidad de sostenibilidad política en el corto y mediano plazo es en Argentina». En otro orden, también analizó a la oposición en el país, en especial al peronismo, y planteó que será muy difícil lograr representatividad «con los mismos de siempre que nos llevaron a la debacle».
A partir del resultado electoral reciente en Uruguay en donde ganó el Frente Amplio Uruguayo por la fuerza política que lidera Pepe Mujica, acontecimiento que Brignoni cubrió en el país vecino, es que surgió la idea de hacer un análisis sobre ello y también sobre el escenario regional: «Esta cosa que una vez se escucha y que, más allá de las opiniones en algunos medios de comunicación, no se verifica en la realidad que esté esta supuesta ola de ultraderecha regional indetenible que afecta a todo el continente y en realidad cuando uno corre un poco la maleza, lo que ve que en realidad en el único lugar que hay un gobierno de ultraderecha con posibilidad de sostenibilidad política en el corto y mediano plazo es en Argentina. Esto no sucede ni en Chile, ni en Uruguay, ni en Bolivia, ni en Brasil, ni en México, ni en Colombia, inclusive otros dos gobiernos que se podrían asociar a una familia de ideas similares a la del gobierno argentino, aunque ni siquiera como son el gobierno de Ecuador de Novoa o el gobierno de Perú de Dina Boluarte, atraviesan una crisis absolutamente terminal y nadie sabe muy bien cuál va a ser su futuro cercano».
En el mismo sentido, el analista se refirió a la elección de autoridades regionales en Chile las semana pasada y señaló al respecto: «Significó, por un lado, un triunfo del oficialismo del presidente Boric y, por otro lado, una gran caída en la expectativa electoral de (José Antonio) Kast , que es un dirigente chileno que se lo podrían emparentar con lo que significa Milei en Argentina. Del mismo modo, una fuerza política de ultra derecha uruguaya denominada Cabildo Abierto también tuvo una una performance electoral catastrófica. Entonces, esta idea de que hay una ola de derecha indetenible que es la causante del triunfo de la ultraderecha en Argentina y de un gobierno como el de Milei cuando una recoge los datos objetivos de la realidad indica que esto es más una excusa para justificar en acciones propias que es un análisis de lo que en realidad sucede».
Respecto a la situación puntual de la Argentina, Brignoni abrió su análisis: «Salvando las distancias, la política tiene metáforas y conceptos parecidos a la tribuna del fútbol, esta idea de que nos fuimos al descenso porque el referí no nos cobró un penal. Cuando llegaste a ese momento, antes de eso habían pasado una cantidad de cosas que hicieron que eso fuera una cosa casi intrascendente y en realidad el triunfo de Milei está básicamente en el fracaso absoluto, primero de lo que había sido una alternativa de cambio como había sido Juntos por el Cambio liderado por el expresidente Macri que terminó con una elección catastrófica en la que ni siquiera pudo conseguir su reelección como presidente, y le siguió el Frente de Todos, esta coalición diseñada por Cristina Fernández de Kirchner y que tuvo a Alberto Fernández como presidente que terminó con rebeldes de repudio popular absolutamente inéditos para una fuerza política constituida a partir de la historia del peronismo».
«Lo que demostraría esta idea de lo que pasa en la región y lo que pasa en Argentina, que la debacle del Movimiento Popular en Argentina está mucho más asociada a determinadas incapacidades de sus dirigentes que a un escenario de contexto internacional absolutamente adverso», agregó.
Crisis de representación
«Básicamente me parece que hay un problema que en algunos casos se considera una virtud, en mi caso lo considero un disvalor que el grueso de la dirigencia política argentina no tiene problemas de autoestima. Fracaso tras fracaso tras fracaso, la explicación siempre está dada a partir de una conspiración que impidió llevar adelante ‘nuestra estrategia maravillosa para que la gente fuera feliz’ y sin embargo no sucedió. Y este ‘sin embargo no sucedió’, nunca está relacionado a ‘la verdad, nos equivocamos, subestimamos problemas que eran más graves’ y en realidad termina siempre repitiéndose de que ‘esta vez lo podremos hacer porque venceremos las conspiraciones’. Para dar una dimensión de la crisis del sistema político argentino, la sociedad argentina decidió, ante eso, votar a un personaje absolutamente exótico, absolutamente singular en el escenario político internacional como Javier Milei, que es el único presidente en el mundo que dice que su función en el gobierno es destruir el Estado del país que gobierna», apuntó.
Y amplió: «La singularidad argentina es mucho más, producto de la incapacidad de quienes debieran haber puesto a Argentina en otro rumbo, que de una asociación donde la gente se volvió loca y decidió votar a Milei. Por otro lado, esa idea de que la gente es estúpida y no sabe votar conlleva un fuerte desprecio a los sectores populares y una pretensión de una democracia calificada absolutamente inadmisible para nadie que se pretenda dirigente popular».
Reconstrucción y relevancia política
Brignoni dijo que «es muy difícil volver hacia atrás» y continuó: «Siempre cito el ejemplo de lo que significó el alfonsinismo en la cultura política argentina. Alfonsín interrumpe después de la dictadura en un escenario de efervescencia democrática, propinándole por primera vez en su historia una derrota al peronismo, en términos electorales, en una elección libre abierta y sin proscripciones. Se plantea la Constitución muy grandilocuente de un tercer movimiento histórico y 10 años después Alfonsín era un ex dirigente político que no tenía ninguna relevancia en la sociedad política argentina y, claramente, esto tiene que ver con que la actividad política, como cualquier otra actividad humana del mundo moderno, se rige por resultados: no es lo mismo un entrenador de fútbol que saca campeón a un equipo que alguien que lo manda al descenso; no es lo mismo un escritor que que vende 50.000 ejemplares de la tirada de su novela que uno que vende cinco y no es lo mismo un dirigente político que le diera una fuerza política que cada vez saca menos votos que alguien que consigue construir una alternativa electoral que el pueblo ratifica como válida. ¿Qué quiero decir con esto? que el peronismo está en una etapa de agotamiento de su dirigencia, sobre todo de lo que yo con total humildad considero sus tres dirigentes principales que los que lideraron el gobierno al frente de todos, tal vez el peor gobierno en la historia del peronismo, que son Alberto Fernández, Cristina Fernández y Sergio Massa. Nadie es más responsable que ellos de ese fracaso».
El historiador agregó que «cuando uno ve la observancia del proceso político argentino también ve la falta de representación de la sociedad política argentina».
Y detalló: «Si uno se retrotrae el año pasado, hay varios trabajos, uno de los cuales lo han producido algunos analistas de la Universidad de Rosario, uno observa, por ejemplo, que en el balotaje del año pasado el 83% de la dirigencia de todas las instituciones existentes, apoyó explícitamente la candidatura de Sergio Massa: clubes de fútbol, federaciones empresarias, universidades, sindicatos y sin embargo, eso no significó que las gente que pertenecía a esa a esas instituciones, se sintiera representado por la opinión de sus dirigentes y votó otra cosa. Claramente es una crisis de representatividad, pero en esa crisis de representatividad no es que el peronismo está exento para ratificar la misma dirigencia que nos produjo esta debacle. También el peronismo está incluido en eso y me parece que debiera admitir un escenario de renovación que está bastante lejano de esta cosa de ratificarlo actuado y poner a la cabeza a los mismos dirigentes que nos llevaron a este lugar».
«Que la sociedad argentina haya llegado al límite de votar a alguien como Milei implica que el fracaso es de una dimensión que en realidad, en condiciones normales, debería haber una catarata de renuncias sin que nadie se las pida. Lamentablemente eso no es lo que está sucediendo, más bien lo contrario. Y en realidad, si hay algún lugar donde más se ha festejado que el peronismo haya decidido ratificar lo actuado y llegar adelante con los mismos dirigentes que lo trajeron hasta acá, yo me imagino un gran festejo en la Casa de Gobierno con el presidente Milei a la cabeza de los brindis».
Brignoni recordó que participó en muchas reuniones cuando Sergio Masa era candidato a presidente: «Empezaban casi todas igual ‘la ventaja que tenemos nosotros es que Masa tiene un montón de déficit como candidato, pero enfrente está Milei, ¿quién lo va a votar a Miley?’. Esta idea, de suponer que uno gana elecciones porque el adversario es suficientemente exótico, suficientemente impresentable, es no tener conciencia de lo que pasó».
«El desprecio que ha tenido el Frente de Todos, por determinada circunstancia y por fracaso de una enorme magnitud, hace que lamentablemente la resultante de la llegada de Milei sea la crónica de algo que estaba casi anunciado. Y el patético papel que lleva adelante la oposición desde que Milei es presidente es peor aún. Nosotros pasamos de un escenario donde íbamos a cuestionar vía juicio político la continuidad de Javier Milei, a decir que estamos dispuestos a votar los jueces de la Corte Suprema que él quiere poner para justificar el ajuste salvaje, que es el mismo juez que metió preso a Debido y a Amado Boudou. ¿Cuál es la expectativa que puede tener la sociedad de que esa dirigencia es una alternativa real a Milei? Ninguna. Los resultados están a la vista, lamentablemente».