A fuerza de repetirse, muchos mitos y leyendas parecen convertirse en verdades irrefutables. Al mismo tiempo, hay temas con base científica que se siguen tildando de creencias populares. Los frutos secos son especialmente proclives a estar rodeados de mitos y verdades.
"Los frutos secos son buenos para el corazón". Las investigaciones confirman la creencia: dentro de la dieta mediterránea, juegan un papel cardioprotector. Sus vitaminas, sus ácidos grasos insaturados, la alta calidad de sus proteínas, los minerales, la fibra, las vitaminas o los fitoquímicos le confieren propiedades cardioprotectoras, anticarcinogénicas, antiinflamatorias y antioxidantes.
"Engordan mucho". No se puede negar que los frutos secos son alimentos bastantes calóricos, pero eliminarlos por completo de la dieta porque se tiene como objetivo perder peso puede ser un gran error. Lo ideal es tomar un puñado al día al menos tres veces por semana. Eso sí, siempre crudos. Su versión salada, frita o azucarada no es aconsejable.
"Son ricos en hierro". Los frutos secos destacan por su capacidad para prevenir la anemia y formar glóbulos rojos. Se recomienda en momentos de pérdida de hierro. El pistacho es el fruto seco con más cantidad de hierro, con 7,3 mg. También contiene mucha fibra. Las avellanas y las almendras contienen una cantidad importante, 4,2 mg. Además, poseen muchos carbohidratos y proteínas. Los cacahuetes, las nueces y los dátiles alcanzan unos 2 mg por cada 100 gr de este mineral.
"Ayudan a la memoria". Es cierto que los frutos secos potencian la memoria, la concentración y la rapidez del pensamiento, al mismo tiempo que son beneficiosos para el sistema nervioso. Las nueces, por ejemplo, son ricas en DHA (ácido docosahexaenoico), ácidos omega-3 poliinsaturados, polifenoles y vitamina E. Las avellanas tienen altas cantidades de vitamina E, manganeso, tiamina, ácido fólico y ácidos grasos y el cacahuete tiene un alto contenido en niacina, conocida por su papel en la mejora de las enfermedades gracias a su aporte a la viabilidad neuronal.
"No son recomendables para los diabéticos". Los frutos secos carecen de azúcar, por lo que realmente pueden ser de ayuda a los diabéticos dada su capacidad para aportar grasas saludables que ayudan a controlar el colesterol en sangre. Es el caso de las pipas de girasol, por ejemplo. Su consumo también causa un efecto protector en la resistencia de la insulina. Un consumo diario moderado, de unos 50 gr, puede mejorar el control glucémico y el nivel de lípidos en sangre de las personas con diabetes del tipo 2.
