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Mujeres de hoy

Lo que debes saber si tienes una hernia de hiato

Casi un 20% de la población sufre con frecuencia dolor, ardor o "quemazón" en el centro del pecho, sobre todo después de comer o al realizar algún esfuerzo físico que suponga agacharse o flexionar el tronco.

¿Te han diagnosticado una hernia de hiato? En este artículo te contamos qué es y qué puedes hacer para aliviar e incluso prevenir los síntomas.

¿ES LO MISMO QUE EL REFLUJO GASTROESOFÁGICO?

Aunque la hernia de hiato suele acompañarse del reflujo gastroesofágico (RGE) no son sinónimos, de hecho el reflujo puede aparecer sin que exista hernia.

POR QUÉ APARECE

Hay bebés que nacen con ello, pero es más frecuente a medida que cumplimos años, sobre todo a partir de los 50, debido al propio envejecimiento del cuerpo, aunque también influyen factores como la obesidad, el embarazo y, en general, cualquier presión que se ejerza en el vientre (estreñimiento, vómitos…).

En condiciones normales el abdomen, donde se encuentra el estómago, está separado del tórax por un músculo que se llama diafragma y que tiene un orificio en el centro o hiato a través del cual pasa el esófago en conexión con el estómago.

Si este agujero se hace más grande de lo habitual porque el músculo cede, parte del estómago se hernia y entra en la cavidad torácica, lo que hace que no pueda retener correctamente ni los alimentos ni los líquidos en su interior, volviendo éstos otra vez hacia arriba en lugar de seguir su camino hacia el intestino y continuar con el proceso normal de la digestión.

QUÉ PUEDES NOTAR

No siempre da síntomas, de hecho lo más común es que no percibamos nada si la hernia es pequeña, si acaso alguna molestia tipo acidez el día que nos damos un “homenaje” en la comida.

Hasta un 40% de la población sufre ardor ocasional

Sin embargo, cuando el orificio es grande, el estómago pasa al tórax en su mayor parte y aparecen problemas digestivos tipo molestias abdominales, dolor torácico, ardor, sensación de quemazón, acidez, problemas al tragar y mal sabor de boca que empeoran al acostarse.

En casos muy graves, también hay clínica respiratoria en forma de asma, tos seca, afonía, carraspera o atragantamientos.

ASÍ ES EL DIAGNOSTICO

Los síntomas van a hacer sospechar la enfermedad pero la certeza la van a dar algunas pruebas diagnósticas que nos mandará realizar el médico como una endoscopia, una radiografía con contraste para ver si es adecuado el paso de los alimentos a través del tubo digestivo, y/o una manometría esofágica para comprobar si la musculatura actúa de forma adecuada.

Tener ocasionalmente uno o varios de estos síntomas no significar padecer hernia de hiato, de hecho hasta un 40% de la población sufre ardor ocasional sin tener ninguna enfermedad digestiva.

CÓMO SE TRATA

Si no hay complicaciones, no es preciso tratarla. Todo va a depender de la gravedad del cuadro. Si es leve, basta con controlar los síntomas con medidas posturales y dietéticas, pero si es grave, habrá que tratarlo con fármacos específicos o con cirugía si la hernia se estrangula o la zona de alrededor resulta dañada por acción de los ácidos.

¿PUEDO HACER ALGO PARA EVITARLO?

  • Mantenerse en un peso saludable es fundamental, sobre todo controlar el volumen del abdomen para que la grasa no aumente y presione la zona.

  • Las comidas no deben ser copiosas, mejor dividirlas en 5 o 6 tomas de menor cantidad que en 3 más abundantes.

  • No tumbarse hasta que hayan transcurrido 2 o 3 horas después de haber comido ni tampoco realizar esfuerzos físicos durante ese tiempo, y mucho menos tareas que impliquen agacharse o ponerse en cuclillas.

No hay que ir a la cama hasta 2 horas tras la cena

  • Alimentos a evitar: grasas (salsas contundentes, leche entera, carnes rojas…), chocolate, ácidos (cítricos, tomate), productos picantes, especias, salados (conservas en salazón, ahumados), escabeches, verduras crudas (pimientos, cebolla…) y frutas verdes o no maduras. Las comidas que provocan gases (legumbres, lechuga, coles…) tampoco convienen ya que el gas presiona el abdomen.

  • Tomar fibra suficiente y agua en cantidades adecuadas (1,5 – 2 litros diarios) para evitar el estreñimiento.

  • Los cocinados deben ser saludables (vapor, horno, plancha…) evitando los fritos y rebozados.

  • Evita la ropa ajustada en la cintura y los cinturones.

El alcohol y la cafeína pueden empeorar los síntomas

  • Elevar el cabecero de la cama es eficaz, en cambio, dormir con la cabeza apoyada sobre varias almohadas lo que hace es mantener el tronco flexionado ejerciendo más presión en la zona y, por lo tanto, favoreciendo los síntomas así que ésta no es una buena opción.

  • Dejar de fumar.

  • Evitar el alcohol y la cafeína.

  • Algunos medicamentos antibióticos y antiinflamatorios también pueden provocar síntomas.

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