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Mujeres de hoy

Es correntina, trabajó una década en la moda de París y hoy exporta tejidos hechos a mano a Japón

María Abdala Zolezzi se fue a vivir a la capital de la moda en 2001, con un novio francés antes de que estallara la crisis. Había estudiado publicidad y se desempeñó el área comercial de importantes showrooms y marcas donde aprendió a trabajar de la mano de exitosos diseñadores. Regresó a la Argentina en 2012 para cumplir el sueño de su propia etiqueta, con sello argentino y producción artesanal.

La diseñadora correntina María Abdala Zolezzi (48), más conocida como Maydi asegura llevar la moda en su ADN. A los seis años tuvo su primera maquinita de coser -un regalo de su abuelo- con la que le fabricaba ropa a sus muñecas. Sus abuelos paternos, que tenían un negocio de botones y telas, eran sus proveedores de insumos. Esa pequeña máquina de coser con pedal aún la atesora como una reliquia, quien hoy exporta diseño argentino a Japón y Corea del Sur y otros lugares del mundo, con una marca que lleva su apodo de la infancia, Maydi.

El camino hacia la moda como profesión no fue directo, por más que durante su adolescencia le gustara tener un look diferente y a los 14 fuera a la modista para encargar lo que ella le interesaba de las revistas de moda para lucir en los cumpleaños de 15. Todavía recuerda un osado vestido con moños y una especie de tutú. Su madre no interfería en sus elecciones.

A los 18 dejó Goya para estudiar Publicidad en la Universidad Católica de Capital Federal. Para pagarse gastos, trabajó como vendedora en un negocio de platería criolla donde tuvo contacto con plateros de San Antonio de Areco, lugar donde comenzó a apreciar los trabajos artesanales, presentes en su actual marca.

“Lo que me impulsó a estudiar moda fue un viaje a Europa. Sentí que tenía la posibilidad de hacer una carrera allá. Y a partir de esa oportunidad, me dije: esto es realmente lo que a mí me gusta, siempre me gustó. Y ahí empecé a hacer mis primeros pasos en el mundo de la moda en París, en el 2001″, explica. Por primera vez tenía la seguridad de lo que quería hacer, previo paso también por la carrera de hotelería, donde había hecho unas prácticas.

Un diseño de Isabel Marant, firma para la que trabajó María Abdala durante dos años, mientras vivió en París
Un diseño de Isabel Marant, firma para la que trabajó María Abdala durante dos años, mientras vivió en París

“Me fui antes de la famosa crisis. Tenía un novio francés que me esperaba”, cuenta sobre quien más tarde se convirtió en su marido y quien la ayudó a encontrar una trabajo en una agencia de prensa, donde comenzó como asistente. “Arranqué a los 23, con un rol bien abajo, mientras aprendía a hablar francés”, recuerda. Ese mismo año, hizo un curso de Diseño de Moda en Londres en el London College of Fashion.

Los primeros cuatro años trabajó con el inglés Robert Dodd, que había sido director comercial en Kenzo, quien tiene un showroom muy importante en París. “Yo trabajaba en el área de marketing y desarrollo de producto de distintas marcas de Estados Unidos”.

Diseños actuales tejidos a mano de la colección de Maydi
Diseños actuales tejidos a mano de la colección de Maydi

Más tarde, Maydi fue parte del equipo de la siempre vanguardista firma Isabel Marant, nombre que pronuncia en francés, después de vivir más de 10 años en París, de donde regresó en 2012. En Marant se ocupó del mercado italiano, y tiempo después, fue responsable comercial en la firma Sonia Rykiel. La diseñadora, que hasta ese momento se dedicaba al área comercial de las marcas, de alguna manera podía canalizar su creatividad en las puestas en escena de las colecciones, en el merchandising, y más actividades asociadas la imagen de las marcas para las que trabajaba, en contacto con grandes diseñadores. Hasta que una persona con la que trabajó, referente en el universo de la moda en París, Patricia Lerat, quien fue directora comercial de la feria Première Classe, siempre detrás del lanzamiento de diseñadores, le dijo: “Creo que es momento de que te vuelvas a tu país y puedas crear algo vos”. Maydi estaba separada de su marido, con ganas de volver a la Argentina, y esas palabras fueron un impulso. “Que una persona visionaria, con tanta trayectoria me estuviera aconsejando algo y que haya visto mi potencial creativo, decidí volver”.

María Abala regresó a la Argentina en 2012 para crear una marca propia con identidad argentina
María Abala regresó a la Argentina en 2012 para crear una marca propia con identidad argentina

Maydi volvió a la Ciudad de Buenos Aires con una gran experiencia en marcas de lujo internacionales y dispuesta a concretar su sueño. Tener su marca de ropa.

“Quise hacer algo propio y algo argentino. Empecé a investigar el tema de las fibras naturales, cuáles eran los los recursos con los que contábamos en nuestro país y ahí me entero que la Argentina es uno de los principales países exportadores de lana merino y que también somos el tercer país exportador de lana mohair y otras fibras como vicuña. Y ahí nació esta fascinación mía por las fibras”, relata.

Así que tomó contacto con los productores de lana y tejedores. “A fines de 2013 empecé a crear una colección de accesorios, que eran echarpes, cuellos y gorros. Y en febrero de 2014 se me presentó la oportunidad de ir a Milán a presentar mi colección y logré mi primera venta internacional con una de las mejores tiendas de de Milán que se llama Bifi. Me habían comprado 50 cuellos en baby alpaca y lana merino, algo que para mí fue una alegría inmensa”, destaca.

Con ese estímulo, amplió la colección. Y durante cada Semana de la Moda en París compartió espacio para mostrar los suyo con otros diseñadores, no argentinos, sino italianos, marcas amigas”, precisa. Después de la tienda milanesa, pasó a vender en Lyon y en 2017 llegó al mercado japonés con cinco puntos de venta.

En la primera orden japonesa le encargaron 130 prendas. Que se sumaban a los pedidos de otros puntos, por lo que se encontró con que no tenía estructura. “Pero lo logré, empecé a reclutar más personal para poder cumplir, cuenta sobre ese desafío que se le presentó y salió airosa.

Y agregó: “Empecé a ampliar y trabajar también con personas con jóvenes, de 28, 29 años. Lamentablemente se está perdiendo esta tradición ancestral del tejido. Hoy las chicas continúan trabajando conmigo y hoy por hoy, en 2023, tengo un equipo de 10 artesanos”, cuenta.

Dice la diseñadora que trabaja con los dos importadores más grandes de la moda de Japón, Marubeni e Itochu. Ellos importan y a su vez, cuentan con muchas marcas y tiendas que integran estos holdings.

Su sueño es tener su propia tienda en París. “Y por qué no en Tokio”, expresa. “Aspiro un poco grande”, dice riéndose. Y concluye: “Acá en Buenos Aires tengo mi tengo mi showroom en un departamento donde recibo a muchos clientes y sobre todo muchos turistas. Pero me encantaría de verdad tener el dinero en un futuro para poder tener una tienda en París, el lugar donde yo me formé profesionalmente y también es como mi segunda casa”.

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