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Mujeres de hoy

Cómo entrenar tu cerebro para mejorar la atención

Estás en una presentación y te sorprendes a los 20 minutos pensando en la lista de la compra; lees un mail y en cuanto has terminado tienes que releerlo porque no te has enterado; alguien te acaba de decir algo mientras trabajabas y has perdido el hilo… Es muy probable que hayas vivido alguna de estas situaciones, ya que son más comunes de lo que puedan parecer. La buena noticia es que se pueden remediar.

“La atención es la capacidad cognitiva que tenemos las personas de focalizarnos en un tema”
Define la doctora en Psicología Isabel Aranda, que añade que las tecnologías dificultan nuestra capacidad de atención hoy en día. “La inmediatez y la cantidad de información que recibimos influye en nuestra atención y concentración”.

Pero estos no son los únicos factores que condicionan nuestra forma de trabajar, existen muchos otros, que pueden diferenciarse en externos –ajenos a nosotros pero que nos afectan de alguna manera– e internos –que dependen de nuestra propia mente y forma de funcionar–.

El ruido ambiental o de conversaciones en las oficinas open space, del tráfico a través de las ventanas o las interrupciones son claros ejemplos que nos da Aranda de causas externas que pueden romper nuestra capacidad de atención. El mundo en general, y los espacios de trabajo en particular, están llenos de cosas que llaman nuestra atención y nos descentran. Si es tu caso, unos tapones o auriculares pueden ayudarte a mejorar la concentración.

Sin embargo, una de las mayores distracciones nos las proporcionan el mail y el teléfono, que acostumbramos a revisar varias veces por hora. Romper con este hábito y establecer controles fijos es útil para no interrumpir nuestras tareas constantemente. “Debemos ser conscientes de que todas estas interrupciones tienen consecuencias importantes para nuestro bienestar: elevan los niveles de estrés y repercuten en nuestra toma de decisiones porque hace que no evaluemos la información correctamente y esto también afecta a la calidad de nuestras relaciones”, explica la experta.

Aranda se refiere a lo que en psicología llaman “el vaso que rebosa”: con cada interrupción, email, ruido, o demás factores que influyan a aumentar nuestro estrés acumulamos tensión hasta explotar con una mala contestación o un desaire a un compañero. “Esto ocurre con mucha frecuencia en los espacios de trabajo porque estas circunstancias nos afectan mucho”, valora la psicóloga.

En lo que respecta a los factores internos los biorritmos son clave. “Las personas no tenemos la misma concentración o atención a lo largo de todo el día”, asegura Aranda. En este aspecto, cabe diferenciar entre alondras y búhos. “Alondras son las personas que tienen mayor capacidad de concentración durante la mañana porque sus niveles de glucosa en sangre, que es lo que alimenta al cerebro, son elevados a estas horas”, explica la experta. En el caso de los búhos el funcionamiento es el opuesto: a primera hora no se enteran de nada pero según va pasando el día van funcionando mejor.

El ruido ambiental o de conversaciones en las oficinas open space, del tráfico a través de las ventanas o las interrupciones son claros ejemplos que nos da Aranda de causas externas que pueden romper nuestra capacidad de atención. El mundo en general, y los espacios de trabajo en particular, están llenos de cosas que llaman nuestra atención y nos descentran. Si es tu caso, unos tapones o auriculares pueden ayudarte a mejorar la concentración.

Sin embargo, una de las mayores distracciones nos las proporcionan el mail y el teléfono, que acostumbramos a revisar varias veces por hora. Romper con este hábito y establecer controles fijos es útil para no interrumpir nuestras tareas constantemente. “Debemos ser conscientes de que todas estas interrupciones tienen consecuencias importantes para nuestro bienestar: elevan los niveles de estrés y repercuten en nuestra toma de decisiones porque hace que no evaluemos la información correctamente y esto también afecta a la calidad de nuestras relaciones”, explica la experta.

Aranda se refiere a lo que en psicología llaman “el vaso que rebosa”: con cada interrupción, email, ruido, o demás factores que influyan a aumentar nuestro estrés acumulamos tensión hasta explotar con una mala contestación o un desaire a un compañero. “Esto ocurre con mucha frecuencia en los espacios de trabajo porque estas circunstancias nos afectan mucho”, valora la psicóloga.

En lo que respecta a los factores internos los biorritmos son clave. “Las personas no tenemos la misma concentración o atención a lo largo de todo el día”, asegura Aranda. En este aspecto, cabe diferenciar entre alondras y búhos. “Alondras son las personas que tienen mayor capacidad de concentración durante la mañana porque sus niveles de glucosa en sangre, que es lo que alimenta al cerebro, son elevados a estas horas”, explica la experta. En el caso de los búhos el funcionamiento es el opuesto: a primera hora no se enteran de nada pero según va pasando el día van funcionando mejor.

“Atención y productividad van claramente vinculadas, por eso no tiene sentido hacer jornadas infinitas en las que según van pasando las horas la atención se encuentra muy por debajo de los mínimos necesarios para trabajar”, comenta la experta. “Nuestros biorritmos son tan importantes que en las negociaciones internacionales se eligen perfiles de negociadores alondras y búhos para tener todo el horario cubierto”, ejemplifica.

Para tratar de mejorar la regulación de la atención, la psicóloga apuesta por llevar a cabo cuidados psicofísicos y técnicas que nos ayuden a trabajar mejor. “Las prácticas de mindfulness que tienen que ver con la defusión, que es dejar pasar los pensamientos que entorpecen nuestra mente, y focalización, centrarnos en lo que tenemos delante”, apunta Aranda.

MINDFULNESS

Hay tres ejercicios básico que pueden ayudar a la optimización de nuestra atención. El primero es dividir la atención: “Es encontrar las diferencias entre varias opciones, por ejemplo ver qué diferencia hay entre dar una respuesta u otra cuando lees un mail o ver qué diferencia hay entre la luz que entra por una ventana y por otra”, señala la psicóloga.

“También está la atención sostenida, que trata de atender a dos estímulos a la vez. Si alguien nos habla podemos estar atentos a lo que nos dice y a la expresión de su rostro. Esto nos ayuda a buscar el equilibrio entre los dos estímulos”, añade Aranda. Y, en tercer lugar, la atención selectiva: “Podemos revisar lo que hemos hecho durante la jornada pero empezando por lo último, hasta lo primero, o contar al revés. Esto hace que focalicemos la atención”, completa.

RESPIRACIÓN

“La respiración también puede ayudarnos mucho, como técnica física, simplemente respirar de forma consciente nos ayuda a concentrarnos y prepararnos para lo que tenemos que hacer”, comenta la experta. Ella aplica la técnica de artes marciales 4x4 –cuentas cuatro mientras coges aire, cuatro mientras sostienes el aire, cuatro mientras lo sueltas y después cuatro sin aire.

ORGANIZACIÓN

“Las técnicas organización conductuales también son muy útiles para ser selectivos con lo que hacemos”, admite Aranda. La clásica lista de tareas siempre funciona. “Si eres alondra ten en cuenta que es mejor que Intentes resolver las tareas más elaboradas al principio de la mañana y no lo dejes para última hora”, recomienda la experta.

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