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Bacteria de la nieve: la aliada más poderosa contra el envejecimiento

Uno de los hallazgos científicos más revolucionarios de los últimos tiempos encuentra en este microorganismo la clave de la prevención del envejecimiento.

El envejecimiento es algo inevitable pero conforme pasa el tiempo, aunque con los años se fue investigando el tema y se han descubierto nuevos productos cosméticos que ayudan en gran medida a a reducir las consecuencias de la edad desde la aparición de los primeros signos visibles del envejecimiento.

Por estos días se dieron a conocer los avances científicos del profesor Miroslav Radman –genetista y biólogo molecular de fama internacional y fundador del Instituto Mediterráneo de Ciencias de la Vida (MedILS), en Split (Croacia)– quien lleva años trabajando al respecto.

Sus estudios señalan que la clave podría estar en el proteoma, que es el conjunto de proteínas del organismo. Él y su equipo, en colaboración con NAOS Aging Science, han dado un giro de 180 grados a la visión que se tenía sobre el envejecimiento y las enfermedades (que hasta el momento estaba centrada en el ADN) mientras que ahora pone el foco en las proteínas.

En este sentido, Radman señala que para vivir más y con más salud se requiere reforzar nuestra capacidad natural para proteger, reparar y limpiar las proteínas. O bien, crear sistemas artificiales de “respaldo” con alto riesgo de interferir con los naturales.

Esta sería la manera de evitar o ralentizar el envejecimiento, asegura el experto, cuyas investigaciones sobre la implicación del daño proteómico como causa de enfermedades relacionadas con el envejecimiento como Parkinson, Alzheimer o Charcot han abierto las estrategias de investigación más prometedoras en terapias contra el envejecimiento.

Cuál es la causa del envejecimiento: nuevo enfoque

Radman toma como punto de partida en sus investigaciones tratar de entender por qué y cómo envejecemos, estudiando los organismos más resistentes del mundo, que los hongos o las bacterias. Estos organismospueden sobrevivir y prosperar en condiciones extremas de temperatura, pH, salinidad o radiación, aunque su ADN esté altamente dañado.

Doctor Miroslav Radman. Foto: Google
Doctor Miroslav Radman. Foto: Google

Esta resistencia puede explicarse por una protección extremadamente eficaz del proteoma (y no del genoma) contra el daño oxidativo. “La supervivencia del organismo depende de la actividad de sus proteínas. Lo mismo ocurre con su envejecimiento. Si actuamos sobre las alteraciones del proteoma, que es la causa fundamental del envejecimiento químico, entonces es posible intervenir simultáneamente sobre cada una de sus consecuencias”, explica el investigador.

El paso del tiempo y las agresiones externas alteran el proteoma. Por ejemplo, generando la carbonilación, que es un daño irreversible ligado a la oxidación que provoca que las proteínas, ya no pueden desempeñar sus funciones biológicas, sino que deben reciclarse o eliminarse. A medida que envejecemos, el nivel de proteínas carboniladas aumenta considerablemente: hasta un 30 % de todas las proteínas del cuerpo, en particular en la piel.

El problema es que, con la edad, son más difíciles de eliminar y se acumulan en forma de agregados tóxicos que dificultan la fisiología celular y aceleran el envejecimiento. Esta alteración se traduce en la aparición de arrugas, en una tez apagada y menos uniforme y en una pérdida de pigmentación y de firmeza o densidad.

Bacteria de la nieve, la nueva "gladiadora" contra el envejecimiento

Si bien los antioxidantes tradicionales ayudan a proteger contra esto, no es específico para las proteínas, ya que requieren de un activo que sea tanto lipofílico como hidrofílico. En este sentido, los investigadores de NAOS (inspirándose en los trabajos del profesor Radman) descubrieron la bacteria Arthrobacter agilis –presente en los copos de nieve- tiene una asombrosa capacidad de supervivencia que le permite resistir tanto a la radiación UV como a las bajas temperaturas y también al estrés oxidativo.

La bacteria de la nieve es, hoy por hoy, la candidata más protectora para las células de la piel debido a su alto contenido en bacterioruberinas (pigmentos biológicos con propiedades biomiméticas de los sistemas de defensa naturales de la piel y protectores del proteoma particularmente) que tienen dos importantes propiedades:

  • Escudo físico protectora de la estructura funcional tridimensional de las proteínas,
  • Escudo antioxidante unido a proteínas que protege contra la carbonilación.
Este doble mecanismo de acción previene los daños irreversibles del proteoma cutáneo y permiten restablecer a largo plazo una mejor funcionalidad celular y tisular.

"Este nuevo enfoque constituye una protección de primer orden contra el envejecimiento cutáneo: al intervenir en una fase anterior de los mecanismos implicados en la longevidad celular, los efectos beneficiosos posteriores son visibles en todos los signos del envejecimiento", asegura Isabelle Benoit, miembro del comité científico de la NAOS.

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